?Es internet un lujo o una necesidad b¨¢sica?
Unas cosas sirven para sobrevivir, y otras, para disfrutar y dar sentido a la vida. Y, por eso, internet es una necesidad y un lujo (no necesariamente caro)
Dice Tim Berners Lee, uno de los padres de internet (inventor de la WWW), en un art¨ªculo publicado esta semana que "este a?o marca un hito en la historia de la web: cruzaremos un punto de inflexi¨®n y m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial estar¨¢ conectada". Se pregunta: "?C¨®mo hacemos para que la otra mitad del mundo pueda acceder a la web?". Y contin¨²a: "La brecha entre las personas que tienen acceso a internet y las que no lo tienen est¨¢ aumentando las desigualdades ya existentes, desigualdades que plantean una grave amenaza mundial... Hoy en d¨ªa estar desconectado significa ser excluido de oportunidades para aprender y ganarse el sustento, de acceder a servicios valiosos y de participar en el debate democr¨¢tico".
Pero una cosa es la teor¨ªa y otra, la pr¨¢ctica: "En 2016, las Naciones Unidas declararon que el acceso a internet es un derecho humano, como lo son tambi¨¦n el agua potable, la electricidad, la vivienda y los alimentos. Pero este derecho b¨¢sico seguir¨¢ siendo denegado a miles de millones de personas hasta que el acceso a internet sea asequible para todos".
"Recientemente la ONU adopt¨® el umbral de asequibilidad propuesto por la Alianza por un Internet Asequible: 1 GB de banda ancha m¨®vil por menos del 2% del ingreso promedio mensual. La realidad sin embargo es que todav¨ªa estamos muy lejos de alcanzar este objetivo (en algunos pa¨ªses el coste de 1GB de banda ancha m¨®vil todav¨ªa est¨¢ por encima del 20% del ingreso promedio mensual)".
Y concluye: "Debemos apoyar pol¨ªticas y modelos de negocio que mejoren las condiciones de acceso de los grupos m¨¢s desfavorecidos, a trav¨¦s de soluciones como las redes comunitarias y las iniciativas de acceso WIFI p¨²blico". Aparte de "asegurarnos de que (todos) puedan aprovechar el poder de esta herramienta, mediante la ense?anza de habilidades digitales".
- El sector del lujo
Por otra parte, el mismo d¨ªa se publicaba que el C¨ªrculo Fortuny, la asociaci¨®n espa?ola representante de las empresas e industrias de alta gama espa?olas, ha pedido a la Real Academia Espa?ola (RAE) que modifique la definici¨®n de la palabra lujo, ya que la que existe es bastante negativa, como "algo reservado a los ricos y que, de alguna manera, es ocioso y no sirve para nada".
En efecto, el diccionario de la RAE da estas tres acepciones de la palabra 'lujo': 1. "Demas¨ªa en el adorno, en la pompa y en el regalo". 2. "Abundancia de cosas no necesarias". Y 3. "Todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo". Siendo esta ¨²ltima la que m¨¢s asocia el lujo con algo caro. E incluy¨¦ndose tambi¨¦n la expresi¨®n lujo asi¨¢tico como lujo extremado.
Dice Carlos Falc¨®, marqu¨¦s de Gri?¨®n y presidente del C¨ªrculo Fortuny, que cree que cabe una definici¨®n mejor. Y que la palabra lujo deber¨ªa estar relacionada con "algo singular, donde participe la emoci¨®n, que busque de alguna manera la cultura y que d¨¦ la sensaci¨®n de que sea algo irrepetible". El lujo tiene que ver con una experiencia'exclusiva.
A su vez, el concepto de lujo tiene mucho que ver, por contraposici¨®n, con el de necesidad y utilidad, en el sentido de lo que es b¨¢sico para la supervivencia. Y, por eso, en ¨¦pocas de austeridad siempre se empieza por recortar los lujos, entendidos como los gastos innecesarios o superfluos. Son sin¨®nimos de lujo: abundancia, ostentaci¨®n y riqueza. Y ant¨®nimos: escasez, modestia y pobreza.
- ?Cu¨¢nto cuesta y cu¨¢nto vale internet?
Cuando alguien habla del coste de internet se suele referir, como hemos visto en el art¨ªculo de Tim Berners Lee, a las tarifas de conexi¨®n de las operadoras de telecomunicaciones o de los proveedores de acceso a internet. Pero, adem¨¢s, hay que tener en cuenta el coste de los dispositivos desde los que se conecta y, asimismo, los servicios y contenidos de pago que utiliza en internet.
En este sentido, seg¨²n el tipo de conexi¨®n que contratemos (b¨¢sica o paquete: telefon¨ªa fija, m¨®vil, datos y TV), los dispositivos que compremos? (ordenadores, smart TV, consolas, tabletas, y, sobre todo, m¨®viles; b¨¢sicos o de alta gama) y los servicios y contenidos que usemos (gratuitos o de pago), internet puede llegar a convertirse en un lujo, al que dedicamos una gran parte de nuestros recursos.
Basta echar una mirada a la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnolog¨ªas de informaci¨®n y comunicaci¨®n en los hogares del INE, para comprobar que la evoluci¨®n, tanto del equipamiento como de su uso, no ha hecho m¨¢s que crecer. Asimismo, viendo la ¨²ltima Oleada del Panel Hogares del ONTSI, podemos ver que el gasto TIC medio en los hogares espa?oles se incrementa a?o a a?o.
Pero las cosas no son baratas o caras solo por el precio que pagamos por ellas, sino, sobre todo, por el valor que obtenemos de ellas. En t¨¦rminos de utilidad, como una herramienta necesaria para nuestro trabajo, que nos permite obtener retornos econ¨®micos, y tambi¨¦n en t¨¦rminos de retornos personales y sociales: de formaci¨®n y de informaci¨®n, de entretenimiento y de satisfacci¨®n.
Por eso hay que garantizar el acceso a internet como un derecho fundamental, no solo porque sea importante para cubrir las necesidades b¨¢sicas del cuerpo, sino tambi¨¦n porque es importante para alimentar las aspiraciones del alma. Unas cosas sirven para sobrevivir, y otras, para disfrutar y dar sentido a la vida. Y, por eso, internet es una necesidad y un lujo (no necesariamente caro).
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