¡®Soy un ¡®droiner¡¯: entreno robots¡¯
Una nueva era de trabajo conjunto entre seres humanos y droides se ha iniciado para que los estudiantes puedan aprender en cualquier momento y se haga realidad la sociedad del conocimiento.
Hace unos a?os ¨Cno importa cu¨¢nto hace exactamente-, intu¨ª que los droides podr¨ªan ayudarnos a mejorar el aprendizaje. As¨ª se lo dije a mi rector. ¡°Imag¨ªnate un profesor que pudiera contestar las dudas de un estudiante a cualquier hora de la madrugada. Eso ser¨ªa una de las pruebas m¨¢s tangibles de que el estudiante est¨¢ en el centro de nuestro modelo.¡± ?l sonri¨®. Y esa charla hizo que se convirtiera en una obsesi¨®n compartida.
Acompa?ar al estudiante en su proceso de aprendizaje es la pasi¨®n que me mueve. Y, tirando de ese hilo, imagino un estudiante que tiene en su m¨®vil (pongamos por caso) a su amigo para el aprendizaje: alguien que conoce sus l¨ªmites y le ayuda a superarlos, alguien que le aconseja, que lo reta, con quien aprende de verdad. No resulta descabellado pensarlo cuando se viene de una universidad online. Para nosotros la presencialidad en las aulas no es que no sea necesaria, es que es un recuerdo de un mundo distinto y lejano.
Desde los a?os 80 se han venido haciendo pruebas con la inteligencia artificial aplicada al aprendizaje. Esos ensayos permitieron poner en marcha sistemas de tutorizaci¨®n inteligente. Luego se ha avanzado en procesos de machine learning a partir de los que los sistemas de software aprenden de las interacciones. En ¨¢mbitos como el comercial o en la respuesta a preguntas frecuentes estos sistemas se han mostrado competentes, pero el reto es su adaptaci¨®n a los procesos de aprendizaje.
Y, sobre todo, el reto es que los sistemas de software que nos acompa?en en nuestro aprendizaje puedan tener conversaciones con nosotros con el mismo tipo de lenguaje que usamos entre los seres humanos. Ese ha sido el salto que en la ¨²ltima d¨¦cada se ha dado con los chatbots, tanto usando cajas de texto como mediante conversaciones orales. De ah¨ª tambi¨¦n el nombre de chatbot, literalmente robot (bot) que habla (chat).
El hecho que un robot o un droide hable con nosotros es lo que sorprende. Que pueda mantener una conversaci¨®n como si se tratara de un ser humano, que maneje informaci¨®n variada, que la combine, que haga frases con sentido y con intenci¨®n es lo que confiere a estas compilaciones de algoritmos una nueva alma. Unos algoritmos, que como los principios de la vida en la Tierra, mezclan muy pocos elementos en su base: sies y entonces. ¡°Si A sucede, entonces haz B; si A no sucede, entonces haz C¡± es el fundamento del nuevo pensamiento rob¨®tico. Una serie de opciones pensadas, escritas y previstas por seres humanos.
Pero a nadie se le escapa que si el ADN de un droide est¨¢ hecho de algoritmos programados por humanos, tambi¨¦n est¨¢ infestado de las opiniones, estereotipos y juicios morales de los humanos que los programaron. Para bien o para mal (si quieren a alguien que les acompa?e en la reflexi¨®n, lean a Kathie Oneil).
Los primeros experimentos
Empezamos a ver qu¨¦ sab¨ªan los droides que pudiera servirnos. Queremos que hagan equipo con los profesores, que se repartan las tareas, que atiendan a los estudiantes como el mejor y m¨¢s motivado de nuestros docentes. Despu¨¦s de algunos meses comprobamos que las iniciativas que se hab¨ªan desarrollado a lo largo del mundo solo pod¨ªan ayudarnos en peque?as partes del proceso. Visto lo visto, pusimos en marcha proyectos piloto que nos permitieran aprender. Aprendimos. Queremos que los estudiantes est¨¦n atendidos durante cualquier hora del d¨ªa. Atendidos a lo largo de la vida en los retos de aprendizaje. Queremos que los droides los conozcan y los ayuden.
Al primer sistema de ayuda para el aprendizaje lo llamamos Pregonero: es capaz de buscar en los apuntes de los estudiantes los fragmentos de texto que podr¨ªan responder a sus preguntas, detecta textos de inter¨¦s y recita los fragmentos en el orden en el que aparecen en el manual.
Luego analizamos c¨®mo se hab¨ªan mostrado los robots en la historia del cine. Quer¨ªamos conocer si era mejor que nuestro droide fuera un remedo de humano o un conjunto de hierrajos antropoformizados. Tambi¨¦n quer¨ªamos saber c¨®mo los mejores creadores del audiovisual de los siglos XX y XXI hab¨ªan imaginado las interacciones entre ellos y nosotros.
A lo largo de los ¨²ltimos a?os, hemos impulsado proyectos para comprender. Todos est¨¢n en marcha y todos proporcionan conclusiones significativas para seguir imaginando el siguiendo paso. Me quedo, para ilustrar el estado de la cuesti¨®n de hoy mismo con dos de estas iniciativas. En una de ellas, los robots andan recuperando informaci¨®n de los foros que comparten estudiantes y profesores para convertir los fragmentos m¨¢s interesantes de las conversaciones en nuevas respuestas a preguntas que nos puedan hacer los estudiantes en un futuro.
Y luego est¨¢ el droiner, el entrenador de droides (droids trainer). En este proyecto, los profesores entrenan a droides para que acompa?en y contesten a los estudiantes del mismo modo que hacen ellos: con sus mismas explicaciones, con sus mismos ejemplos, con sus mismas salidas. Se trata de un proyecto en el que los profesores entrenan a futuros profesores que llegaran donde ellos no pueden llegar: a muchas m¨¢s personas en cualquier huso horario.
Una nueva era de trabajo conjunto entre seres humanos y droides se ha iniciado para que los estudiantes puedan aprender en cualquier momento y se haga realidad la sociedad del conocimiento.
Llu¨ªs Pastor, director del eLearn Center de la UOC
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