Los institucionales: el poder ante la sublevaci¨®n
Igual que el bitcoin cre¨® la tecnolog¨ªa, Libra ha despertado el debate, provocando que los bancos centrales hayan acelerado sus procesos para emitir su propia moneda digital.
Igual que el bitcoin cre¨® la tecnolog¨ªa, Libra ha despertado el debate, provocando que los bancos centrales hayan acelerado sus procesos para emitir su propia moneda digital. La opacidad del r¨¦gimen chino no alcanza para ocultar la rapidez con la que avanza en este terreno. En Europa, Suecia present¨® este febrero su proyecto piloto para el lanzamiento de su e-corona, en colaboraci¨®n con Accenture, en principio por un a?o, aunque podr¨ªa extenderse a siete.
El BCE tambi¨¦n hace sus pinitos, y en diciembre public¨® una prueba de concepto para una moneda digital. Estas iniciativas se interpretan en ocasiones como un intento de control fiscal y de lucha contra la econom¨ªa sumergida, pero Jos¨¦ Mar¨ªa Pel¨¢ez, inspector de Hacienda, defiende que esa batalla es mucho m¨¢s compleja: ¡°Si terminamos con el efectivo, no terminaremos con el fraude. Es m¨¢s bien una cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica y de cultura social¡±.
El caso sueco se ha convertido desde hace tiempo en un t¨®pico para hablar del futuro del dinero, por su apuesta decidida por la reducci¨®n del efectivo: en 2018 una encuesta revel¨® que solo el 13% de los ciudadanos hab¨ªan utilizado papel f¨ªsico en una compra reciente, frente al 40% de 2010. Sin embargo, reducir no significa eliminar, y el documento del Banco Central Sueco que explica la puesta en marcha del piloto de la e-corona reconoce ¡°problemas potenciales por la marginalizaci¨®n del efectivo¡±.
Su tesis es que si todo es digital, y la entidad p¨²blica no est¨¢ en ese entorno, el sistema quedar¨¢ desequilibrado hacia lo privado. Degli Esposti apunta en esa l¨ªnea: ¡°El discurso neoliberal defiende que es mejor que las innovaciones se desarrollen siempre desde el sector privado, especialmente en tecnolog¨ªa. El problema es qu¨¦ pasa entonces con el inter¨¦s p¨²blico.
El bien com¨²n
?C¨®mo se defiende? ?C¨®mo me aseguro de que las innovaciones tienen en cuenta el bien com¨²n?¡±. Adem¨¢s, los que advierten del llamado capitalismo de vigilancia alertan de la posibilidad de desarrollar un sistema donde grandes empresas privadas, o el Estado, sepan con exactitud todo sobre c¨®mo gastamos nuestro dinero: por poner ejemplos, qu¨¦ libros compramos, si utilizamos juguetes sexuales o si somos afiliados a un partido pol¨ªtico, un sindicato o una ONG.
Suena algo alarmista para las democracias occidentales, pero probablemente no sea casual que el r¨¦gimen chino est¨¦ acelerando su transici¨®n a la moneda digital. ¡°Todos los bancos centrales han reaccionado ante el proyecto de Libra, pero muy probablemente China tenga en mente el control de la poblaci¨®n¡±, afirma Carb¨®. La distop¨ªa podr¨ªa estar llamando a la puerta.
En El cuento de la criada, la novela de Margaret Atwood, las mujeres pasan a ser ciudadanas de segunda categor¨ªa cuando son excluidas, de un d¨ªa para otro, de un sistema econ¨®mico 100% digital. Pero probablemente eso es ir demasiado lejos. ¡°Estoy convencido de que el efectivo va a pervivir, por lo menos en los pr¨®ximos diez a?os. Es mucho m¨¢s que una especie de plan B ante ciberataques digitales y cat¨¢strofes, como algunos parecen entender¡±, explica el director del Observatorio Digital de Funcas.
¡°El efectivo va a dejar de usarse en determinados grupos, o incluso en pa¨ªses enteros, pero no va a desaparecer, debido a factores no estrictamente econ¨®micos. Simplemente hay gente que no tiene acceso a la tecnolog¨ªa, o desconf¨ªa de ella¡±, vaticina Alejandro Neut, experto en Econom¨ªa Digital de BBVA Research. Para Neut, ¡°tenemos que aprovechar las ventajas de la digitalizaci¨®n sin alterar la esencia del sistema, porque funciona¡±. Defiende la visi¨®n conservadora de los proyectos de emisi¨®n de moneda digital por parte de los bancos centrales, en la que las entidades comerciales mantendr¨ªan su rol b¨¢sico como intermediario y ¨²nico ¡°interlocutor¡± financiero de las entidades emisoras.
Pero est¨¢ abierta la otra posibilidad: desintermediar el acceso a los bancos centrales, de tal forma que cualquier ciudadano podr¨ªa tener en ellos sus fondos. Con un t¨ªtulo tan expl¨ªcito como Adi¨®s a los bancos (Taurus) es lo que defiende Fern¨¢ndez Ord¨®?ez en un libro de reciente publicaci¨®n. ¡°El sistema actual es aberrante¡±, asegura: para proteger la estabilidad de los bancos, se ha desarrollado ¡°una regulaci¨®n casi sovi¨¦tica. Lo ¨²nico que le falta por decir a los banqueros es cu¨¢ndo pueden ir al ba?o¡±. ¡°Las nuevas normas financieras tras la crisis [iniciada en 2008] suman dos millones de palabras, tres veces m¨¢s que la Biblia¡±, apostilla, y tanta regulaci¨®n es un regalo para la banca, pero tambi¨¦n una condena, pues sufre ¡°un intervencionismo pesad¨ªsimo que le impide aumentar la rentabilidad¡±.
Para Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, la guerra por el dinero digital es una excelente oportunidad para cambiar los cimientos del sistema financiero: si los ciudadanos pueden acceder a los bancos centrales, la banca comercial ya no ser¨¢ un elemento sist¨¦mico que hay que proteger s¨ª o s¨ª, cueste lo que cueste. No son propuestas completamente nuevas: como apunta el economista Javier Santacruz, ¡°el recurso directo al Banco Central, eliminando los mecanismos de transmisi¨®n de la pol¨ªtica monetaria, ha existido en el pasado, con consecuencias fuertemente inflacionarias¡±.
Calen o no estas ideas ¡ªel Banco Central Sueco deja abierta esa posibilidad y habla de ¡°decisi¨®n pol¨ªtica¡± que tienen que tomar otros¡ª, la banca comercial se va subiendo a una ola que, seg¨²n c¨®mo evolucione, puede acabar ahogando su negocio tradicional. El debate ya no es papel o digital, sino la propia esencia del dinero. Y est¨¢ abierto en canal.
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