Internet de las cosas, una tecnolog¨ªa asequible para un futuro conectado
Conectar todos nuestros objetos no tiene por qu¨¦ suponer una elevada inversi¨®n y, por tanto, un coste elevado para consumidores finales, desarrolladores y empresas.
Hoy celebramos el D¨ªa Mundial de Internet, una tecnolog¨ªa que nos ha permitido estar m¨¢s conectados que nunca, y que ha requerido grandes esfuerzos e inversiones para hacerla posible. No obstante, como otros tantos avances que hoy son tan esenciales como ubicuos, damos su disponibilidad por descontada, y en muchas ocasiones olvidamos su coste. Con el auge del Internet de las Cosas (IoT), la informaci¨®n de la que disponemos se incrementar¨¢ exponencialmente y, seg¨²n parece, tambi¨¦n los recursos que deberemos invertir para disfrutar de sus beneficios.
Gartner prev¨¦ que el volumen de objetos conectados supere los 20.000 millones en 2020, unas cuatro veces m¨¢s de los existentes en los ¨²ltimos a?os. Asimismo, IDC calcula que la inversi¨®n en IoT alcanzar¨¢ los 772.000 millones este a?o a nivel global. ?Estaremos preparados para gestionar el volumen de informaci¨®n que supone? ?Ser¨¢n suficientes las infraestructuras actuales para procesarlos de manera eficiente con los recursos de los que disponemos?
Supongamos que una empresa quiere localizar su flota de camiones, o ser avisada cuando tiene que reparar una m¨¢quina de caf¨¦ en funci¨®n de su utilizaci¨®n, dos ejemplos cotidianos de los posibles usos del IoT. Tradicionalmente, muchas soluciones a estos problemas se han basado en la transmisi¨®n de la informaci¨®n a trav¨¦s de las antenas de telefon¨ªa m¨®vil que desde hace a?os son tan comunes en nuestras ciudades. En este modelo, los sensores (que, siguiendo el ejemplo, estar¨ªan localizados en un cami¨®n o en una m¨¢quina de caf¨¦) disponen de una tarjeta SIM que trasmite la informaci¨®n deseada a las antenas de telefon¨ªa. En otras palabras y estableciendo una analog¨ªa, este tipo de soluciones tratan a los dispositivos IoT como smartphones.
En este sentido, nuestras capacidades como consumidores de servicios de telefon¨ªa han aumentado mucho en los ¨²ltimos a?os: a diario, enviamos y recibimos v¨ªdeos de varios gigabytes, navegamos por p¨¢ginas din¨¢micas, m¨¢s exigentes que las habituales a principios de esta d¨¦cada, consultamos decenas de correos o incluso nos comunicamos por videoconferencias. Esto, hace diez a?os era mucho m¨¢s complicado y en algunos casos impensable. Sin embargo, las necesidades de muchos de los dispositivos utilizados en el IoT son m¨¢s reducidas porque su funci¨®n es muy concreta.
En muchos casos, para por ejemplo medir la temperatura, la humedad ambiente o localizar un paquete (ejemplos de uso cl¨¢sicos en la industria), es m¨¢s que suficiente con una conexi¨®n GPRS, que hace unos a?os era el est¨¢ndar en telecomunicaciones y, al fin y al cabo, una tecnolog¨ªa de radio, suficiente para realizar llamadas o enviar peque?os mensajes compatibles con anchos de banda m¨¢s reducidos.
Las redes 3G y 4G han supuesto inversiones de miles de millones solo en Espa?a. Si tuvieran que desplegarse de nuevo para hacer frente al ecosistema IoT, estar¨ªamos ante un despilfarro de recursos similar al que experimentar¨ªamos si, por ejemplo, construy¨¦ramos autov¨ªas en vez de calles en una ciudad peque?a.
Si aplicamos un enfoque distinto, por ejemplo basado en las comunicaciones GPRS en lugar de readaptar o reconvertir costosas redes de telefon¨ªa, el Internet de las Cosas no tiene por qu¨¦ ser caro. Y m¨¢s all¨¢ de la eficiencia y ahorro de costes, esto permitir¨ªa, por ejemplo, conectar objetos en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo con recursos limitados. Adem¨¢s, una conectividad IoT m¨¢s ligera y adaptada tambi¨¦n supone un menor consumo energ¨¦tico, y una menor necesidad de recambio y mantenimiento de bater¨ªas de los dispositivos y sensores.
Conectar todos nuestros objetos no tiene por qu¨¦ suponer una elevada inversi¨®n y, por tanto, un coste elevado para consumidores finales, desarrolladores y empresas. La clave para hacer posible el internet de las cosas de manera global est¨¢ en reinventar la manera en la que estamos conectados, ofreciendo soluciones adaptadas a este nuevo est¨¢ndar que, sin duda, cada vez ser¨¢ m¨¢s com¨²n, utilizado y ¨²til, especialmente si lo desplegamos de manera eficiente.
Rebecca Crowe es directora de Sigfox en Espa?a
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