Edward Snowden: ¡°El modelo de negocio de Google, Amazon y Facebook es el abuso¡±
El informante y exempleado de la CIA y la NSA repas¨® las decisiones que le han llevado a donde est¨¢ en la apertura del Web Summit, que se celebra estos d¨ªas en Lisboa
Edward Snowden ha estado en Lisboa¡ por videoconferencia. ¡°Puedo o¨ªrte¡±, son las primeras palabras pronunciadas por el informante y exempleado de la CIA y la NSA en la apertura del Web Summit. Su conversaci¨®n con James Ball, del Bureau of Investigative Journalism, transcurri¨® entre la capital portuguesa, sede del mayor evento tecnol¨®gico del mundo, y Rusia, donde se esconde el norteamericano, ahora director de la Freedom of the Press Foundation.
¡°Nunca he estado borracho, nunca he fumado un porro¡°, asegura Snowden, asomado al par de pantallas gigantes que dominan el escenario. Ante ¨¦l, el centro neur¨¢lgico del Web Summit est¨¢ lleno hasta la bandera y con miles de espectadores que se han quedado al otro lado de las puertas. El informante se dispone a hacer memoria. Recuerda las motivaciones que le llevaron a los titulares hace seis a?os como el tira y afloja entre dos juramentos.
En su primer d¨ªa en la CIA, ¡°en una habitaci¨®n muy oscura¡±, jur¨® solemnemente que defender¨ªa la constituci¨®n de su pa¨ªs de todos los enemigos, extranjeros o no. ¡°No los intereses de la agencia, ni siquiera los de un presidente¡±, matiza. La segunda promesa lleg¨® en forma de burocracia: como un acuerdo de confidencialidad. ¡°Muchos a?os despu¨¦s de firmar esto, descubres que lo que est¨¢s haciendo, que lo que todos en tu agencia est¨¢n haciendo, es una conspiraci¨®n gigante para violar el juramento que tomaste el primer d¨ªa¡±, recuerda.
El hombre que ayud¨® a construir el sistema de vigilancia masiva del gobierno estadounidense para luego exponer sus excesos ten¨ªa dos opciones: ser leal a la constituci¨®n o a un formulario. ¡°La respuesta estaba clara. Cuando el gobierno puede cambiar las reglas del juego sin nuestro consentimiento, el p¨²blico tiene derecho a saberlo¡±, sentencia. Lo que Snowden quer¨ªa hacer saber era que algo hab¨ªa cambiado en los sistemas de vigilancia: ¡°Estaban podridos¡±. De monitorizar objetivos concretos y de inter¨¦s, se hab¨ªa pasado a vigilar "a todo el mundo, en todas partes, todo el tiempo, incluso a gente que no hab¨ªa hecho ning¨²n mal¡±.
¡°?Qu¨¦ haces cuando las instituciones m¨¢s poderosas de la sociedad se han convertido en las que menos rinden cuentas ante ella?¡±. Para ¨¦l, esta pregunta sigue vigente, seis a?os despu¨¦s del esc¨¢ndalo. ¡°Se estaban creando sistemas para esto todo el tiempo y nadie en una posici¨®n estaba tratando de pararlo, porque les beneficiaba¡±.
- Balance positivo, pero no mucho
¡°?Hemos avanzado algo? ?O estamos retrocediendo?¡±, pregunta Ball. El informante admite que las cosas est¨¢n cambiando, pero se muestra decepcionado con el alcance real de estos avances. ¡°La gente est¨¢ con frecuencia enfadada con la gente correcta por los motivos equivocados¡±, lamenta. En su opini¨®n nos obcecamos en minucias, cuando las dimensiones del problema son mucho mayores. ¡°S¨ª, esta gente est¨¢ cometiendo abusos, especialmente cuando miramos a Google, Amazon, Facebook¡ Su modelo de negocio es el abuso. Y sin embargo, argumentan que todo es legal. Ese el problema. Hemos legalizado el abuso de lo personal, a trav¨¦s de lo personal. Hemos creado un sistema que hace a la poblaci¨®n vulnerable para el beneficio de los privilegiados¡±.
En el caso de gobiernos como el suyo, a Snowden no le basta pretexto de que esa vigilancia masiva contribuye a la protecci¨®n de los ciudadanos, en materias como prevenci¨®n de ataques terroristas. ¡°Las herramientas creadas para proteger al p¨²blico estaban siendo utilizadas para atacarle¡±, insiste.
El papel la tecnolog¨ªa en este entuerto es para ¨¦l un arma de doble filo. Por un lado, las ve como una herramienta de amplificaci¨®n del poder individual. ¡°Cuando tenemos nuevas tecnolog¨ªas que se usan por peque?as empresas, ONGs, defensores de los derechos humanos para empoderar al mundo y protegerlo de terribles vulnerabilidades, avanzamos hacia un mundo m¨¢s seguro¡±, explica. En la otra cara de la moneda est¨¢ el poder concentrado por gobiernos y corporaciones actuando ¡°como las manos derecha e izquierda de un mismo cuerpo¡±. El resultado de esa mezcla, denuncia, son instituciones que ya eran poderosas combinando sus supremac¨ªas para ¡°controlar o al menos influir¡± las acciones del mundo que las rodea.
- Datos recolectados, gente explotada
En este contexto, hasta el europeo Reglamento General de Protecci¨®n de Datos (GDPR) se le queda corto. ¡°De hecho, el problema est¨¢ en el nombre. El problema no es la protecci¨®n de datos si no la recolecci¨®n. Regular la protecci¨®n de datos asume que su recolecci¨®n est¨¢ bien y no representa una amenaza o peligro¡±. Cualquier protecci¨®n es adem¨¢s probadamente falible. ¡°Si hemos aprendido algo desde 2013 es que tarde o temprano todo se filtra¡±.
En medio de la abstracci¨®n de un camino que empieza por los datos que genera cada uno de nuestros tel¨¦fonos y termina, por un lado, engordando las cuentas de las compa?¨ªas que los cosechan y por otro, generando informaci¨®n que puede ser utilizada en contra de nuestros intereses, el exempleado de la CIA denuncia que estamos pasando por alto un detalle muy tangible: ¡°Los datos no son abstractos cuando son sobre la gente. No son los datos lo que se est¨¢ explotando: es la gente¡±.
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