A la orilla del mundo digital
Estamos pasando este tiempo de abducci¨®n de la pantalla. El mundo virtual fascinante que hay tras la pantalla crece cada d¨ªa y con ello nuestra dedicaci¨®n, afirma este catedr¨¢tico de la Carlos III
Estamos viviendo un tiempo m¨ªtico. Si prestamos atenci¨®n a la escena, que se nos presenta en cualquier momento y situaci¨®n, de personas de todas las edades absortas ante una pantalla, podr¨ªamos asociar estas palabras que parecer¨ªan escritas para el caso: "se abrasa por aquello que ve, y el mismo error que enga?a a sus ojos los incita". Tal es la fijaci¨®n de la gente a la pantalla, y el tiempo que pasa as¨ª. Porque lo que atrae de esta manera y con esta insistencia es algo virtual, que nos hace creer ?que es cuerpo lo que es agua?; ceros y unos que nos ofrecen la apariencia de un mundo que, si lo intent¨¢ramos apresar, se nos escapar¨ªa como el agua entre los dedos.
Y es que "lo que buscas no est¨¢ en ning¨²n lugar". Una advertencia muy sabia para entender el espacio que hay detr¨¢s de la pantalla; un espacio que, a diferencia del que tenemos de este lado, en el que estamos, no tiene lugares. La Red es un espacio sin lugares, sin distancias.
Es m¨¢s, solo se manifiesta cuando t¨² lo invocas, cuando te pones delante de la pantalla, pero ?lo que deseas lo perder¨¢s al apartarte. Esa que ves es una imagen reflejada. Por s¨ª misma no es nada; contigo ha venido y se queda?, hasta que un roce de tus dedos en esa superficie¡ de agua, o si te apartas, la devuelve a su ¡°realidad¡±: una nube de ristras de ceros y unos agitadas en un espacio sin lugares. Y concluye la apariencia.
Lo que buscas no est¨¢ en ning¨²n lugar". Una advertencia muy sabia para entender el espacio que hay detr¨¢s de la pantalla; un espacio que, a diferencia del que tenemos de este lado, en el que estamos, no tiene lugares. La Red es un espacio sin lugares, sin distancias".
Un mundo virtual, como el digital, es contiguo al mundo real, confina tan estrechamente con nuestro mundo cotidiano que se crea una dualidad, y se traspasa continuamente la frontera imperceptible en un sentido y otro. Y as¨ª actuamos con las pantallas, siempre junto a nosotros, mir¨¢ndolas fijamente o levantando la vista para volver, por poco tiempo, a nuestro entorno. Cuando se ven unos dedos rozando la superficie de la pantalla ¡ªde una tableta o de un smartphone¡ª, que se ofrece como una fina l¨¢mina de agua, parece que estas palabras, como las anteriores, se escribieron hoy para esta sociedad y no hace dos mil a?os: ?Y lo que m¨¢s me duele es que no nos separan mares inmensos, ni distancias, ni monta?as, ni murallas con puertas cerradas: un poco de agua nos impide acercarnos?.
Esta atracci¨®n lleva tambi¨¦n a quienes abducidos por lo que est¨¢ al otro lado de esa l¨¢mina exclaman: "?Ojal¨¢ pudiera separarme de mi cuerpo...!" Y se ponen unas gafas de realidad virtual.
Todas estas palabras, que encajan tan bien en el escenario que el mundo digital ha creado, proceden de Metamorfosis, obra escrita por Ovidio y en la que recrea mitos como el de Narciso ante el espejo del agua cristalina de la fuente. Desprecia el cuerpo real de la ninfa Eco, y se consume por esa fijaci¨®n en una imagen virtual.
Estamos pasando este tiempo de abducci¨®n de la pantalla. El mundo virtual fascinante que hay tras la pantalla crece cada d¨ªa y con ello nuestra dedicaci¨®n. La pantalla nos sit¨²a a la orilla del espacio digital, nada m¨¢s, pero suficiente para que nos inclinemos y nos quedemos prendados de lo que en ella se refleja.
No nos debe confundir esta primera manifestaci¨®n de la virtualidad digital, y creer que nos lleva sin remedio a un mundo de apariencias especulares y que nos aleja de lo que tiene cuerpo. Virtual es tambi¨¦n potencia, capacidad de hacer realidad lo posible. Y esta segunda acepci¨®n es la que anuncia transformaciones impensables en nuestro estado actual, produciendo una realidad muy distinta a la que ahora concebimos.
El mundo digital ya no est¨¢ tras el espejo de una pantalla, penetra en los objetos¡ªgrandes, peque?os, sencillos, sofisticados¡ª , y los posee. Ya dejan de estar sueltos o amontonados, se combinan y recombinan, alcanzan otra entidad y adquieren unos comportamientos, unas prestaciones imposibles si estuvieran aislados. Es el fen¨®meno que llamamos por el momento internet de las cosas. ?Qu¨¦ surgir¨¢ de estos incontables objetos pose¨ªdos e interrelacionados.?
A la vez la virtualidad toma cuerpo y se hacen avatares de ella con la impresi¨®n 3D (una denominaci¨®n no muy satisfactoria). Y cada vez habitar¨¢n entre nosotros m¨¢s objetos, de todo tipo y funci¨®n, que son la materializaci¨®n de lo virtual, que est¨¢n en potencia y se concretan en algo singular.
?Qu¨¦ realidad se ir¨¢ imponiendo a partir de la virtualidad en la que ahora estamos a la orilla y, por ello, creyendo que es solo una apariencia especular de nuestra realidad?
Antonio Rodr¨ªguez de las Heras es catedr¨¢tico Universidad Carlos III de Madrid
La vida en digital es un escenario imaginado que sirva para la reflexi¨®n, no es una predicci¨®n. Por ¨¦l se mueven los alefitas, seres prot¨¦ticos, en conexi¨®n continua con el Aleph digital, pues la Red es una fenomenal contracci¨®n del espacio y del tiempo, como el Aleph borgiano, y no una malla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.