El hazmerre¨ªr de las redes neuronales

Por las ma?anas, Janelle Shane se dedica a la investigaci¨®n cient¨ªfica en el campo de la ¨®ptica. Por las noches, entrena redes neuronales para que hagan el rid¨ªculo. Por las ma?anas, firma estudios como Efectos de la temperatura en nanol¨¢seres semiconductores con revestimiento met¨¢lico. Por las tardes, firma posts como Personajes de Dragones y Mazmorras, generados por una red neuronal. ?Intrigante? Con todos ustedes, Tretcher Twestybeard, la bruja enana.

"Antes de empezar con el blog, sab¨ªa muy poco de inteligencia artificial, aunque me interesaba. Al terminar el instituto estuve trabajando con un grupo de investigaci¨®n que hac¨ªa cosas con machine learning", recuerda la investigadora de Boulder (Colorado). Pero con el tiempo, el equipo fue cambiando de proyectos y la inteligencia artificial cay¨® en el olvido.

Casi una d¨¦cada m¨¢s tarde, Shane top¨® con el trabajo de Tom Brewe, un estudiante de Historia del Arte que hab¨ªa generado recetas de cocina con una red neuronal. Le pareci¨® descacharrante. "Quer¨ªa hacer lo mismo", a?ade. As¨ª que se puso manos a la obra. Y el resultado estuvo a la altura.

• Precalienta el horno a 3.500 grados

"Descarta filetes. Descarta cabeza y cambia a una especia antiadherente. Vierte cuatro huevos en limpiar fina grasa a las mitades del fregadero". Seg¨²n la red neuronal, este procedimiento es parte de una receta. "Fue muy divertido porque tiene un cierto efecto de comedia f¨ªsica. Intentas imaginar a alguien siguiendo las instrucciones que se inventa el algoritmo, pero muchas veces no tienen sentido", explica la investigadora. A sus neuronas virtuales les parece razonable pedir al cocinero que doble el agua y la amase en cubitos, que corte la base de su sart¨¦n o que precaliente el horno a 3.500 grados. ?Por qu¨¦ no?

Para los investigadores de cuyo futuro depende el avance de la inteligencia artificial, este objetivo desastre podr¨ªa ser demoledor. Shane no tiene esa presi¨®n. Su ¨²nico objetivo es troncharse de risa. "No estoy compitiendo contra nadie y persiguiendo ning¨²n objetivo. Tengo la libertad que tendr¨ªa un artista o un escritor para coger sus herramientas y encontrar algo ¨²nico", razona.

Desde el experimento de las recetas, Shane no ha parado de meter a las redes neuronales en todo tipo de aprietos en nombre del humor y la diversi¨®n de sus lectores: nombres de Mi Peque?o Pony (Brisa de Queso), esmaltes de u?as (dorado malvado, dulce eclipse, vino azul), sabores de helado accidentalmente mezclados con bandas de heavy metal (caf¨¦ sangriento, gatos de mango, cereza del silencio)...

• El humor del algoritmo

"No soy programadora. Puedo hacer algo de programaci¨®n. Lo que me ha ayudado mucho es que hay programadores y cient¨ªficos de datos que han construido estos algoritmos y los han compartido online como c¨®digo abierto", explica Janelle. Adem¨¢s, gracias a los avances t¨¦cnicos de la ¨²ltima d¨¦cada, no necesita un procesador formidable para entrenar a sus algoritmos. Le basta su port¨¢til.

Lo dif¨ªcil es, en todo caso, encontrar el material de entrenamiento. Aunque no lo parezca en esta era del big data, las bases de datos de sabores de helado o esmaltes de u?as no crecen en los ¨¢rboles. En el mejor de los casos, alg¨²n alma descarriada ha hecho una lista exhaustiva como las que Shane utiliz¨® para sus experimentos con nombres de Mi Peque?o Pony y equipos de patinaje. En el peor escenario, cuando no existen listas ni datasets, la ¨²nica esperanza de la norteamericana es la humanidad.

"En el caso de los disfraces de Halloween, no hab¨ªa nada hecho", recuerda. Despu¨¦s de intentar sin ¨¦xito extraer los nombres de tiendas online -nadie llama a su disfraz "hombre monstruo talla est¨¢ndar"-, se decidi¨® a pedir ayuda y abri¨® un formulario para la colaboraci¨®n de sus lectores. "Durante un a?o, la gente envi¨® m¨¢s de 8.000 disfraces".

• Es broma, pero tambi¨¦n es verdad
  

A veces el algoritmo retrata en una caricatura, como har¨ªa el humor, la sociedad que estamos construyendo. No en vano, est¨¢ intentando copiar nuestra realidad, que es la que le muestra el conjunto de datos. En su ¨²ltimo proyecto, Shane ha utilizado un dataset de titulares de CNN. Los resultados son demenciales, pero depende de c¨®mo se miren. "Por qu¨¦ el mercado burs¨¢til est¨¢ intentando conseguir un mont¨®n de dinero", "Coca-Cola est¨¢ escaneando tus mensajes para una gran tecnolog¨ªa china", "Amazon est¨¢ retirando un trill¨®n de trabajos".

"Uno de los peligros que tenemos es que la gente piensa que los algoritmos son muy inteligentes o, al menos, muy justos. Es verdad que son consistentes: no se cansan, no se enfadan, solo son un programa de ordenador. Pero son solo tan justos como los datos de los que aprenden", se?ala la investigadora. "Los algoritmos est¨¢n copiando sesgos raciales y de g¨¦nero, y con muy serias consecuencias".

Shane lo ha visto hasta en sus experimentos. "A veces hay elementos ofensivos en el dataset de entrada. Cuando estaba haciendo nombres de equipos deportivos de universidad e institutos, muchos de ellos ten¨ªan mascotas verdaderamente racistas, con nombres de tribus nativas americanas", recuerda. En el caso de los disfraces de Halloween, la abrumadora cantidad de enfermeras sexis y similares dej¨® tras de s¨ª un reguero de caricaturas: pl¨¢tano sexi, Pap¨¢ Noel sexi, Luis XVI sexi, remolacha sexi, l¨¢mpara sexi...

• La carcajada del algoritmo

Cuando se reencontr¨® con la inteligencia artificial que hab¨ªa conocido brevemente en 2002, los cambios eran evidentes. "Ahora las redes neuronales son algo enorme. Filtran tu correo, te recomiendan pel¨ªculas, reconocen las caras de tus fotos... Esa explosi¨®n de aplicaciones comerciales se ha dado en los ¨²ltimos diez a?os", afirma.

Sin embargo, en el campo del humor queda mucho por hacer. "Hacer un chiste que funcione como uno humano en lugar de ser divertido porque fracasa terriblemente es un tema m¨¢s complicado", asegura. Ha habido intentos de generar chistes utilizando listas de palabras relacionadas y los resultados son t¨¦cnicamente correctos, pero ni remotamente divertidos. "Sencillamente les falta algo", sentencia Shane. ?Veremos el d¨ªa en que la inteligencia artificial sea capaz de reconocer y disfrutar el humor? "No creo. Eso es ciencia ficci¨®n".

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Esta es una noticia patrocinada por Huawei.