La f¨¢brica en la que los robots bailan
Visitamos la f¨¢brica de Volkswagen en Navarra, donde artilugios enormes de movimientos perfectos se mueven a un ritmo imperturbable y saben, sin posibilidad de error, qu¨¦ paso deben dar en cada momento
En un recinto de 30.000 m2 operan no m¨¢s de un centenar de personas: el 92% de los procesos est¨¢ automatizado en la nave de chapister¨ªa, el territorio de unos grandes brazos articulados de color naranja. La danza resulta fluida y exquisita. Esto es El Rey Le¨®n industrial y no parece extra?o que haya m¨²sica de fondo en el pabell¨®n. Altos techos, luz limpia, pedazos de metal volteados en el aire. Coreograf¨ªa. Da pudor preguntar c¨®mo se titula la obra que est¨¢ sonando y llenando el ambiente. Entretanto, y constantemente, llegan de la prensa las piezas de acero y van entrando en la l¨ªnea de soldadura. Aqu¨ª empieza el virtuoso ajetreo de los robots.
En la planta del pol¨ªgono de Landaben, en Pamplona, todo se sabe desde el principio: una de las claves de la digitalizaci¨®n del proceso, fundamental en la industria 4.0, se esconde en el chasis del futuro veh¨ªculo, en el hueco donde despu¨¦s ir¨¢ la rueda trasera derecha. Una etiqueta con un c¨®digo de barras (se llama RFID) resume el ADN del modelo. ¡°En esa pegatina blanca est¨¢ toda la informaci¨®n: si el coche es de tres o de cinco puertas, si el motor es uno u otro, el tipo de tapicer¨ªa¡ En cada m¨®dulo de trabajo una antena lee la etiqueta y los robots saben al instante qu¨¦ veh¨ªculo est¨¢n fabricando, de modo que pueden elegir el programa concreto. A esa etiqueta, adem¨¢s, podemos a?adirle informaci¨®n, as¨ª que indicar¨¢ en todo momento en qu¨¦ punto de la fabricaci¨®n est¨¢ el coche¡±, resume el gerente de Chapister¨ªa, Juan Fern¨¢ndez.
Los brazos autom¨¢ticos contin¨²an en marcha y en la nave sigue la sinfon¨ªa, que en realidad no tiene t¨ªtulo: simplemente se oyen ruidos met¨¢licos, ventiladores, alg¨²n chispazo ocasional, el delicado silbido de 861 robots en movimiento. Todo en orden: 235 kilos de chapa van tomando forma de carrocer¨ªa.
¡°La industria 4.0 requiere un cambio de concepto. La tecnolog¨ªa existe, pero es imprescindible la creatividad para aplicarla al d¨ªa a d¨ªa. Esa es nuestra tarea: inventar la manera de hacer realidad un producto. Y el objetivo es que la fabricaci¨®n sea aut¨®noma y flexible, que se autoajuste. Para eso hace falta una conectividad completa y cerrada, que en log¨ªstica [los encargados de proveer de materiales a la f¨¢brica], por ejemplo, est¨¦n conectados con cada uno de los robots de chapister¨ªa¡±, explica el director de Ingenier¨ªa de Planificaci¨®n de la planta navarra, Jos¨¦ Arreche, que repite a conciencia y varias veces tres palabras: autoorganizaci¨®n, conectividad y automatizaci¨®n. Mientras tanto, ah¨ª al lado, los robots van a lo suyo.
"El camino hacia la automatizaci¨®n implica que esta haya llegado tambi¨¦n al transporte y suministro de materiales a pie de l¨ªnea¡±. Traducido: cerca de 60 m¨¢quinas tractoras de diversos tama?os se mueven solas por varios pabellones de la planta mediante un sistema de filoguiado. Una banda magn¨¦tica incrustada en el suelo marca la ruta, en la que las FTS (as¨ª las llaman de manera gen¨¦rica, del alem¨¢n ¡®Fahrerlos Transport System¡¯) van leyendo etiquetas ¡ªde nuevo la conectividad¡ª para tomar las decisiones oportunas: acelerar, frenar, girar en un cruce, recoger un contenedor, abandonar otro¡ No hay riesgo de atropello para los trabajadores ni para los visitantes ocasionales.¡°Lo m¨¢s importante de este sistema es la seguridad. Un l¨¢ser inferior y otro superior detectan los obst¨¢culos y detienen la m¨¢quina al instante si es necesario¡±, anticipa Santiago Herrero, gerente de log¨ªstica. Y es cierto: el frenado de emergencia funciona.
Al cabo del d¨ªa, las FTS, que tambi¨¦n pueden usarse con conductor, hacen 1.338 viajes en modo autom¨¢tico y recorren 446 kil¨®metros, especialmente en la zona de montaje. Pero no hay prisa por llegar all¨ª. El esqueleto de acero, la carrocer¨ªa desnuda, entra antes en un periodo de extra?o sosiego al dejar chapister¨ªa; se da un ba?o de pintura, pasa por el horno de secado y vestida ya con su traje de color definitivo llega al t¨²nel de luz, el lugar m¨¢s deslumbrante de la f¨¢brica. Lo es en un sentido doblemente literal, porque ofusca la vista y causa admiraci¨®n a partes iguales.
La nave est¨¢ oscura y en silencio, sin trabajadores, solo con las carrocer¨ªas que van llegando al t¨²nel y se detienen en ¨¦l durante 18 segundos. Y de pronto la luz. Unos 270.000 diodos led iluminan la escena y 30 c¨¢maras de fotos toman 15 im¨¢genes por segundo de la carrocer¨ªa, alrededor de 8.100 en total. Un ordenador se ocupa de analizarlas y de encontrar defectos a partir de 0,2 mm de di¨¢metro, y de enviar la informaci¨®n una planta m¨¢s abajo, donde varios trabajadores resuelven manualmente los errores detectados. ¡°La tecnolog¨ªa la cre¨® la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia y en ninguna f¨¢brica del mundo se utiliza con tal grado de precisi¨®n como aqu¨ª¡±, sostiene el Gerente de Pintura, Francisco Rodr¨ªguez.
La quietud del t¨²nel de luz no deja de ser un equ¨ªvoco par¨¦ntesis en el proceso. Mientras le¨ªa el p¨¢rrafo anterior, de la l¨ªnea de montaje de Pamplona ha salido un nuevo Polo. Para que las cuentas cuadren, claro, p¨®ngase en el caso de que ha invertido 54 segundos exactos en descifrar esas nueve frases. Si por un casual se le ocurre comprobarlo y cronometrar la lectura (no hay motivo, de verdad), habr¨¢ otro Polo en suelo navarro, y as¨ª durante 24 horas al d¨ªa, siete d¨ªas a la semana, 365 d¨ªas, etc¨¦tera, salvo durante las pausas marcadas por el convenio laboral. 1.408 coches al d¨ªa. Un contador digital al final de la l¨ªnea se?ala el avance implacable de los n¨²meros. La nave con m¨¢s vida de Volkswagen Navarra es en realidad esta, la de montaje, donde se concentran la mayor¨ªa de los empleados en tres turnos laborales. Aunque en las f¨¢bricas digitalizadas el peso lo llevan las m¨¢quinas, el cerebro y las manos humanas son fundamentales.
A un ritmo casi tan imperturbable como el de los robots, las manos expertas colocan los asientos, el volante, las luces, la car¨¢tula central¡ Tambi¨¦n con muy poca probabilidad de error y sin que la cadena se detenga. El Internet de las Cosas facilita la vida de los empleados. Cada vez que pasa un coche por un punto concreto de la l¨ªnea, 54 segundos, el operario no consulta una etiqueta en papel o un denso cat¨¢logo para elegir la pieza oportuna, ni siquiera mira una pantalla.
El director de Ingenier¨ªa de Planificaci¨®n, Jos¨¦ Arreche, explica el funcionamiento del sistema de estanter¨ªas inteligentes Pick to Car: ¡°El coche se comunica autom¨¢ticamente con el mueble que guarda las piezas en orden y la etiqueta RFID manda el mensaje: soy el coche 827531 del cliente X, y este cliente ha pedido un volante deportivo de cuero. Una lucecita se enciende en la estanter¨ªa y el operario coge la pieza adecuada. As¨ª evitamos el posible fallo de poner un volante que no tocaba y adem¨¢s podemos ofrecer m¨¢s flexibilidad al cliente sin complicarnos la vida nosotros¡±.
Existen 28 variantes de volante, 26 parasoles diferentes o 24 tubos de aire acondicionado distinto, 26 tipos de pomos... En Log¨ªstica ponen cordura a este aluvi¨®n de n¨²meros (son miles de combinaciones posibles para cada Polo) mediante la secuenciaci¨®n: con un lector de c¨®digos Bidi en una mano y una PDA en la otra los trabajadores se aseguran al instante de que est¨¢n completando bien las estanter¨ªas que ir¨¢n despu¨¦s a pie de l¨ªnea. Si las piezas no llegaran clasificadas y ordenadas en funci¨®n del flujo de coches, los trabajadores de la cadena de montaje se volver¨ªan locos.
¡°La f¨¢brica est¨¢ completamente automatizada, salvo en Montaje. Todav¨ªa es una l¨ªnea tradicional, pero vamos metiendo alguna automatizaci¨®n: el Farber, las ruedas, el robot colaborativo¡±, anticipa Jos¨¦ Arreche.
Uno de los momentos m¨¢s entra?able para los responsables de la f¨¢brica es el de la boda, una cada 54 segundos. El m¨®dulo de trabajo llamado Farber une autom¨¢tica y definitivamente la carrocer¨ªa con el chasis, ya con el motor acoplado. El gerente de Montaje, V¨ªctor Ir¨ªzar, explica la operaci¨®n con cierto arrobo, quiz¨¢ por la seguridad de que no habr¨¢ divorcio. Pero vista desde fuera, quiz¨¢ sin comprender la profundidad tecnol¨®gica del asunto, la ceremonia resulta algo fr¨ªa.
Es mucho m¨¢s emocionante lo que ocurre un poco despu¨¦s con las ruedas, pura filigrana en el aire de seis robots en danza, tres a cada lado de la l¨ªnea. Uno de ellos toma una fotograf¨ªa en 2D de la rueda para determinar la posici¨®n de los agujeros de los tornillos (que var¨ªa en funci¨®n del tama?o de la llanta), el segundo levanta la rueda y espera a que el tercero haga una foto en 3D de la carrocer¨ªa, necesaria para que el brazo que sujeta el neum¨¢tico lo coloque exactamente en su lugar. Entretanto, el primero de los robots ya est¨¢ listo para atornillar. La precisi¨®n es milim¨¦trica, la interacci¨®n es tan natural como si se conocieran de toda la vida. El trabajo en com¨²n entre m¨¢quinas y personas ser¨¢ el siguiente paso. De momento no pueden compartir espacio por cuestiones de seguridad: en cuanto un robot aut¨®nomo detecta a un operario, se detiene.
En Landaben solo hay una excepci¨®n: el robot colaborativo, casi al final de la cadena, un peque?o brazo encargado de poner la masilla que une el aler¨®n del Polo GTI a la carrocer¨ªa. Su misi¨®n es distribuir el hilo de pegamento con exactitud, la misma cantidad siempre, para que el operario coja el aler¨®n y lo coloque. Puede parecer una tarea menor, pero supone un paso gigantesco. ¡°Venimos de la vieja escuela y nos cuesta asumir que un robot pueda trabajar con nosotros, este ejemplo nos ayuda a pensar que son seguros y que trabajan bien. El objetivo es eliminar las tareas que pueden ser m¨¢s penosas para la gente, por repetitividad o ergonom¨ªa¡±, detalla Arreche. Es el esbozo de la quinta revoluci¨®n industrial, todav¨ªa lejana: queda mucho para que los robots sepan hacer coches por s¨ª solos.
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