Vivir cien a?os: la revoluci¨®n de la cuarta edad
Nunca hab¨ªamos estado tan cerca de prolongar la vida m¨¢s all¨¢ de lo conocido ni nos hab¨ªamos enfrentado al reto de estructurar una sociedad que en gran parte ha traspasado la frontera de lo que, hasta ahora, llam¨¢bamos ¡°vejez¡±.
El ser humano?est¨¢ envejeciendo. Esta afirmaci¨®n, que podr¨ªa haberse escrito en cualquier ¨¦poca y seguir siendo cierta, nunca ha tenido tanto significado. Nuestra esperanza de vida se ha incrementado de manera espectacular en las ¨²ltimas d¨¦cadas, y va a seguir creciendo. Seg¨²n un informe de la Oficina Europea de Estad¨ªstica (Eurostat), el 13% de la poblaci¨®n europea tendr¨¢ 80 o m¨¢s a?os en 2080, m¨¢s del doble que hoy. Solo en Espa?a, las proyecciones son de que habr¨¢ un 32% de mayores de 65 en 2050. El futuro pasa en buena parte por las personas de mayor edad.
El concepto de vejez tambi¨¦n est¨¢ cambiando, y la perspectiva de un mundo en el que es com¨²n llegar a los 100 a?os ya no es una utop¨ªa. El INE (Instituto Nacional de Estad¨ªstica) prev¨¦ que, de aqu¨ª a 2050, en nuestro pa¨ªs pasemos de 11.000 a 109.000 centenarios, con un aumento de la esperanza de vida de 2,5 a?os para las mujeres y 1,9 para los hombres. Alguno de esos sexagenarios, octogenarios o centenarios del futuro seremos nosotros mismos.
Las preguntas en este escenario se multiplican: ?Estamos preparados a todos los niveles ¡ªm¨¦dico, econ¨®mico, social o tecnol¨®gico¡ª para afrontar una sociedad en la que la media de poblaci¨®n sea mucho mayor? ?Qu¨¦ debemos ajustar para que el sistema no se derrumbe? ?Somos conscientes de c¨®mo el envejecimiento puede cambiar nuestro mundo?
- Bienvenida, cuarta edad
Las nuevas situaciones suelen requerir nuevas f¨®rmulas de denominaci¨®n, y un cambio tan profundo en nuestra manera de vivir no pod¨ªa escapar a los neologismos. Desde hace tiempo, los soci¨®logos han introducido el t¨¦rmino cuarta edad para referirse a los mayores de 80 a?os. El cambio ha empezado, incluso si no lo hemos advertido.
¡°El reto ya lo tenemos aqu¨ª, no hay que esperar¡±, explica el doctor Antoni Salv¨¤, director de la Fundaci¨®n Salut i Envelliment de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona. ¡°Estamos en una media de 18,8% de personas mayores de 65 a?os y tenemos un ¨ªndice de envejecimiento que es superior a uno. Es decir, que hay m¨¢s personas mayores de 65 que menores de 15¡±. La misma opini¨®n llega desde otros ¨¢mbitos. ¡°Estamos convencidos, y hay datos cient¨ªficos y estad¨ªsticos que lo demuestran, de que este es el mayor reto que afronta la sociedad del siglo XXI¡±, asegura Fernando Ariza, subdirector de la Mutualidad de Abogac¨ªa y coordinador de la Escuela de Pensamiento que su organismo ha puesto en marcha para afrontar esa otra expresi¨®n de nuevo cu?o que es la econom¨ªa del envejecimiento. ¡°Este desaf¨ªo es mucho mayor que el de la tecnolog¨ªa¡±, a?ade. ¡°Las bases hay que ponerlas ya, porque si no nos va a atropellar¡±.
Esas bases son, necesariamente, transversales a todos los aspectos de la sociedad, aunque, sin duda, el primer pensamiento de muchos se inclina hacia lo econ¨®mico. ?Qu¨¦ va a pasar con las pensiones? ?Est¨¢ en peligro el ya maltrecho Estado de bienestar? ¡°Si la decisi¨®n es meter la cabeza debajo del ala, empezaremos a asumir que esto ¨²ltimo puede ser as¨ª¡±, explica Pablo Antonio Mu?oz Gallego, catedr¨¢tico de comercializaci¨®n e investigaci¨®n de mercados de la Universidad de Salamanca. ¡°Hay dos resortes que ayudan a compensar el impacto del envejecimiento: la mayor incorporaci¨®n de las mujeres y de inmigrantes a la poblaci¨®n activa, y la tecnolog¨ªa¡±, contin¨²a Mu?oz Gallego. ¡°Es clave que las mujeres cuenten con facilidades para incorporarse al mercado de trabajo despu¨¦s de terminar sus estudios o cuando llegan los hijos. Las inversiones en tecnolog¨ªa no solo nos facilitan la vida en el d¨ªa a d¨ªa, sino tambi¨¦n la mejora de la productividad en las empresas. Esta creaci¨®n de riqueza ayudar¨¢ a mantener un crecimiento tambi¨¦n de la recaudaci¨®n de impuestos y de las cotizaciones a la Seguridad Social, que a d¨ªa de hoy son insuficientes y acaban engordando el d¨¦ficit y la deuda de un pa¨ªs¡±.
Es imprescindible abolir la jubilaci¨®n forzosa, sustituirla por una jubilaci¨®n a la carta
Los ajustes a esta nueva realidad tambi¨¦n podr¨ªan llegar a ese temido momento de aplazar la edad de jubilaci¨®n. La clave, quiz¨¢s, resida en encontrar f¨®rmulas que se adapten tanto a las nuevas necesidades globales como a las de las personas individuales. ¡°Por una parte, vivimos m¨¢s a?os y nuestra capacidad laboral se mantiene durante m¨¢s tiempo¡±, apunta Mu?oz Gallego. ¡°Por otra, podr¨ªa seguir avanz¨¢ndose en el sistema de jubilaci¨®n flexible, para que se pueda mantener una actividad laboral y, a la vez, cobrar parcialmente una pensi¨®n¡±. La misma opini¨®n es compartida por Enrique Gil Calvo, doctor en Sociolog¨ªa por la Universidad Complutense y autor del libro El poder gris: una nueva forma de entender la vejez. ¡°Es imprescindible abolir la jubilaci¨®n forzosa, sustituirla por una jubilaci¨®n a la carta, con pensiones proporcionales a la duraci¨®n de las carreras laborales, e incentivar fiscalmente la prolongaci¨®n de la actividad econ¨®mica hasta edades mucho m¨¢s tard¨ªas que en la actualidad¡±, sostiene.
- Vivir m¨¢s, pero mejor
Una vez que hemos asumido que viviremos m¨¢s y, probablemente, trabajemos m¨¢s a?os, hay otros aspectos de igual importancia que debemos tener en cuenta. Porque permanecer m¨¢s tiempo en este mundo no tiene por qu¨¦ significar que vivamos mejor. ¡°Con el aumento de la esperanza de vida hemos visto c¨®mo, l¨®gicamente, hay un aumento de la prevalencia de enfermedades cr¨®nicas¡±, explica Laura Fern¨¢ndez Maldonado, responsable del ¨¢rea de pacientes y ciudadanos de la Fundaci¨® Salut i Envelliment. Desde su organismo, ponen en marcha programas que ¡°fomenten el autocuidado de las personas, para que tomen conciencia de la importancia de prevenir la aparici¨®n de estas enfermedades, sobre todo las que est¨¢n muy vinculadas con los estilos de vida¡±.
Esta adaptaci¨®n comienza, por tanto, por cada uno de nosotros. Prevenir las posibles enfermedades del futuro ser¨¢ m¨¢s importante que nunca, pero algunos cambios saltan a la esfera de lo p¨²blico. ¡°Hay que intentar trasladar esa mentalidad preventiva a los sistemas sanitarios¡±, sostiene el doctor Salv¨¤. ¡°Las propuestas de la OMS de envejecimiento saludable van en la l¨ªnea de defender que haya una integraci¨®n de servicios sanitarios para hacer frente a este reto, pero no es suficiente. Lo que pueden hacer los gobiernos y las instituciones es darse cuenta de que todo el dinero que se invierte en actividades preventivas es dinero muy bien gastado, primero en el bienestar de las personas y, segundo, en hacer m¨¢s sostenible el reto del envejecimiento¡±. Enrique Gil Calvo comparte esa misma advertencia, especialmente urgente si nos comparamos con otros territorios. ¡°Los pa¨ªses n¨®rdicos s¨ª est¨¢n respondiendo con suficiente antelaci¨®n, de acuerdo a su tradici¨®n de Estados responsables, pero los anglosajones y latinos estamos infinitamente m¨¢s retrasados¡±, se?ala. ¡°El peor ejemplo es el caso espa?ol, que se niega a reformar su sistema de Seguridad Social, ya deficitario en la actualidad, pero que amenaza con quebrar cuando comiencen a jubilarse las abultadas cohortes nacidas con el baby boom de 1964 a 1974¡±.
La adaptaci¨®n de las instituciones sanitarias, especialmente las dependientes del Estado, ser¨¢ una de las grandes pruebas a las que nos enfrentaremos. ¡°El sistema actual es bueno para dar respuesta a enfermedades agudas, pero no tanto para hacer frente a personas con polipatolog¨ªas o enfermedades mentales como el Alzheimer. Hay que darse cuenta de que hace falta un cambio en profundidad, organizarse de otra manera para encarar esta situaci¨®n¡±, incide Salv¨¤, que pone un ejemplo reciente de una medida mal resuelta.
¡°El sistema sanitario tiene que coordinarse con el sistema social, que ha vivido un punto de ilusi¨®n que se ha visto truncado con la Ley de Dependencia. Es un ejemplo de que se pueden hacer cosas muy interesantes, pero que se ha desarrollado de manera muy insuficiente porque desde el primer momento no se garantiz¨® su financiaci¨®n¡±, concluye.
La econom¨ªa y la salud son los dos aspectos que nos vienen a la mente cuando pensamos en la vejez, pero no son ni mucho menos los ¨²nicos que sufrir¨¢n un cambio dr¨¢stico en las pr¨®ximas d¨¦cadas, a medida que la tercera y la cuarta edad vayan ganando espacio en los gr¨¢ficos de poblaci¨®n. ¡°Esto va a mover muchos cimientos de la sociedad, no solo el econ¨®mico¡±, advierte Fernando Ariza. ¡°Hay muchas cuestiones ¨¦ticas, riesgo de exclusi¨®n social, riesgo de pobreza energ¨¦tica...¡±. Se impone, por tanto, cuestionarse el propio concepto de vejez y, sobre todo, el papel que van a desempe?ar los mayores en una sociedad cada vez m¨¢s obsesionada con la juventud eterna, aunque sea a trav¨¦s de un filtro de Instagram.
- Formados y reivindicativos
?Se seguir¨¢ menospreciando a los ancianos ¡ªel llamado edadismo¡ª dando por hecho que su aportaci¨®n al conjunto de nuestra sociedad es m¨¢s limitada? Gil Calvo recuerda la teor¨ªa que ya expuso en El cerebro gris: ¡°Esta tendencia no se reducir¨¢, sino que se agravar¨¢. Sin embargo, los nuevos mayores, mucho m¨¢s formados y con mayor experiencia asociativa, no se dejar¨¢n discriminar pasivamente. Por el contrario, reivindicar¨¢n sus derechos a la igualdad con mucha mayor combatividad. Sobre todo su mitad femenina, que ya dispondr¨¢ de una larga trayectoria laboral y profesional, por lo que ser¨¢ capaz de liderar las reivindicaciones feministas de la tercera y cuarta edad¡±.
Las personas mayores que utilizan internet tienen m¨¢s satisfacci¨®n con la vida
Efectivamente, los mayores del ma?ana habr¨¢n tenido acceso a una mejor formaci¨®n que los de la actualidad. Por ejemplo, en el manejo de la tecnolog¨ªa, algo que deber¨ªa reducir la brecha generacional. ¡°Hemos observado que las personas mayores que utilizan internet tienen m¨¢s satisfacci¨®n con la vida, seguramente porque aumentan su disfrute, al igual que ocurre con viajar, pasar horas con amigos o conocidos, o participar en organizaciones sociales¡±, se?ala Pablo Antonio Mu?oz Gallego remiti¨¦ndose al trabajo sobre econom¨ªa del envejecimiento que realiz¨® desde la Universidad de Salamanca.
Esta mayor implantaci¨®n de la tecnolog¨ªa en los sectores de edad avanzada todav¨ªa tiene que equipararse al de otros pa¨ªses: ¡°El uso de internet por personas de 65 a 74 a?os de Noruega, Holanda o Dinamarca es casi el triple del de Espa?a, aunque estoy seguro de que este diferencial se reducir¨¢ r¨¢pidamente¡±, indica Mu?oz Gallego. Y tendr¨¢ tambi¨¦n efectos beneficiosos para esos dos ejes citados anteriormente: la salud y la econom¨ªa.
- Econom¨ªa del envejecimiento
¡°Nosotros vemos la tecnolog¨ªa como un medio m¨¢s para llegar a la poblaci¨®n¡±, explica Laura Fern¨¢ndez Maldonado, que pone un ejemplo real. ¡°Nestore es un proyecto en el que hemos trabajado y que ofrece un acompa?amiento, un entrenamiento virtual con un agente que te brinda consejos que se adapten a tu persona, que est¨¦n de acuerdo con tus intereses¡±. Este asistente personal, similar a Siri o Alexa, busca salvar la frialdad de lo tecnol¨®gico gracias a recomendaciones personalizadas. ¡°Si no tienes suficiente actividad f¨ªsica, Nestore te dice lo que caminas, te pone una meta y te sugiere, por ejemplo, ir a la biblioteca si te gusta leer. Incentiva a la persona en base a sus propios intereses¡±, relata Laura Fern¨¢ndez Maldonado.
Las nuevas personas mayores ser¨¢n m¨¢s reivindicativas
El t¨¦rmino econom¨ªa del envejecimiento se ha a?adido ya a las conversaciones del sector empresarial, y muchos lo han subrayado en rojo. ¡°Existe un estudio de la Comisi¨®n Europea sobre el envejecimiento que se?ala que el 30% del PIB que se genera en la UE est¨¢ vinculado de alguna forma a la econom¨ªa del envejecimiento: productos, servicios a la tercera edad, ocio...¡±, apunta Fernando Ariza. De c¨®mo y cu¨¢nto consuma este sector de la poblaci¨®n va a depender buena parte de la econom¨ªa.
Tambi¨¦n, de c¨®mo se adapten distintas industrias a sus necesidades. ¡°Turismo, viajes y servicios de ocio son ¨¢reas de negocio que seguir¨¢n creciendo¡±, se?ala Mu?oz Gallego. ¡°En general, lo que crece es la demanda de bienes y servicios pensados para la tercera edad. Ah¨ª podemos incluir seguros, residencias, asistencia sanitaria, dom¨®tica...¡±.
Pero en este aspecto tambi¨¦n va a cambiar la perspectiva social sobre la vejez, esa que relega a la tercera y a la cuarta edad a ¨¢reas de pasividad y de dependencia. ¡°Las nuevas personas mayores ser¨¢n mucho m¨¢s reivindicativas, sabr¨¢n inventarse nuevas formas de hacerse valer y de hacerse respetar¡±, remarca Enrique Gil Calvo.
Todos estos cambios ¡ªsociales, econ¨®micos, sanitarios y ¨¦ticos¡ª los veremos a escala global, pero quiz¨¢s sea necesario construirlos desde la percepci¨®n personal. Y ese principio est¨¢ fuera de las concepciones espec¨ªficas de cada ¨¦poca. Simone de Beauvoir lo resum¨ªa as¨ª en su libro La vejez, publicado en 1970: ¡°En el futuro que nos aguarda est¨¢ en cuesti¨®n el sentido de nuestra vida; no sabemos qui¨¦nes somos si ignoramos lo que seremos: reconozc¨¢monos en ese viejo, en esa vieja¡±.
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