Auge y ca¨ªda de la bicicleta compartida china
Los problemas financieros que ponen en peligro la supervivencia de Ofo son un buen reflejo de los peligros que entra?a el mundo empresarial chino y el sector de la ¡®nueva econom¨ªa¡¯ de Internet.
Cuando m¨¢s de 12 millones de chinos se ponen de acuerdo para hacer una cosa, es que algo pasa. Y esa es la cifra de gente que, en los ¨²ltimos d¨ªas, ha puesto en marcha los tr¨¢mites para recuperar la fianza que depositaron en sus monederos electr¨®nicos de Ofo, la empresa que puso en marcha el primer servicio de bicicletas compartidas de China. Las largas colas que se han formado frente a las oficinas de la compa?¨ªa en Pek¨ªn certifican que los usuarios no se f¨ªan del sistema electr¨®nico que promete la devoluci¨®n autom¨¢tica en 15 d¨ªas de los 99 o 199 yuanes (13 o 25,5 euros) que desembolsaron.
Y razones no les faltan para desconfiar. Porque, a pesar de haber logrado m¨¢s de 2.200 millones de d¨®lares de m¨²ltiples inversores locales y extranjeros, Ofo coquetea con la quiebra. En solo un par de a?os, ha pasado de ser la startup de moda, llamada a revolucionar la movilidad urbana, a deber decenas de millones de d¨®lares a sus proveedores, cuyas demandas han provocado incluso que el fundador y consejero delegado, Dai Wei, haya pasado a engrosar la lista negra de los empresarios a los que China no considera fiables. Eso supone que no podr¨¢ adquirir propiedades ni veh¨ªculos, se le prohibir¨¢ viajar en clase ejecutiva y en los trenes m¨¢s r¨¢pidos, y tampoco se le permitir¨¢ hospedarse en hoteles con estrellas.
No obstante, estas noticias no deber¨ªan sorprender a nadie. Aunque Ofo es una de las dos principales compa?¨ªas de bicicletas compartidas del gigante asi¨¢tico -junto a Mobike-, se ha visto lastrada por un modelo de negocio insostenible que ha echado por tierra una idea magn¨ªfica. De hecho, s¨ª que ha logrado cambiar los h¨¢bitos de transporte de muchos ciudadanos, sobre todo en las grandes ciudades. Estudiantes y trabajadores utilizan las bicicletas compartidas de forma habitual en lo que se conoce como movilidad del ¨²ltimo kil¨®metro. O sea, para cubrir la distancia que hay entre su casa y la estaci¨®n de autob¨²s o metro m¨¢s cercana, o entre esta ¨²ltima y su centro de estudio o trabajo.
En gran medida, su ¨¦xito se debe a la facilidad de uso del servicio y a lo pr¨¢ctico que resulta. A diferencia de las bicicletas municipales con anclajes, las que han distribuido las empresas chinas est¨¢n repartidas por toda la ciudad. Hay muy pocas restricciones para aparcarlas, y los ayuntamientos han mejorado las infraestructuras destinadas a ello. As¨ª que nunca hay que caminar mucho para encontrar una. Es m¨¢s, la mayor¨ªa est¨¢ donde se necesita.
Luego, utilizando siempre una aplicaci¨®n m¨®vil, alquilarla es sencillo. No hay m¨¢s que escanear con el tel¨¦fono el c¨®digo QR impreso en las etiquetas de la bicicleta para obtener el c¨®digo que abre el candado -en el caso de Ofo- o para que se desbloquee de forma autom¨¢tica -en Mobike-. Finalmente, el ¨²ltimo atractivo reside en su precio, porque es un servicio barato: cuesta solo entre seis y 12 c¨¦ntimos de euro por cada media hora de uso.
No obstante, este modelo es un claro ejemplo de que una teor¨ªa empresarial brillante puede ser destrozada por la realidad de su horrorosa implementaci¨®n pr¨¢ctica. Como ha sucedido en otras ocasiones, el ¨¦xito de Ofo y de Mobike ha provocado en China el nacimiento de varias decenas de competidoras que han copiado el modelo y cuyo valor a?adido ha estado ¨²nicamente el precio del servicio. Hasta el punto de que algunas lo ofrec¨ªan gratis. Por otro lado, esta guerra ha provocado un enorme exceso de oferta -solo esas dos empresas han desplegado m¨¢s de 20 millones de bicicletas- que se ha traducido primero en aceras colapsadas por bicicletas que nadie utiliza y despu¨¦s en monta?as de estos veh¨ªculos en vertederos improvisados.
L¨®gicamente, la mayor¨ªa de las empresas ha desaparecido en lo que parece m¨¢s una estafa para salir corriendo con el dinero de los inversores incautos que un intento de competir en un sector en proceso de maduraci¨®n. La consolidaci¨®n ha sido tan brutal que una veintena de compa?¨ªas ha desaparecido y apenas queda media docena en el mercado. Analizar el despilfarro de recursos que ha provocado esta locura ser¨¢ tan complicado como interesante.
Y cuando la lucha parec¨ªa cosa de dos, Ofo ha mostrado su verdadera cara. No tiene efectivo. Es lo que su consejero delegado reconoci¨® el pasado mi¨¦rcoles, cuando la posibilidad de declararse en bancarrota comenz¨® a ganar fuerza. ¡°Este a?o estamos sufriendo un problema de cash flow inmenso. Necesitamos convertir cada yuan en tres para devolver los dep¨®sitos a los usuarios, pagar las deudas con los proveedores, y mantener las operaciones¡±, afirm¨® Dai en una carta dirigida a los empleados.
El ejecutivo achac¨® los problemas a un incorrecto an¨¢lisis ¡°de los cambios en el entorno desde el a?o pasado¡± y a ¡°la debilitaci¨®n del sector de las bicicletas compartidas, lo que ha hecho que los inversores aumenten su cautela¡±. Pero lo cierto es que su modelo de negocio no ten¨ªa ni pies ni cabeza, y solo pod¨ªa mantenerse como un esquema piramidal basado en sumar inversores con dinero para quemar.
Si finalmente Ofo pasa a la historia, el sector confirmar¨¢ la tendencia al monopolio o al oligopolio de lo que se considera nueva econom¨ªa. ¡°Cre¨ªamos que Internet iba a crear un mundo m¨¢s diverso, competitivo, y democr¨¢tico. Sin embargo, resulta que tiende hacia el monopolio de toda la vida. El proceso de consolidaci¨®n que lleva a eso es m¨¢s acusado en China porque las empresas aqu¨ª necesitan una base de usuarios enorme para lograr beneficios. Cuando lo consiguen, es casi imposible competir con ellas¡±, explica Li Haitao, profesor de Finanzas en la Cheung Kong Graduate School of Business (CKGSB).
Ese es el mismo proceso que ha provocado, por ejemplo, que Didi Chuxing se haya comido a sus competidores -incluida Uber- y que ahora sea la ¨²nica empresa de alquiler de veh¨ªculos con conductor; o que en el sector del comercio electr¨®nico, actores m¨¢s peque?os que buscaban un nicho hayan desaparecido arrollados por la fuerza de Alibaba -que est¨¢ en el accionariado de Ofo- y de JD; y que entre las agencias de viaje Ctrip haya terminado adquiriendo sus rivales Qunar y Elong. Una vez que han cimentado su supervivencia y consolidado su posici¨®n dominante, los precios suben y las alternativas desaparecen. En este caso, los chinos ya se est¨¢n haciendo a la idea de que, en el futuro, puede que solo puedan utilizar las bicicletas naranjas de Mobike.
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