La lucha contra la tiran¨ªa de los algoritmos
El estudio de tendencias digitales de Fjord para 2018 revela que, durante este a?o, habr¨¢ cada vez m¨¢s empresas que pongan estos programas inform¨¢ticos en favor de los consumidores y no de las compa?¨ªas
Quien tiene un algoritmo tiene un tesoro. Estas f¨®rmulas han transformado la revoluci¨®n de internetde tal forma que se han convertido en los reyes indiscutibles del ciberespacio. Determinan desde los amigos que te sugiere Facebook hasta las b¨²squedas de Google pasando por cu¨¢les son los productos que m¨¢s te convienen. En definitiva, determinan el entorno en el que te desenvuelves en la red. Si antes los usuarios descubr¨ªan el contenido a trav¨¦s de un men¨² o un navegador, ahora son los ellos los que deciden qu¨¦ vamos a ver en nuestras pantallas. Ya no tenemos acceso a un cat¨¢logo abierto de opciones, sino a un contenido establecido por un c¨®digo determinado.
El resultado de la tiran¨ªa de los algoritmos que sufrimos los usuarios se traduce en que los mayores beneficiarios de este orden establecido son las propias marcas. Han impuesto en el sistema este modus operandi y la lucha por revertirlo tiene visos de comenzar este mismo a?o. El estudio de tendencias digitales de Fjord para 2018 asegura que cada vez habr¨¢ m¨¢s compa?¨ªas que coloquen el acento de los programas inform¨¢ticos en beneficio de los consumidores y no de las organizaciones. O eso dice H¨¦ctor Ibarra, director de Flord en Espa?a. Cree que falta transparencia para que los usuarios noten este cambio, pero tambii¨¦n que cada vez hay m¨¢s proyectos que tienen esta vocaci¨®n transformadora. Pese a la preponderancia de este tipo de programaci¨®n en la red, Israel Olalla, de Google, no duda en afirmar que es un elemento demasiado novedoso como para determinar el rumbo que pueda tomar definitivamente. Como ya ocurriera en el sector del autom¨®vil, hace 15 a?os todo giraba en torno a la seguridad y se ha visto sobrepasada por la inteligencia artificial. ¡°Nos queda bastante recorrido y saber si la idea ser¨¢ pegarse a las marcas o a los usuarios. Las que suelen funcionar son las que van de la mano de lo que quiere la gente. Si haces cosas en contra de los consumidores, ir¨¢ en tu contra en el largo plazo¡±, argumenta. Los algoritmos no solo influyen en los productos que consumimos, sino tambi¨¦n en la imagen que percibimos del mundo.
En Estados Unidos, una universidad llev¨® a cabo un experimento en el cogieron los tel¨¦fonos de varias personas con perfiles pol¨ªticos distintos para saber qu¨¦ informaci¨®n recib¨ªan de las revueltas en Estambul. ¡°La conclusi¨®n fue reveladora: cada uno ten¨ªa una realidad diferente en su smartphone. Somos dependientes de un algoritmo y este determina lo que consumimos. Hemos suplantado al editor de un peri¨®dico por un concepto matem¨¢tico¡±, razona Ibarra. Las cr¨ªticas a este funcionamiento de internet se han ido generalizando poco a poco. Una de las voces m¨¢s combativas contra la utilizaci¨®n extensiva de las f¨®rmulas es la de Cathy O¡¯Neil, cient¨ªfica especializada en datos inform¨¢ticos y autora del libro Armas matem¨¢ticas de destrucci¨®n. ¡°Los algoritmos no son necesariamente equitativos, puesto que es la persona quien los crea y quien define su funcionamiento y sus resultados¡±, afirma.
Otra de las afirmaciones de las que huye O¡¯Neil es la de quienes defienden su forma de trabajo como una manera de objetivar los resultados. Para ella, como razonaba en una charla TED, no se puede tener una confianza ciega en esta pr¨¢ctica y hay que revisar c¨®mo los construimos para hacerlos mejor. En un intento por revertir qui¨¦n tiene el poder de los algoritmos, Joshua Browder, fundador de DoNotPay, est¨¢ intentado a trav¨¦s de esta tecnolog¨ªa que los refugiados que llegan a Estados Unidos puedan quedarse legalmente y no sean repatriados a sus pa¨ªses de origen. Utiliza el chatbot para proveer de toda la informaci¨®n que precisan los inmigrantes y, as¨ª, ayudarles con el papeleo jur¨ªdico que pude determinar su estancia en suelo norteamericano. ¡°Entre todos tenemos que empezar a fomentar la serendipia y ponerla al servicio de la programaci¨®n. Dar oportunidades nuevas a los usuarios.
Si en mi timeline solo veo los de siempre, buscar¨¦ experiencias e ideas nuevas¡±, se?ala Olalla. La batalla no se disputa exclusivamente en el terreno de cambiar el sentido de qui¨¦n se beneficia de los programas inform¨¢ticos. Como detalla el informe de Fjord, las empresas tambi¨¦n han de adaptarse a la evoluci¨®n de los algoritmos. Cada vez resulta m¨¢s complicado aparecer en las b¨²squedas o en las recomendaciones del comercio electr¨®nico. Para lograrlo, las compa?¨ªas tienen que pensar en c¨®mo conseguir que un asistente de voz en casa, como Alexa, lo priorice o, incluso, de qu¨¦ forma llegar hasta las pantallas de navegaci¨®n de un coche. Independientemente de las estrategias que empleen las organizaciones, el resultado final es que internet se mueve por algoritmosy la lucha contra su esclavitud, con un desenlace por escribir, acaba de comenzar.
Impacto
El impacto de los algoritmos en la era de internet es indiscutible. Uno de los terrenos donde m¨¢s fuertes se han hecho es el de las redes sociales. Instagram, por ejemplo, decidi¨® pocos meses atr¨¢s priorizar en el timeline de cada usuario aquellas publicaciones a las que, habitualmente, les dieran un like. La consecuencia: la invisibilidad de un sinf¨ªn de contenidos que, anteriormente, aparec¨ªan en el chorro de im¨¢genes. Facebook tambi¨¦n ha decidido cambiar su patr¨®n de visualizaci¨®n del muro para que, partir de ahora, sean los contenidos de los familiares y amigos los que tengan m¨¢s peso en comparaci¨®n con los de los medios de comunicaci¨®n. Seg¨²n la compa?¨ªa fundada por Marck Zuckerberg, este cambio se debe a que desean aportar mayor valor a sus usuarios y fomentar la comunidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.