Los robots se rebelan (por nuestro bien)
Hawking y Musk alertaron contra la tiran¨ªa de las m¨¢quinas. Asimov ten¨ªa otra visi¨®n menos catastrofista ya en 1941
En Raz¨®n, uno de los cuentos m¨¢s deliciosos de Isaac Asimov, escrito en 1941, un robot inteligente empleado en una estaci¨®n espacial cercana al Sol construye su propio relato sobre su existencia. ¡°No cree que lo hayamos fabricado ni que la Tierra exista ni que haya un espacio estrellado¡±, se alarman los astronautas. Cutie, as¨ª se llama, se convence de que el transformador de la nave, que es el centro de su misi¨®n, es un dios. ¡°El Se?or cre¨® al principio el tipo m¨¢s bajo, los humanos, formados m¨¢s f¨¢cilmente. Poco a poco fue reemplaz¨¢ndolos por robots, el siguiente paso, y finalmente me cre¨® a m¨ª, para ocupar el sitio de los ¨²ltimos humanos¡±, les dice. ¡°Vuestras mentes son demasiado vulgares para comprender la Verdad absoluta¡±. Por suerte, desde su nueva fe, Cutie sigue cumpliendo su trabajo a la perfecci¨®n. Que crea lo que quiera.
Vaya, as¨ª que la inteligencia artificial imita al humano tambi¨¦n en su tendencia al pensamiento m¨¢gico. Asimov incluy¨® este relato en Yo, robot (1950), donde anticipaba los conflictos que traer¨ªa en el a?o 2058 la inteligencia artificial. No ha hecho falta un lapso tan largo: estamos ah¨ª 40 a?os antes de lo predicho. Y a algunos les da miedo. Stephen Hawking y Elon Musk, dos de los iconos populares de la ciencia y la tecnolog¨ªa de nuestro tiempo, expresaron sus temores abiertamente. Ante este asunto, el f¨ªsico fallecido se pon¨ªa apocal¨ªptico. ¡°El desarrollo de la inteligencia artificial podr¨ªa significar el fin de la especie humana¡±, dec¨ªa. Musk, el due?o de Tesla y SpaceX, no es menos alarmista: ¡°Llevo tiempo dando la voz de alarma, pero parece que solo actuaremos cuando veamos robots matando a gente por las calles¡±.
?Robots matando por las calles? Hay visiones m¨¢s optimistas. La mayor¨ªa de expertos no espera ver robots tentados de convertirse en tiranos, sino multitud de ingenios especializados, capaces de aprender para resolver tareas concretas. ¡°Deber¨ªamos dejar de describir estas modernas maravillas como protohumanos y aceptarlas por lo que realmente son, herramientas para lograr un futuro m¨¢s pr¨®spero y confortable¡±, en palabras de Jerry Kaplan, profesor de Stanford.
Asimov replicar¨ªa a los catastrofistas como uno de sus personajes: ¡°Guarda usted un prejuicio contra los robots completamente irrazonable¡±. Pero Yo, robot acaba en una reflexi¨®n inquietante: ¡°?C¨®mo sabemos qu¨¦ es lo que consolidar¨¢ el bien final de la humanidad? No tenemos a nuestra disposici¨®n los infinitos factores que la m¨¢quina tiene a la suya¡±. Mejor que ella tome el control, ¡°preferiblemente sin dec¨ªrnoslo, ya que en nuestros ignorantes prejuicios lucharemos contra todo cambio¡±.
Si alguna vez los robots se rebelan contra nosotros, ser¨¢ por nuestro bien. Si es que acert¨® Asimov y no Hawking.
¡°Deber¨ªamos dejar de describir estas modernas maravillas como protohumanos y aceptarlas por lo que realmente son, herramientas para lograr un futuro m¨¢s pr¨®spero y confortable¡±. Jerry Kaplan, profesor de Stanford
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