Rifkin: ¡°La econom¨ªa del compartir es el primer sistema econ¨®mico desde el capitalismo y el socialismo¡±
Jeremy Rifkin predijo los efectos de la automatizaci¨®n antes que nadie y advirti¨® de que internet cambiar¨ªa para siempre la econom¨ªa. Hablamos con el hombre que entendi¨® y anticip¨® los grandes cambios tecnol¨®gicos de nuestra era
Jeremy Rifkin (Denver, Colorado, 1945) se inici¨® en el activismo medioambiental organizando una protesta en Boston contra las petroleras en plena crisis del 1973. Qui¨¦n le iba a decir a aquel joven idealista que, casi medio siglo m¨¢s tarde, publicar¨ªa un libro en el que le pondr¨ªa fecha a la desaparici¨®n de la industria de los combustibles f¨®siles: 2028. Y, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, que los gobernantes de los pa¨ªses desarrollados se lo tomar¨ªan en serio: China, Francia, Alemania, Corea del Sur o Espa?a (con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero) son algunos de los pa¨ªses a los que ha asesorado.?
Tienen motivos para acudir a ¨¦l. Autor de una veintena de ensayos, Rifkin ha dado en el clavo en m¨¢s de una ocasi¨®n, anticip¨¢ndose o hasta sentando las bases de debates que m¨¢s tarde ser¨ªan clave. Advirti¨® sobre los dilemas que traer¨ªa la medicina gen¨®mica en La era de la biotecnolog¨ªa (1999), entendi¨® el potencial disruptor de internet cuando todav¨ªa parec¨ªa una commodity en La era del acceso (2000). Pero el pensador es conocido ante todo por haber sido el primero en abordar el fantasma de la automatizaci¨®n en El fin del trabajo (1995), donde defendi¨® la reducci¨®n de la jornada laboral y habl¨® de la creaci¨®n de una renta b¨¢sica universal, temas hoy de actualidad. ¡°Las tecnolog¨ªas de software m¨¢s sofisticadas van a llevar la civilizaci¨®n a un mundo con cada vez menos trabajo. Surgir¨¢ una nueva clase de paro estructural. El proceso ya ha comenzado¡±, alert¨® entonces.
¡°No fui el primero en hablar de la renta m¨ªnima, tambi¨¦n estaba Milton Friedman. Yo argumentaba que no se entregar¨ªa a cambio de nada, sino de trabajar en la econom¨ªa social. La gente quiere trabajar, contribuir a la sociedad. Bien, porque les necesitaremos a todos. El mundo no puede cambiar solo con la inteligencia artificial o los robots¡±. La autocr¨ªtica de la obra que le encumbr¨® prosigue: ¡°Me equivoqu¨¦ en algo, entonces era demasiado pronto. Sab¨ªamos que ¨ªbamos hacia la automatizaci¨®n casi total del trabajo, lo que no anticipamos es que internet dar¨ªa lugar a la sharing economy, la econom¨ªa del compartir. Tampoco supe ver que se necesitar¨ªan millones de trabajadores para desarrollar las infraestructuras del futuro hacia el que vamos¡±, explica el soci¨®logo y economista. Recogi¨® esos temas en La tercera revoluci¨®n industrial (2011), su otra obra emblem¨¢tica, en la que describe la profundidad de los cambios que han tra¨ªdo a la sociedad y a la econom¨ªa las nuevas tecnolog¨ªas.
Habla en tono pausado y con un hilo de voz, el que le queda tras una intensa semana por Europa promocionando su ¨²ltimo libro, El Green New Deal global (Paid¨®s). Se trata de un manual de instrucciones para transformar completamente el sistema, desde el modelo econ¨®mico hasta las infraestructuras, y salvar la vida en la Tierra. ¡°Estamos ante la sexta extinci¨®n masiva, este siglo perderemos el 50% de todas las formas de vida conocidas.El panel del cambio clim¨¢tico de la ONU dijo en 2018 que ten¨ªamos 12 a?os para reducir las emisiones en un 45% respecto a los niveles de 1990. Ya hemos aumentado la temperatura global en un grado; si superamos el grado y medio se producir¨¢n una serie de consecuencias en cadena que ni siquiera podemos anticipar. Hay que actuar¡±, nos urge con fuego en la mirada.
Empezar de nuevo
Rifkin tiene un plan. El mundo debe apostar masivamente por las energ¨ªas renovables y gestionarlas con herramientas digitales, lo que las har¨¢ m¨¢s accesibles, eficientes y distribuidas. Los edificios y las viviendas generar¨¢n su propia energ¨ªa limpia, que los ciudadanos intercambiar¨¢n a trav¨¦s de redes inteligentes de distribuci¨®n. Para llegar a ello har¨¢ falta una especie de plan Marshall o New Deal, un gran programa de inversiones que estimular¨¢ de paso el empleo y que, en este caso, vendr¨¢ apoyado por el propio sector privado. Por lo pronto, la Uni¨®n Europea y China le han contratado para que les asesore en la transici¨®n.
?Es posible reinventar el mundo en una o dos d¨¦cadas? ¡°En mi pa¨ªs hicimos la revoluci¨®n industrial entera en 30 a?os. Se desarroll¨® una red ferroviaria, un sistema de tel¨¦grafos¡ Luego, a principios del siglo XX, lo hicimos otra vez en la segunda revoluci¨®n industrial: se construy¨® una red de carreteras nacional, se electrific¨® el pa¨ªs y se le conect¨® telef¨®nicamente en poco m¨¢s de dos d¨¦cadas. Ahora necesitamos hacerlo m¨¢s r¨¢pido y es perfectamente factible¡±, espeta el profesor de la Wharton School.
Esta vez ser¨¢ m¨¢s sencillo porque el mercado, asegura Rifkin, est¨¢ por la labor. ¡°El precio de producci¨®n de la energ¨ªa solar cay¨® este a?o por debajo del del gas. Los costes fijos seguir¨¢n bajando exponencialmente, como pas¨® con los chips. Las energ¨ªas f¨®siles, mucho m¨¢s caras de explotar, est¨¢n de capa ca¨ªda. Los inversores de todo el mundo ya han retirado de esa industria 11 billones de d¨®lares en cuatro a?os. Estimamos unas p¨¦rdidas potenciales de unos tres billones de d¨®lares por activos que quedar¨¢n obsoletos, de los que nadie querr¨¢ saber nada: los derechos de explotaci¨®n dejar¨¢n de tener valor, porque no se ejercer¨¢n; los combustibles no se extraer¨¢n, porque ser¨¢ demasiado caro hacerlo; los oleoductos caer¨¢n en desuso¡±, sentencia. ¡°Hablo con frecuencia con banqueros. No es exagerado decir que la mitad del sector se ha dormido y la otra est¨¢ entrando en p¨¢nico. Todos est¨¢n ahora revisando sus inversiones. La burbuja del petr¨®leo estallar¨¢ pronto, se lo aseguro¡±. Estima que lo har¨¢ en 2028 porque es cuando se espera que el 14% de la energ¨ªa consumida en el planeta sea solar y e¨®lica. Cuando Alemania alcanz¨® esa cifra, dice Rifkin, la inversi¨®n en energ¨ªa nuclear y combustibles f¨®siles empez¨® a caer con fuerza.
La industria del petr¨®leo y de los combustibles f¨®siles dejar¨¢n unas p¨¦rdidas de unos tres billones de d¨®lares por activos que quedar¨¢n obsoletos¡±.
Bonos verdes
La tarea de los gobiernos ser¨¢ entonces invitar a los inversores a que compren bonos verdes para financiar la gran transformaci¨®n. ¡°El dinero busca la rentabilidad, y ahora mismo no tiene a d¨®nde ir. En una situaci¨®n de bajos tipos de inter¨¦s, el Green New Deal ser¨¢ una apuesta segura¡±, defiende.
Rifkin encara con optimismo la metamorfosis sist¨¦mica que propugna. A sus 74 a?os, el esp¨ªritu combativo de la juventud le llena de esperanza. ¡°Millones de j¨®venes pararon las clases en 130 pa¨ªses para protestar por la crisis clim¨¢tica. Es la primera revuelta planetaria de la historia. La humanidad se est¨¢ percibiendo por primera vez a s¨ª misma como una especie amenazada¡±. Algo de eso detecta tambi¨¦n en la pol¨ªtica. ¡°Alexandria Ocasio-Cortez tiene 30 a?os, y detr¨¢s de ella vendr¨¢n muchos m¨¢s. Los candidatos dem¨®cratas a la presidencia de Estados Unidos est¨¢n a favor del Green New Deal¡±, exclama el Rifkin m¨¢s activista.
La tercera revoluci¨®n industrial
Las energ¨ªas renovables son cada vez m¨¢s baratas y al mundo le ir¨¢ bien si las abraza en masa. ?Pero por qu¨¦ tanta insistencia en la conectividad? ?Qu¨¦ tiene eso que ver con el porvenir de la humanidad? La respuesta se halla en su otro gran bestseller. Si El fin del trabajo le situ¨® en el mapa desde el punto de vista acad¨¦mico, La tercera revoluci¨®n industrial (2011) le convirti¨® en gur¨² e impuls¨® su carrera como consultor. Seg¨²n cuenta, el primer ministro chino, Li Keqiang, le contrat¨® tras leerlo para que le ayudara a transformar al gigante asi¨¢tico. La UE y la agencia de Desarrollo Industrial de la ONU (ONUDI) hicieron lo propio.
Rifkin recogi¨® en ese libro varias ideas recurrentes en su obra (apuesta por las renovables, el poder disruptivo de internet, el cambio de modelo econ¨®mico) y las unific¨® en una teor¨ªa que ofrece una respuesta para el triple reto de la crisis econ¨®mica, energ¨¦tica y clim¨¢tica. ¡°Los grandes cambios de paradigma de la historia surgieron de la combinaci¨®n de tres grandes componentes: nuevas formas de comunicaci¨®n para unir a grandes colectivos, nuevas formas de movilidad para hacer eso posible y nuevas fuentes de energ¨ªa que alimentasen lo anterior¡±, explica con maneras de profesor universitario. ¡°Cuando cambian a la vez esos tres elementos, cambia todo: el h¨¢bitat, el sistema econ¨®mico, la estructura y organizaci¨®n social y las infraestructuras¡±.
Cambio de sistema econ¨®mico
En La primera revoluci¨®n industrial (siglo XIX) confluyeron la imprenta, el tel¨¦grafo y los trenes de vapor alimentados por carb¨®n. La segunda (siglo XX) surgi¨® con la electricidad, el tel¨¦fono, la radio y televisi¨®n, los motores de combusti¨®n y el petr¨®leo barato. En la tercera, la que vivimos hoy, las tres palancas de cambio conviven en un mismo elemento: la Red. ¡°El internet de la comunicaci¨®n converge con el internet de la energ¨ªa renovable y el internet de la movilidad y de la log¨ªstica, que conecta veh¨ªculos el¨¦ctricos que pronto ser¨¢n aut¨®nomos alimentados por energ¨ªas renovables¡±. Todo ello convive en un espacio moldeado por el internet de las cosas (IoT), en el que los edificios inteligentes act¨²an como nodos de recolecci¨®n de datos para el sistema y como miniplantas de generaci¨®n de energ¨ªa.
El cambio de paradigma que aporta la tercera revoluci¨®n industrial, cuyas consecuencias econ¨®micas explor¨® Rifkin en La sociedad de coste marginal cero (2014), es rompedor. Tanto es as¨ª que cree que el capitalismo tal y como lo conocemos puede tener los d¨ªas contados. ¡°El mercado ¨®ptimo es aquel en el que vendes al coste marginal porque colocas productos y servicios baratos y los accionistas consiguen un retorno. El problema es que nunca imaginamos que la revoluci¨®n digital fuera a ser tan eficiente. Millones de personas comparten m¨²sica, conocimiento, software¡ Todo eso es gratuito, solo necesitas conexi¨®n a internet. La econom¨ªa del compartir es el primer sistema econ¨®mico propiamente dicho desde el nacimiento del capitalismo en el siglo XVIII y del socialismo en el siglo XIX¡±, sentencia. ¡°Estamos pasando de la propiedad al acceso, de los mercados a las redes, de los vendedores y compradores a proveedores y usuarios, de productividad a regeneraci¨®n, de externalidades a circularidad, del PIB a indicadores de calidad de vida¡±, sintetiza.
Nadie imagin¨® que la revoluci¨®n digital fuera a ser tan eficiente. Millones de personas comparten m¨²sica, software...
La amenaza de la 'darknet'
Los nativos digitales tienen muy interiorizada esta nueva realidad. Est¨¢n acostumbrados a colaborar en red, a intercambiar los dise?os que imprimen en 3D, etc¨¦tera. ¡°El gran problema¡±, opina, ¡°es la red oscura (darknet). C¨®mo mantener las redes a salvo, c¨®mo asegurarse de que los gobiernos no tomen el control o las usen para vigilar, c¨®mo cerciorarse de que las empresas no vulneren nuestra privacidad, c¨®mo combatir la creciente amenaza del ciberterrorismo¡ Una de las ventajas de contar con una infraestructura distribuida, como la que propongo en el Green New Deal, es que ser¨¢ menos vulnerable¡±, remata.
El fin del trabajo, el poder de internet, los dilemas de la biotecnolog¨ªa, las energ¨ªas verdes¡ ?Cu¨¢l ser¨¢ el siguiente tema que capte su atenci¨®n? ¡°He trabajado siete a?os en el siguiente libro, pero mi mujer me dijo en diciembre que lo parase y me centrara en el Green New Deal, que es lo m¨¢s urgente ahora. Solo le puedo decir que mi pr¨®ximo ensayo tratar¨¢ sobre c¨®mo podemos prepararnos en todas las facetas de la vida para lo que est¨¢ por venir¡±.
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