Lassalle: ¡°La revoluci¨®n digital est¨¢ triturando los ideales de la Revoluci¨®n Francesa¡±
El exsecretario de Estado de Sociedad de la Informaci¨®n y Agenda Digital, Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle, avisa sobre la amenaza que supone la inteligencia artificial para la democracia.
Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle (Santander, 1966), fascinado por la t¨¦cnica desde los tiempos de su tesis doctoral, liberal influenciado por la cr¨ªtica (de raigambre marxista) de la Escuela de Frankfurt, advierte de los peligros del desarrollo tecnol¨®gico desbocado y monopol¨ªstico. Despu¨¦s de su paso por la pol¨ªtica como secretario de Estado de Cultura y secretario de Estado de Sociedad de la Informaci¨®n y Agenda Digital, ambos en gobiernos de Mariano Rajoy, ha regresado a la vida acad¨¦mica, a sus clases, a sus lecturas, a sus escritos. Su ¨²ltimo libro, Ciberleviat¨¢n (Arpa Ediciones), alerta de la amenaza que se cierne sobre las democracias occidentales, y propone soluciones. Estamos a tiempo.?
- P. ?Nos conocen los algoritmos mejor que nosotros mismos?
- R. Efectivamente. Adem¨¢s, cuando surjan los algoritmos biom¨¦tricos y, junto con el machine learning, sean capaces de interpretar nuestras emociones, ya pr¨¢cticamente nos sustituir¨¢n en nuestra capacidad de decisi¨®n. Es uno de los retos que tiene por delante la democracia occidental.
- P. Pero, ?sabemos lo que es un algoritmo?
- R. El algoritmo se ha convertido en el instrumento a trav¨¦s del cual las corporaciones y la tecnocracia vinculada a esas corporaciones manejan las commodities de nuestro tiempo, que son los datos. El capitalismo ha generado por primera vez un modelo de desarrollo sin propiedad, porque los datos no tienen teor¨ªa de la propiedad. Es preciso desarrollarla: saber d¨®nde est¨¢ lo m¨ªo y lo tuyo y delimitar el espacio p¨²blico de los datos. El t¨ªtulo de propiedad no puede ser el algoritmo. Quien controla la informaci¨®n y la captaci¨®n de los datos atesora un gran poder. En cinco a?os, en el ranking de nivel de capitalizaci¨®n m¨¢s alta hemos pasado de tres empresas tecnol¨®gicas a ocho. Las cuentas de resultados crecen exponencialmente.
- P. El panorama que se describe en Ciberleviat¨¢n suena a fantas¨ªa ciberpunk, con grandes corporaciones que lo dominan todo¡ ?Viviremos en una distop¨ªa de este tipo?
- R. Desgraciadamente no es una fantas¨ªa. Cada vez somos m¨¢s los que advertimos de los riesgos dist¨®picos hacia los que avanza la revoluci¨®n digital. Son unos riesgos asociados, por un lado, a la ¨¦lite tecnocr¨¢tica que domina la revoluci¨®n digital, y que tiene una visi¨®n claramente nietzscheana y posmoderna: una reformulaci¨®n de la idea del hombre a trav¨¦s del transhumanismo. Pero est¨¢n tambi¨¦n asociados a una visi¨®n de la t¨¦cnica despojada de cualquier tipo de reflexi¨®n o contenido human¨ªstico: se centra en forzar los l¨ªmites. Una de las claves del desarrollo tecnol¨®gico est¨¢ en que no existen l¨ªmites, y eso es reventar los fundamentos de nuestra civilizaci¨®n.
- P. Dice usted que lo curioso de este proceso es que se suele ver con buenos ojos. ?Cree que este punto de vista puede estar cambiando?
- R. La cuenta de resultados y los niveles de capitalizaci¨®n de las grandes corporaciones dicen que no, y la cifra de negocio que generan los servicios y las aplicaciones tampoco. El modelo capitalista evoluciona hacia un capitalismo cognitivo basado precisamente en un desapoderamiento del poder pol¨ªtico, de una neutralizaci¨®n de la democracia y de un proceso de concentraci¨®n de riqueza y poder monopol¨ªstico in¨¦dito desde los trusts de los Estados Unidos de finales del siglo XIX. El poder pol¨ªtico estadounidense los vio como un peligro y decidi¨® combatir con las leyes antitrust y antic¨¢rtel. Estamos desarrollando un modelo de capitalismo que fomenta la desigualdad.
- P. El determinismo tecnol¨®gico dice que la tecnolog¨ªa ya avanza de forma aut¨®noma, sin el control de los seres humanos.
- R. Yo lo creo as¨ª, pero tambi¨¦n creo que a¨²n existen los m¨¢rgenes pol¨ªticos para que la democracia reaccione y abra un proceso de debate p¨²blico sobre lo que esto significa y tome el control legal y regulatorio sobre los desarrollos. Si no lo hacemos hoy, ser¨¢ dif¨ªcil hacerlo ma?ana, porque el proceso de concentraci¨®n de las corporaciones que controlan la revoluci¨®n digital crece de manera imparable. Estamos todav¨ªa en el momento previo al clic que provoca la disrupci¨®n. A medida que la velocidad del desarrollo tecnol¨®gico crece, nuestra capacidad de reacci¨®n decrece, y en alg¨²n momento la situaci¨®n ser¨¢ irreversible. China, por ejemplo, est¨¢ desarrollando su car¨¢cter dictatorial a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa, el control a trav¨¦s de la inteligencia artificial (IA).
M¨¢s que desarrollar una realidad aumentada hay que desarrollar una humanidad aumentada¡±
- P. ?En qu¨¦ consiste el humanismo tecnol¨®gico?
- R. En aprovechar una ventaja competitiva que tiene Europa respecto a China y Estados Unidos, que es participar de una civilizaci¨®n que lleva 2.500 a?os pensando su relaci¨®n con la t¨¦cnica. Desde el Prot¨¢goras de Plat¨®n se reflexiona sobre la potencialidad de la t¨¦cnica para transformar subjetivamente al ser humano. Es preciso pactar con la t¨¦cnica, desarrollar un principio de responsabilidad: en la medida en que se incremente el desarrollo t¨¦cnico tiene que incrementarse el nivel de responsabilidad de los seres humanos. Para eso hace falta atribuirla al hombre la capacidad de decisi¨®n. Los modelos algor¨ªtmicos tienen que ser regulados por ley, no pensando en su eficiencia sino en su utilidad humanista. M¨¢s que desarrollar una realidad aumentada hay que desarrollar una humanidad aumentada.
- P. Usted va m¨¢s all¨¢ de la cr¨ªtica de la infoxicaci¨®n, denuncia un cambio en la subjetividad del ser humano.
- R. La revoluci¨®n digital est¨¢ siendo una revoluci¨®n ontol¨®gica, que afecta a la esencia de lo humano, cambia nuestra subjetividad, provoca que por primera vez en la Historia el cuerpo se retire de la percepci¨®n directa de la realidad. Es tambi¨¦n una revoluci¨®n pol¨ªtica, que est¨¢ triturando los ideales de la Revoluci¨®n Francesa y de la construcci¨®n de la idea de ciudadan¨ªa por la mayor¨ªa de edad, proponiendo una libertad asistida que sustituye a la ley por los algoritmos. Y est¨¢ suponiendo otro cambio radical: sustituye a la Revoluci¨®n Industrial: el modelo de econom¨ªa basado en el capital y el trabajo est¨¢ expeliendo al trabajo y sustituy¨¦ndole por IA y la rob¨®tica. La mayor revoluci¨®n de la historia se est¨¢ produciendo ahora. Y est¨¢ empezando por nosotros mismos.
- P. ?C¨®mo?
- R. Desde el homo habilis estamos cambiando nuestra forma de relacionarnos con la realidad. Ahora estamos sustituyendo la realidad por un di¨¢logo con interfaces y eso nos est¨¢ anulando. Hemos construido nuestras categor¨ªas pol¨ªticas, morales, est¨¦ticas alrededor de cuerpos que eran capaces de sentir desde la percepci¨®n sensible. El dolor nos ayudaba a entender la tortura. Ahora, la muerte civil que se practica en los linchamientos digitales, que protagonizan multitudes an¨®nimas en las redes, son posibles porque no hay una experiencia directa del dolor. Hay nuevas experiencias de la crueldad. Las redes est¨¢n fomentando multitudes digitales que tienen una empat¨ªa cero. Esta deshumanizaci¨®n es algo de lo que no solemos hablar.
- P. La tecnolog¨ªa prometi¨® la liberaci¨®n de la maldici¨®n del trabajo¡ pero no aumentar los niveles de desempleo. Las m¨¢quinas solo van a servir a sus amos.
- R. Algo parecido a lo que sucedi¨® en la Roma cl¨¢sica: el esclavismo liber¨® a la plebe de trabajar para al patriciado y construy¨® una dictadura perfecta a trav¨¦s del pan y circo. Los plebeyos fueron neutralizados y desapoderados como sujeto pol¨ªtico y, al mismo tiempo, como sujeto econ¨®mico gracias a la esclavitud que aport¨® el imperio con sus conquistas. Los nuevos esclavos del siglo XXI ser¨¢n los robots, las m¨¢quinas, el problema est¨¢ en qui¨¦n va a dar sentido a las maquinas. Los trabajos manuales se sustituir¨¢n por robots, pero las clases medias, abogados, brokers, periodistas, ser¨¢n sustituidas por IA. El presidente Obama ya advirti¨® de que la IA supondr¨¢ una erosi¨®n del poder adquisitvo de la clase media. Vivimos, adem¨¢s, un proceso de proletarizaci¨®n cognitiva, porque somos usuarios de datos y aplicaciones que no son de nuestra propiedad. Tengo miles de fotos que no son de mi propiedad, a no ser que las imprima en papel. La t¨¦cnica ha sido hasta ahora un elemento de progreso, hay que cuidar de que siga si¨¦ndolo.
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