¡®Digisexuales¡¯, cuando tu pareja es un robot
La vida er¨®tica de la sociedad digital pasa por llevarse a la cama todo tipo de ¡®gadgets¡¯, desde las mu?ecas sexuales hiperrealistas a los ¡®sextoys¡¯ de ¨²ltima generaci¨®n. Algunos van m¨¢s all¨¢ y prescinden del encuentro con humanos confiando a un robot toda su vida ¨ªntima. Aut¨®nomos o no, la civilizaci¨®n post-Satisfyer no concibe el sexo sin m¨¢quinas.
En la pel¨ªcula Air Doll (2009), el director japon¨¦s Hirokazu Koreeda llev¨® al cine el drama existencial de un hombre solitario que comparte su vida con una mu?eca hinchable. Su due?o la viste, la mima, pasea con ella por el barrio mont¨¢ndola en una silla de ruedas y por las noches le hace el amor. Hasta que, aleg¨®ricamente, la mu?eca cobra vida y se encarna en una mujer de carne y hueso que lo ama con fervor y sometimiento. Basada en la serie manga de Yoshiie G¨da, la pel¨ªcula penetra en un oscuro mundo de soledad y trauma donde los mu?ecos sexuales son los compa?eros er¨®ticos absolutos de los hombres. Como reza una voz en off: ¡°La vida tiene vac¨ªos que solo otros pueden llenar¡±.
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En los pocos a?os que han pasado desde el estreno de aquella pel¨ªcula, la tecnolog¨ªa ha avanzado enormemente. Basta observar el mercado de las mu?ecas sexuales hiperrealistas de empresas como RealDoll, Orient Industry o KanojoToys para concluir que hay una realidad expansiva cuyos clientes van m¨¢s all¨¢ de los soci¨®patas solitarios como el personaje del film de Koreeda. Fabricadas en l¨¢tex y articuladas en acero y PVC como maniqu¨ªes hiperrealistas, componen un cat¨¢logo de esclavos y esclavas sexuales configurables, permitiendo elegir la ropa, el color de piel, ojos y hasta el tipo de cuerpo, el tama?o de busto o el pene o el corte de pelo.
La obsesi¨®n por el detalle de estos humanoides es asombrosa y su cat¨¢logo online es de un intrigante realismo. Estas compa?¨ªas producen figuras de hombre, mujer, adolescentes e incluso modelos de ni?os que entregan discretamente en la direcci¨®n de sus clientes. Todos incorporan cavidades de l¨¢tex destinadas a las relaciones sexuales y el precio de cada pieza parte de los 4.000 euros.
Ahora ese mercado acaba de perfeccionarse con la presentaci¨®n del primer robot sexual comercializable de la historia que incorpora una cabeza robotizada dotada de inteligencia artificial. Desde su v¨ªdeo promocional, Harmony, de la compa?¨ªa RealDoll, asegura que es la primera robot sexual dotada de inteligencia artificial dise?ada para hacer compa?¨ªa y adem¨¢s ser la amiga y amante de su due?o. Su alma rob¨®tica anima su cuerpo mec¨¢nico y est¨¢ programada ¡°para satisfacer las fantas¨ªas sexuales m¨¢s salvajes¡± y sus prioridades son ¡°amar, honrar y respetar¡± a su due?o humano ¡°por encima de todo¡±. Tiene un precio de alrededor de 10.000 euros.?
Paralelamente al mundo de las mu?ecas sexuales hiperrealistas y robotizadas, la industria de los consoladores y juguetes sexuales ha sufrido una evoluci¨®n paralela. Los primitivos dildos anal¨®gicos se han visto desplazados por modernos vibradores conectables y programables, dotados de vibraci¨®n, libres de cables y concebidos para alcanzar la descarga f¨ªsica en tiempo r¨¦cord. Hasta multinacionales de la electr¨®nica como Philips tienen en su cat¨¢logo masajeadores er¨®ticos para parejas.
El revolucionario OhMi- Bod, aquel dildo que vibra al comp¨¢s de la m¨²sica de un iPod con siete programas de vibraci¨®n al servicio del usuario, ha pasado a un segundo plano dej¨¢ndole paso al todopoderoso Satisfyer, el succionador de cl¨ªtoris con el que la compa?¨ªa pretende marcar un antes y un despu¨¦s sexual, que se dirige a sus clientas con m¨¢ximas como: ¡°An¨ªmate a cambiar tu vida¡±. Este juguete especializado en la estimulaci¨®n del cl¨ªtoris sin contacto directo, a trav¨¦s de ondas expansivas y totalmente sumergible, es ¡°como un hombre¡± dando a una mujer placer con la boca, ¡°pero m¨¢s intenso¡±. Su llegada ha supuesto una revoluci¨®n sociol¨®gica y ha cambiado para siempre la vida er¨®tica de muchas de sus usuarias. Los n¨²meros hablan por s¨ª mismos: en la tienda online especializada en artefactos sexuales Platanomel¨®n aseguran que, con ¨¦l, el 83% de las mujeres llegan al orgasmo en menos de dos minutos.
Para algunos, como la doctora Helen Driscoll, de la Universidad de Sunderland, la rob¨®tica desempe?ar¨¢ un papel definitivo en la sexualidad futura. Otros, como el experto en inteligencia artificial David Levy, de la Universidad de Maastricht, le han puesto fecha al momento en que robots y humanos hagan el amor o contraigan matrimonio: 2050. As¨ª lo aseguraba hace unos a?os en su ensayo Amor y sexo con robots (Paid¨®s, 2008), esbozando la sexualidad aut¨®noma y dist¨®pica que encarn¨® Joaquin Phoenix en Her, en la que un humano se enamora de un sistema operativo.
IPads en la cama
El meollo del asunto, para algunos, reside en el hecho de preferir tener las interacciones er¨®ticas con m¨¢quinas en detrimento de las personas. Para la sex¨®loga Laura Beltr¨¢n, coautora de Las mujeres y su sexo (Plataforma), ¡°no es lo mismo tener relaciones con personas y de vez en cuando utilizar juguetes sexuales que tener solamente interacciones con m¨¢quinas¡±. Para esta experta, no est¨¢ claro si el uso masivo de los juguetes er¨®ticos digitales cambiar¨¢ para siempre la manera de entender las relaciones er¨®ticas o si se amar¨¢n mejor las parejas post-Satisfyer. ¡°No tenemos bastante distancia para saber la evoluci¨®n de todo esto¡±, confiesa. ¡°S¨ª ocurre con la pornograf¨ªa o algunos sex toys, pero todav¨ªa es pronto. Lo que s¨ª sabemos es que hay muchas personas que consiguen gracias a estos juguetes sexuales tener orgasmos de modo mucho m¨¢s f¨¢cil que con un ser humano¡±.
Pero la sexualidad, se?ala esta experta, no puede definirse exclusivamente como ¡°la capacidad para tener un orgasmo¡±, y recuerda que las grandes patolog¨ªas er¨®ticas modernas son, sobre todo, problemas de deseo sexual. En este contexto, quiz¨¢ se pueda entender esta tecnolog¨ªa en clave de liberaci¨®n a la hora de tener una vida er¨®tica plena. Plena pero no aut¨®noma: ¡°Cada vez hay m¨¢s parejas que utilizan juguetes de este tipo o se llevan pel¨ªculas o a la cama en un iPad. En 10 a?os hemos visto un gran cambio. En consulta hace 20 a?os nadie me contaba que utilizaba objetos sexuales. Hoy en d¨ªa muchas parejas utilizan toda la tecnolog¨ªa audiovisual: muchas parejas de 20 a?os tienen una tableta en la cama y utilizan im¨¢genes pornogr¨¢ficas o se sirven de un consolador digital para facilitar el orgasmo¡±, asegura Beltr¨¢n.
Orgasmos a un clic
Como en el argumento de la serie sueca Real humans, donde los sirvientes sexuales desplazan a los verdaderos humanos como amantes, cada vez hay m¨¢s personas que presumen de una sexualidad solitaria y plena con la ayuda de mu?ecos y juguetes er¨®ticos: los llamados digisexuales.
Para Beltr¨¢n, el problema reside en aquellas personas que no est¨¢n en pareja y no tienen relaciones. ¡°Ah¨ª s¨ª que se puede empezar un fen¨®meno de adicci¨®n sexual. Tengo pacientes que utilizan cierta tecnolog¨ªa varias veces al d¨ªa compulsivamente y no hay una satisfacci¨®n completa¡±, concluye la sex¨®loga, que distingue los orgasmos donde se da una descarga mec¨¢nica fisiol¨®gica, ¡°y en donde s¨ª ayudan los robots¡±, y otros orgasmos ¡°donde hay adem¨¢s una sensaci¨®n de plenitud, de satisfacci¨®n¡±.
En este orgasmo completo f¨ªsico y emocional, explica Beltr¨¢n, la pornograf¨ªa o los robots no responden siempre a esa sensaci¨®n de plenitud. A¨²n as¨ª, la experta se pregunta por el objetivo de la sexualidad y concluye que en muchos casos, cuando el orgasmo cumple una funci¨®n de descarga fisiol¨®gica, ¡°lo digital s¨ª va a responder¡±. Con todo, insiste en que el empleo de juguetes sexuales o robots, as¨ª como de pornograf¨ªa, no crea personas sin sentimientos: ¡°Los juguetes digitales pueden deshumanizar a personas que tienen una patolog¨ªa.
La mayor¨ªa de los adolescentes utilizan la pornograf¨ªa y distinguen muy bien cu¨¢ndo est¨¢n con su pareja. Pero si hay una vulnerabilidad o una dificultad en relacionarse, s¨ª puede ser problem¨¢tica¡±. Para esta sex¨®loga, las relaciones humanas tienen esa idea de la seducci¨®n y poder jugar con el deseo, ¡°que es el gran problema que viene a consulta de los psic¨®logos sexuales en estos tiempos¡±. Si el robot funciona con un interruptor de orgasmos, no hay conquista que valga y el deseo se diluye.
A¨²n as¨ª, la tecnolog¨ªa digital ha venido a quedarse y a revolucionar las relaciones sexuales, mientras la industria pornogr¨¢fica est¨¢ a un paso de la realidad virtual a trav¨¦s de experiencias inmersivas con robots que respondan a los est¨ªmulos er¨®ticos. Aut¨®nomo o en pareja, el erotismo futuro es, como poco, multimedia.
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