La movilidad urbana inteligente reclama m¨¢s cooperaci¨®n entre el transporte p¨²blico y privado
La irrupci¨®n tecnol¨®gica en las grandes ciudades, como los m¨¦todos de pago digitales, cambia la forma de moverse por ellas y abre el debate sobre la gesti¨®n de los datos privados
Para moverse por una ciudad resulta cada vez menos extra?o que haya que combinar diferentes medios de transporte. Coger una bicicleta hasta el metro y terminar el viaje en patinete para regresar por la tarde a casa montado en un coche compartido. Las opciones se han multiplicado. La movilidad vive una aut¨¦ntica revoluci¨®n de la mano de la tecnolog¨ªa. Los m¨¦todos de pago digitales, servicios como Uber y Cabify y la estandarizaci¨®n de los tel¨¦fonos inteligentes ha cambiado por completo el paisaje urbano. Bien distinto es si esta digitalizaci¨®n ha permitido que los trayectos sean m¨¢s inteligentes, que los usuarios no se pierdan ante tanta oferta y siempre sean los principales beneficiados.
Para comprender el alcance de todas las opciones posibles, ?lvaro Fern¨¢ndez, director gerente de la Empresa Municipal de Transporte de Madrid, asegur¨® que en su ciudad existen hasta 27 operadores diferentes de movilidad. ¡°Hay que pensar en la uni¨®n del transporte p¨²blico y privado. Buscar una planificaci¨®n integrada que facilite de verdad la vida de los usuarios¡±, afirm¨® durante un desayuno informativo organizado por EL PA?S RETINA y moderado por Jaime Garc¨ªa Cantero. Para evitar que en un trayecto de 20 minutos tengamos que movernos por diferentes aplicaciones m¨®viles y tarjetas de transporte, Nicola Villa, vicepresidente senior y public private partnerships de MasterCard, sac¨® a relucir el ejemplo de Holanda. ¡°Ya es una experiencia v¨¢lida en la que sus habitantes cuentan con una Oyster nacional para moverse por todo el pa¨ªs¡±, a?adi¨®.
Al margen del consenso entre los ponentes de las ventajas abiertas por la tecnolog¨ªa, los retos asociados a esta transformaci¨®n no son precisamente menores. Como explic¨® Manuel Villalante, director general de estrategia y desarrollo de Renfe, los sistemas de pago digitales suponen una gran puerta de acceso a los servicios de movilidad, pero tambi¨¦n dejan de por medio un reguero de datos personales. ¡°Pertenecen a la gente y algunos tenemos la responsabilidad de administrarlos. Si el big data permite determinados beneficios, estos han de volver al sistema p¨²blico de transportes¡±, argument¨® al mismo tiempo que lamentaba que en Espa?a no haya un debate acerca de qu¨¦ modelo emplear para garantizar la privacidad.
La clave para Villa tiene nombre propio: modelo h¨ªbrido. En su opini¨®n, los servicios p¨²blicos tienen los datos y pueden colaborar con las organizaciones privadas al compartirlos de forma agregada. ¡°Esto permite desarrollar estrategias y servicios mucho m¨¢s personalizados. Obtener un valor a?adido a partir de un buen an¨¢lisis que acelere la innovaci¨®n¡±, sugiri¨®. En medio de este intercambio de ideas, Diego Vizca¨ªno, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), no dud¨® en asegurar que con esta informaci¨®n tan valiosa, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil dise?ar una estrategia de movilidad inteligente. ¡°El dato del pago, por ejemplo, nos permite extraer d¨®nde hay mayor congesti¨®n, cu¨¢les son las horas punta reales o qu¨¦ medio de transporte prefieren los usuarios¡±, apunt¨®.
A vueltas con la legislaci¨®n
Habr¨ªa que cerrar los ojos para no darse cuenta de que el ecosistema del transporte ha mutado por completo a nivel mundial. Telecos, entidades financieras, startups¡ un sinf¨ªn de actores que, en cierta medida, se han adelantado a la regulaci¨®n vigente. Villalante abog¨® por el liderazgo p¨²blico para actualizar el sistema a la vez que apel¨® por un acuerdo generalizado. ¡°Esta competencia entre empresas tradicionales y digitales requiere de normar diferentes a las actuales y una gobernanza de buenas pr¨¢cticas¡±, sugiri¨®. En este sentido, Villa puso el ejemplo de la red City Possible, lanzada por su empresa. Un espacio en el que colaboran ciudades como Par¨ªs, Nueva York y Mil¨¢n para compartir estas denominadas buenas pr¨¢cticas y obtener las mejores soluciones.
En un intento por no caer en el triunfalismo y pensar que la tecnolog¨ªa es virtuosa en todos sus aspectos, Vizca¨ªno habl¨® del experimento que AFI puso en marcha en la localidad c¨¢ntabra de Suances, donde eliminaron cualquier pago en efectivo. La conclusi¨®n a la que llegaron es que el 30% de los habitantes no utiliz¨® m¨¦todos digitales ¨C¡°por un tema de econom¨ªa sumergida y la trazabilidad en estos medios¡±, destac¨®¨C debido a que la oferta tecnol¨®gica va muy por delante ante una falta de demanda en su uso. Y es que no es lo mismo tener los wallets en los m¨®viles y cajeros con m¨²ltiples opciones a que la sociedad opte por utilizarlos. ¡°La digitalizaci¨®n deslumbra en exceso muchas veces¡±, zanj¨® Fern¨¢ndez.
Que de alguna forma la movilidad se haya convertido en un banco de pruebas digital puede tener sentido. La gran ventaja del transporte, ya sea p¨²blico o privado, es su transversalidad social. Todas las personas necesitan moverse de un lugar a otro. La posibilidad de que se haga de una forma inteligente es otra historia. Requiere de afrontar los diferentes retos y amenazas expuestos durante el debate. En Espa?a queda un largo camino por recorrer, ya sea en forma de falta de cooperaci¨®n o de buena gesti¨®n de la privacidad de los datos. Lo que est¨¢ claro, tal y como concluye el estudio de McKinsey Elementos de ¨¦xito: los sistemas de transporte urbano en 24 ciudades globales, es que nuestra informaci¨®n vale m¨¢s que cualquier app y medio digital.
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