¡®Networking¡¯ en el Siglo de Oro: as¨ª se tej¨ªan las redes de colaboraci¨®n entre dramaturgos
?Qu¨¦ pasa cuando se aplican m¨¦todos digitales al estudio del teatro espa?ol del siglo XVII? Que surge una red social en la que Calder¨®n de la Barca y Lope de Vega ni pinchaban ni cortaban
Si todos al nacer tuvieran jurisdicci¨®n para elegir sus fortunas, nadie ser¨ªa inferior¡±, sentencia la dama Elvira. Sus palabras llevan m¨¢s de trescientos a?os escritas. Congeladas en el texto de la comedia titulada El Rey Don Enrique el Enfermo, que no es obra de un solo autor, sino de nueve. En esta obra buscaron fortuna Agust¨ªn Moreto, Antonio Coello, Antonio Mart¨ªnez de Meneses, Francisco de Rojas Zorrilla, Jer¨®nimo de C¨¢ncer, Juan Coello y Arias, Juan de Zabaleta, Pedro Rosete y Sebasti¨¢n de Villaviciosa.
Es una muestra algo tard¨ªa de un fen¨®meno com¨²n en el Siglo de Oro: las comedias colaboradas que unieron a una larga lista de dramaturgos en una s¨®lida red de producci¨®n literaria conjunta. La estructura de ese entramado es ahora visible gracias al estudio de Alejandra Ulla Lorenzo y Elena Mart¨ªnez Carro, investigadoras del grupo de Humanidades Digitales Aplicadas de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). ¡°Al iniciar nuestro estudio sab¨ªamos que algunos dramaturgos hab¨ªan participado con mayor frecuencia que otros en la composici¨®n de este tipo de piezas gracias a los estudios individuales sobre la obra de estos autores y, aunque intu¨ªamos que no todos hab¨ªan trabajado con todos desconoc¨ªamos por completo cu¨¢l era el panorama global de la red¡±, admiten. ¡°Las comedias escritas en colaboraci¨®n, un tipo de obras poco conocidas entre el p¨²blico general, pero que encierran una forma de trabajar el teatro de la ¨¦poca¡±.
Datos del grafo compartidos por Alejandra Ulla y Elena Mart¨ªnez, investigadoras de la Universidad Internacional de La Rioja
?C¨®mo se teji¨® esta red? En los c¨ªrculos de la Corte. ¡°Este espacio les proporcionaba la oportunidad de participar en diversos tipos de eventos culturales, como cert¨¢menes, justas, academias y, por supuesto, teatro en sus m¨²ltiples formas¡±, se?alan las investigadoras. De un tiempo para ac¨¢, a estas pr¨¢cticas, popularizadas hacia 1622, las llamamos networking. Entonces, como ahora, eran una manera de buscarse las casta?as. ¡°No hay duda de que estos grupos generaron una actividad socioecon¨®mica durante el siglo XVII que concit¨® a varios autores profesionales que se reun¨ªan para formar relaciones, crear y desarrollar nuevas oportunidades de negocio y buscar nuevos clientes en los distintos espacios teatrales de la Corte madrile?a¡±, confirman las autoras del estudio.
El grafo, con los autores enlazados en funci¨®n de las comedias a las que contribuyeron, constituye un retrato de la ¨¦poca que no es f¨¢cil de pintar. Las obras de la ¨¦poca y sus respectivos autores no est¨¢n precisamente estructurados en una base de datos de consulta r¨¢pida. Antes de empezar, Ulla y Mart¨ªnez tuvieron que reconstruir y actualizar el corpus de comedias escritas en colaboraci¨®n: ¡°Esta tarea supuso un primer escollo por los problemas de autor¨ªa que presentan estos textos¡±. Esta complejidad, explican, es com¨²n a todo el teatro del siglo XVII, pero ha empezado a salvarse en los ¨²ltimos a?os gracias a la estilometr¨ªa. ¡°Analiza los problemas de autor¨ªa utilizando la frecuencia de rasgos estil¨ªsticos l¨¦xicos de un autor en comparaci¨®n con todas sus obras autorizadas y las obras de sus contempor¨¢neos¡±.
Las comedias colaboradas surgieron ¡°casi como un si de un juego colaborativo se tratase¡±, pero resultaron de gran utilidad para quienes tomaban parte en ellas. Por un lado, aligeraban el proceso creativo y permit¨ªan satisfacer m¨¢s r¨¢pido la elevada demanda. Como las obras sol¨ªan tratar temas conocidos para todos quienes participaban en la escritura pod¨ªan repartirse las tareas y organizar r¨¢pidamente la composici¨®n. Por otro lado, combinar ingenios abr¨ªa puertas. ¡°Posibilitaba en muchas ocasiones acceder a los c¨ªrculos cortesanos que, l¨®gicamente, granjeaban una mejor posici¨®n a estos dramaturgos¡±, se?alan.
Calder¨®n de la Barca, en segundo plano
Ulla y Mart¨ªnez han encontrado una anomal¨ªa los corrillos del networking literario del siglo XVII: ¡°La posici¨®n de los dramaturgos can¨®nicos no es tan central como cab¨ªa esperar¡±, explican. En el caso de Calder¨®n de la Barca, que tom¨® parte en trece de las 149 obras que recoge el grafo, frente a autores como Juan de Matos Fragoso, que colabor¨® en 50 comedias. ¡°M¨¢s bien parece que los dramaturgos m¨¢s consolidados, como por ejemplo Calder¨®n de la Barca, ten¨ªan en la Corte una posici¨®n suficientemente fortalecida a trav¨¦s de la composici¨®n de comedias individuales para grandes festejos como para no necesitar participar en este tipo de comedias y, cuando lo hizo, seguramente fue por compromiso¡±.
En el caso de Lope de Vega, que solo tom¨® parte en una de las obras, las investigadoras se inclinan m¨¢s por una cuesti¨®n de l¨ªneas temporales. ¡°Pertenece a una generaci¨®n anterior y a ello se suma su muerte en 1635¡±, se?alan en el estudio. Al otro extremo, junto a Juan de Matos Fragoso, destacan otros nombres no tan encumbrados en el Olimpo del Siglo de Oro, como Jer¨®nimo de C¨¢ncer o Luis de Belmonte. ¡°Muchos de los autores considerados menores por la cr¨ªtica ocupan una posici¨®n privilegiada en el grafo, como ocurre en el ejemplo de Juan de Matos Fragoso, o establecen con otros dramaturgos relaciones de inter¨¦s que abren la puerta a nuevas investigaciones. Son escritores que, a pesar de no gozar de gran prestigio, dominaron la red social teatral del momento¡±.
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