¡°Las humanidades nos salvar¨¢n de perder el empleo¡±, dice este experto
El inversor de Silicon Valley Scott Hartley tiene un mensaje: solo cuando internalicemos que la contraposici¨®n entre ciencias sociales y tecnolog¨ªa es falsa, lograremos desarrollos que mejoren esencialmente nuestras vidas
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Muchos creen que Silicon Valley es un jard¨ªn amurallado lleno de desertores y desarrolladores de software, y que la tecnolog¨ªa es un monolito compuesto solo por inform¨¢ticos. Aclamamos al ¡®t¨¦cnico¡¯ mientras denigramos a aquellos con habilidades blandas. Los inversores a menudo bromean con que las artes liberales son in¨²tiles. Pero tanto ellos como los periodistas pasan por alto la compleja realidad de la tecnolog¨ªa¡±, escribe el inversor Scott Hartley.
Lo sabe con conocimiento de causa, ya que ha pasado la mayor parte de su vida en el Valle del Silicio, y ha trabajado para compa?¨ªas como Google o Facebook, y tambi¨¦n como inversor. Pero Hartley, licenciado en Ciencias Pol¨ªticas y experto en econom¨ªa internacional y negocios, tambi¨¦n ha pasado por el Centro Berkman de Harvard para Internet y la Sociedad, y form¨® parte del programa de Innovaci¨®n Presidencial de la Casa Blanca.
Su visi¨®n y las personas que ha conocido a lo largo de su vida profesional le llevaron a escribir un libro para contar algo que a ¨¦l le parece una obviedad pero que cree que se est¨¢ pasando por alto: la ¡°falsa oposici¨®n entre humanidades y tecnolog¨ªa¡±, y la necesidad de reivindicar las primeras como base esencial para el desarrollo tecnol¨®gico. Es lo que hace en The fuzzy and the techie, seleccionado como libro del mes por Financial Times en 2017. Le entrevistamos a nuestro paso por Nueva York (EE.UU) para hablar sobre algo m¨¢s que sobre su libro.
- Derribando mitos
¡°Al contrario de lo que la gente piensa, Silicon Valley es tan fuzzy como techie¡±, dice Hartley. Fuzzies es como se llama coloquialmente a los estudiantes de humanidades y ciencias sociales en la Universidad de Stanford (EE.UU), donde ¨¦l estudi¨®. Los techies son los alumnos de carreras STEM o CTIM (Ciencia, Tecnolog¨ªa, Ingenier¨ªa y Matem¨¢ticas). ¡°Sin una mirada profunda que considere los problemas m¨¢s profundos que afronta el mundo y sin curiosidad, la tecnolog¨ªa carece de aplicaci¨®n; lo que esta promete es mejorar nuestra vida¡±, sostiene.
Asegura que los fuzzies no son solo l¨ªderes empresariales en ventas o marketing sino cofundadores de empresas tecnol¨®gicas, y quienes impulsan en ellas la innovaci¨®n y lideran el desarrollo de productos. Y da algunos ejemplos: Susan Wojcicki, directora ejecutiva de YouTube, es historiadora. La exdirectora ejecutiva de Hewlett Packard, Carly Fiorina, estudi¨® Historia Medieval. Sheryl Sandberg, directora operativa de Facebook, estudi¨® Econom¨ªa. Peter Thiel, cofundador de PayPal; Stewart Butterfield, cofundador de Flickr y Slack, y Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, se licenciaron en filosof¨ªa. Ben Silbermann, cofundador de Pinterest, estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas, mientras que Parker Harris, cofundador de Salesforce, estudi¨® Literatura Inglesa.
En cuanto a la ejemplos de aplicaci¨®n de las humanidades en el desarrollo de tecnolog¨ªa, el autor cita a Melissa Cefkin, una antrop¨®loga que trabaja para Nissan con la misi¨®n de establecer la forma en la que desarrollar sistemas de conducci¨®n aut¨®noma socialmente aceptable, bajo la consideraci¨®n de los veh¨ªculos aut¨®nomos como agentes interactivos en el mundo. O a Jessica Carbino, que ejerci¨® como soci¨®loga y analista de big data de Tinder, donde escudri?aba los miles de millones de vistas de perfil desde su perspectiva sociol¨®gica.
En ¨¢mbitos como la danza, Hartley destaca la aportaci¨®n de la bailarina y core¨®grafa Catie Cuan, que trabaja actualmente en el Laboratorio de Rob¨®tica, Automatizaci¨®n y Danza (RAD Lab) de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign (EE.UU). Tambi¨¦n ha obtenido una residencia tanto en el programa TED de innovaci¨®n como en el de ThoughtWorks Arts por su trabajo en la intersecci¨®n entre rob¨®tica y danza, y pronto iniciar¨¢ sus estudios de Ingenier¨ªa Mec¨¢nica en la Universidad de Stanford. Su misi¨®n: ense?ar movimientos gr¨¢ciles, elegantes, a los robots para facilitar la interacci¨®n con los humanos y generar confianza.
El inversor, nos obstante, cree que queda un largo camino por recorrer antes de que lograr desarrollar en los robots la capacidad de ser emp¨¢ticos o de ejercer trabajos eminentemente humanos como los de los cuidadores. S¨ª defiende su utilidad actual en ciertos casos que implican tareas rutinarias que s¨ª pueden automatizarse y complementar el trabajo de las personas.
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- Garantizar el trabajo
Hartley apunta otro motivo adicional por el cual, en medio de la supremac¨ªa tecnol¨®gica y de lo t¨¦cnico, se deber¨ªa poner el foco en las humanidades y en las ciencias sociales: ¡°Las barreras de entrada para adquirir un dominio b¨¢sico de las herramientas tecnol¨®gicas han bajado considerablemente gracias, entre otras cosas, a plataformas de educaci¨®n online -en muchos casos gratuitas- como Coursera, Udacity o Codecademy¡±. El fundador de esta ¨²ltima, por cierto, estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas.
Esta democratizaci¨®n del acceso a formaci¨®n t¨¦cnica junto con el desarrollo de m¨¢quinas capaces de programar por s¨ª solas y desarrollar tecnolog¨ªas inteligentes hace que expertos como Hartley planteen lo err¨®neo de pretender que todo el mundo se convierta en programador. La hip¨®tesis es que la demanda de esta profesi¨®n -ahora en auge- podr¨ªa caer considerablemente a medio o largo plazo, y ser¨¢n las artes liberales las que garantizar¨¢n un trabajo, o una forma de ganarse la vida.
Por otra parte, se aprecia una necesidad creciente de perfiles relacionados con la filolog¨ªa y la ling¨¹¨ªstica o con la filosof¨ªa como parte de los equipos de desarrollo tecnol¨®gico. Por citar dos ejemplos claros: Amazon y Google, para cuyos desarrollos de asistentes basados en voz es imprescindible la comprensi¨®n y el an¨¢lisis del lenguaje natural y del discurso, y su reproducci¨®n en la interacci¨®n humana.
Pero ese no es el ¨²nico motivo. Lo que subyace aqu¨ª es la necesidad de contar con personas que hagan las preguntas adecuadas. ¡°Nos movemos hacia un mundo en el que la sintaxis de los c¨®digos se acerca al ingl¨¦s, y el lenguaje de programaci¨®n de mayor orden ser¨¢ alg¨²n d¨ªa el lenguaje natural. Lo que esto significa es que necesitamos interrogadores inteligentes, personas que puedan estructurar el pensamiento¡±, sostiene Hartley. ¡°Como dijo Voltaire: ¡®Juzgue a un hombre por sus preguntas y no por sus respuestas¡¯¡±.
- Discriminaci¨®n tecnol¨®gica
En cuanto a la necesidad de perfiles provenientes del mundo de la filosof¨ªa, Hartley subraya la importancia de este aspecto para dotar de ¨¦tica a las m¨¢quinas y algoritmos que gobiernan e influyen directa e indirectamente en buena parte de nuestras vidas. Personas que se pregunten c¨®mo de sesgada est¨¢ la informaci¨®n que usan estos sistemas para obtener sus resultados e incluso para tomar decisiones. Que ayuden a dilucidar c¨®mo atenuar el sesgo que a menudo pasa desapercibido.
¡°Consideramos que crear veh¨ªculos autoconducidos es un desaf¨ªo t¨¦cnico. Sin embargo, lo crucial son los aspectos ¨¦ticos y morales de c¨®mo circular e interactuar en uno de estos autom¨®viles un entorno urbano y cu¨¢les deben ser sus prioridades (a qui¨¦n salvar en caso de accidente inevitable, por ejemplo). La situaci¨®n se complica m¨¢s a¨²n, especialmente para los fabricantes, teniendo en cuenta que moral y ¨¦tica est¨¢n ligadas a la cultura, y son dif¨ªcilmente universalizables. ¡°Lo correcto en Nueva York y puede diferir mucho de lo correcto en Tokio, ?c¨®mo diablos codificas esas diferencias en la programaci¨®n del autom¨®vil?¡±, cuestiona el autor.
Discriminaci¨®n
Hartley cita a Cathy O'Neil, autora deArmas de destrucci¨®n matem¨¢tica. C¨®mo el 'big data' aumenta la desigualdad y amenaza la democracia, que expone las diversas formas en que los algoritmos pueden perpetuar la discriminaci¨®n. Su conclusi¨®n: que los errores en la recopilaci¨®n e interpretaci¨®n de datos deben corregirse mediante an¨¢lisis humano, y que los mejores cualificados para esta tarea provienen del ¨¢mbito de las humanidades y de las ciencias sociales.
"Cada decisi¨®n que tomas es un acto de dise?o, al elegir expl¨ªcitamente qu¨¦ incluir y qu¨¦ excluir cuando est¨¢s construyendo un modelo. Estas son fundamentalmente elecciones morales, y son los fuzzies quienes mejor capacitados est¨¢n para observar la intersecci¨®n de todos estos problemas diferentes y proporcionar una respuesta solvente", concluye. De ello, entre otras cosas, hablar¨¢ Hartley en su visita a Espa?a para participar el 22 de septiembre en el Hay Festival en Segovia.
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