Si mis datos personales valen dinero, ?por qu¨¦ no veo ni un euro?
Las grandes tecnol¨®gicas se valen de nuestra informaci¨®n sensible, entre otras, para lucrarse y obtener beneficios. Experian cuantifica en 870 euros el valor medio de los perfiles digitales
A?o nuevo, vida nueva. Prop¨®sitos, proyectos y promesas que cambiar¨¢n por completo este 2020. Vale, dejemos de enga?arnos. Duran una semana. Un a?o m¨¢s que no vas a pisar el gimnasio. La tecnolog¨ªa tambi¨¦n tarda m¨¢s bien poco en volver a la casilla de salida. Cuando cre¨ªas que los datos hab¨ªan superado aquello de ser el nuevo petr¨®leo, estabas equivocado. El big data se resiste a cambiar idea, aunque con alg¨²n matiz que pretende que este a?o sea algo diferente. Si las grandes tecnol¨®gicas se lucran con miles de millones a costa de nuestra informaci¨®n digital, ha llegado el momento de que los usuarios obtengamos alg¨²n beneficio econ¨®mico. No adelantemos acontecimientos, pero ¨Catenci¨®n, spoiler¨C falta mucho para que seamos la tan cacareada nueva petrolera e ingresemos alg¨²n euro.
Un estudio de Experian cifra en 870 euros el valor medio de nuestros perfiles digitales, seg¨²n las cantidades que se pagan en la dark web. Esta informaci¨®n incluye desde nuestra actividad en redes sociales hasta cuentas de Amazon y PayPal. ¡°En la pr¨¢ctica cuesta ejercer el control absoluto de los datos, especialmente en las plataformas gratuitas. No obstante, la incorporaci¨®n de los principios de privacidad en el dise?o y por defecto del Reglamento europeo facilitar¨¢, sin duda, que el usuario recupere este control sobre sus datos¡±, argumenta Eduard Blasi, profesor del posgrado de Protecci¨®n de Datos de la UOC. Parte de este control se traduce en crear un mercado, ahora mismo casi inexistente, donde nosotros mismos comerciemos con nuestro big data.
Dentro de esta Galia de Ast¨¦rix y Ob¨¦lix que lucha contra el imperio romano, aqu¨ª plasmada en forma de multinacionales tecnol¨®gicas, por alumbrar un nuevo paradigma existen algunos nombre propios. Bebee, una red social dise?ada para el ¨¢mbito profesional y laboral, promete remunerar a sus usuarios. Como explica su fundador, Javier C¨¢mara, las empresas pagan por estar en la red para contactar a quienes estimen oportuno. Lo que se trata es de que este dinero revierta en los usuarios, que ellos decidan con qui¨¦n comparten su informaci¨®n y a qu¨¦ precio. Wibson tambi¨¦n se ha afincado en la Galia para que la sociedad consiga parte del dinero generado por sus datos. Lo que busca esta startup es incluir en esta ecuaci¨®n al poseedor de la informaci¨®n para que perciba lo que produzca.
Como la gran mayor¨ªa de mortales, no habr¨¢s visto ni un euro gracias a tu actividad digital. En tu cuenta no aparecer¨¢ un pago por este concepto. Como esto va de tecnolog¨ªa, lo suyo ser¨ªa que buscaras criptomonedas. Blockchain resulta la manera m¨¢s sencilla de convertir los datos en un negocio del siglo XXI. Gracias a esta herramienta, las compa?¨ªas emiten tokens y cuantifican cada unidad de valor seg¨²n decidan. Si volvemos a la Galia digital, Bebee pretende que en vez de euros o d¨®lares ingresemos PATO y Wibson, por su parte, Wibcoin ¨Cno todo son bitcoins-. ¡°La realidad es que, en el ecosistema de internet, si no pagamos de forma directa, acabamos pagando de forma indirecta con nuestros datos o, incluso, metadatos. La creencia de que todo es gratis, es una utop¨ªa¡±, zanja Blasi.?
La publicidad, la mano que mece tus datos
El Comit¨¦ Europeo de Protecci¨®n de Datos se ha mostrado contrario a que los datos personales puedan convertirse en una mercanc¨ªa sujeta al comercio
En el fondo del iceberg de la informaci¨®n personal permanece un sector como el publicitario, que ha encontrado en la revoluci¨®n digital una manera muy rentable de transformar su negocio. En opini¨®n de Sergio de Juan-Creix, profesor de Derecho de la UOC y experto en Derecho digital, la publicidad se ha sofisticado con el an¨¢lisis del perfil de los usuarios al permitir teledirigir los mensajes a un p¨²blico espec¨ªfico, de forma que esta se convierte en m¨¢s efectiva. ¡°Si una gran empresa se enriquece con mis datos, es l¨®gico que quiera una parte de los beneficios o, al menos, recibir alg¨²n servicio o ventaja a cambio. De la misma forma que si se utilizan mis datos para un proyecto de sostenibilidad en mi ciudad, me gustar¨ªa conocerlo para poder participar con conciencia¡±, razona De Juan-Creix.
Que en un futuro inmediato emerja este sector al amparo del big data, con el usuario como principal beneficiado, tiene m¨¢s visos de quedarse en uno de esos buenos prop¨®sitos de a?o nuevo que de otra cosa. El petr¨®leo seguir¨¢ en las manos de los de siempre. El Comit¨¦ Europeo de Protecci¨®n de Datos, por ejemplo, se ha mostrado contrario a que los datos personales puedan convertirse en una mercanc¨ªa sujeta al comercio debido a que se trata de un derecho fundamental. ¡°El hecho de que sea un derecho fundamental no deber¨ªa bloquear la posibilidad de que tuvieran una vertiente patrimonial, como sucede por ejemplo con los derechos de imagen, que tambi¨¦n son un derecho fundamental¡±, concluye el experto en Derecho digital. Parece que en este 2020 reci¨¦n estrenado seguiremos sin ver un euro.
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