Una aplicaci¨®n permite descifrar y escribir el lenguaje jerogl¨ªfico del Antiguo Egipto
El proyecto Fabricius, puesto en marcha hace dos a?os y medio por Google, presenta la primera piedra de Rosetta digital con la que adentrarnos en los secretos del idioma del antiguo Egipto
El 15 de julio 1799, Pierre-Fran?ois Bouchard descubri¨® la piedra de Rosetta en mitad de una guerra entre Francia y Egipto. Casi dos milenios despu¨¦s, las ansias de conquista de Napole¨®n Bonaparte permitieron entender los hasta entonces enigm¨¢ticos jerogl¨ªficos egipcios. Adentrados ya en el siglo XXI, Google ha puesto a trabajar desde hace dos a?os y medio a la inteligencia artificial para digitalizar aquel bloque de granito tallado. El resultado ha sido Fabricius, una app gratuita y de c¨®digo abierto destinada tanto a escribir como a descifrar el idioma de los faraones.
Chance Coughenour, arque¨®logo y responsable de preservaci¨®n en Google Arts & Culture, no esconde que el proyecto surgi¨® como un experimento. Sab¨ªa que herramientas como el aprendizaje autom¨¢tico poseen un gran valor para descodificar lenguajes antiguos, como es el caso de la simbolog¨ªa egipcia. Hasta el momento, la ¨²nica forma de interpretarla consist¨ªa en observar el jerogl¨ªfico, recordarlo y buscarlo en libros e ingentes hojas de c¨¢lculo. Y con la dificultad a?adida de que muchas im¨¢genes son muy parecidas, con lo que resulta sencillo equivocarse. ¡°Con esta app acortamos los tiempos. Si la imagen es buena, en 15 o 20 minutos tenemos la traducci¨®n, aunque todav¨ªa nos falta bastante para descifrarlas todas¡±.
Fabricius, disponible desde este mi¨¦rcoles, ofrece diferentes opciones. Est¨¢ pensada para todo tipo de p¨²blicos. Desde quienes solo buscan un poco de entretenimiento hasta para los mayores egipt¨®logos. Nada m¨¢s entrar en la aplicaci¨®n encontramos un men¨² con tres opciones: aprender, jugar y trabajar. La primera nos sumerge en el idioma de esta antigua civilizaci¨®n, la segunda ayuda a escribir y enviar nuestros propios jerogl¨ªficos y la tercera est¨¢ totalmente pensada para investigadores. Incluso con la intenci¨®n de ir m¨¢s lejos del propio lenguaje, Google ha incluido historias did¨¢cticas para los estudiantes, como sobre pir¨¢mides, momias, arte y tumbas.
Al margen de la parte educativa y l¨²dica, que nos permite a?adir emojis a los jerogl¨ªficos o enviar una postal digital en un perfecto egipcio cl¨¢sico, el apartado profesional pretende convertirse en una piedra de Rosetta casi sin l¨ªmites. ¡°Cuanta m¨¢s gente lo utilice, los algoritmos aprenden m¨¢s y, con el tiempo, se convertir¨¢ en la mejor soluci¨®n. Es una cuesti¨®n de datos y entrenamiento¡±, asegura Coughenour. Gracias a la tecnolog¨ªa que Google emplea en el reconocimiento de im¨¢genes, cuando captamos un s¨ªmbolo incompleto, identifica sus elementos e infiere tres posibilidades para que los expertos determinen cu¨¢l ser¨ªa la opci¨®n correcta. ¡°El margen de error es bajo, aunque necesitamos reducirlo¡±, precisa.
Si nada altera los plazos previstos, este oto?o lo implantar¨¢n en el Centro Australiano de Egiptolog¨ªa, que ha colaborado en el proyecto junto con empresas como la desarrolladora de videojuegos Ubisoft. Precisamente, el Assassin¡¯s Creed Origins, saga insignia de la compa?¨ªa y cuya historia en este t¨ªtulo se centra en el antiguo Egipto, tuvo parte de culpa de que quisieran adentrarse en el mundo de los faraones. ¡°Quer¨ªamos extraer el lado m¨¢s pedag¨®gico de los videojuegos. Si sabemos de computaci¨®n en la nube y tambi¨¦n de inteligencia artificial, ?por qu¨¦ no utilizarlas para experimentar con esto? La idea era llevar la herramienta a gente inexperta en estos temas¡±, sostiene.
Una cultura accesible
Google Arts & Culture intenta que la cultura sea accesible para todo el mundo. Lo m¨¢s reciente es su apuesta por el antiguo Egipto, pero lo mismo podemos pasearnos por el Instituto de Arte de Chicago o el Taj Mahal que conocer la gastronom¨ªa japonesa. Unas 2.000 instituciones de todo el mundo colaboran con el gigante tecnol¨®gico con la ¨²nica intenci¨®n de preservar el patrimonio de la humanidad. Un ejemplo interesante ser¨ªa el Museo Nacional de Brasil, que ardi¨® casi por completo en septiembre de 2018. ¡°Con estas iniciativas culturales hemos logrado que pueda volver a recorrerse la pinacoteca tras la devastaci¨®n o que mantengamos vivo y continuemos investigando el legado maya¡±, zanja Coughenour.
Debido a que Fabricius a¨²n se encuentra en plena evoluci¨®n, las traducciones de los jerogl¨ªficos ¨²nicamente est¨¢n disponibles en ingl¨¦s y ¨¢rabe. Pese a que Coughenour no adelanta cu¨¢les podr¨ªan ser los siguientes idiomas, s¨ª est¨¢ claro que su intenci¨®n es incorporar nuevas lenguas en los pr¨®ximos meses. La prioridad es mejorar la precisi¨®n de la herramienta, que, como recuerda, siempre que arroja un resultado lo comprueban los expertos ¡ªlos algoritmos todav¨ªa no han adquirido el conocimiento necesario¡ª.
Comprender mejor el antiguo Egipto depende del ¨¦xito de la aplicaci¨®n. Si la piedra de Rosetta solo ofrec¨ªa una traducci¨®n parcial del idioma, ahora se abre un nuevo horizonte. S¨ªmbolos hasta el momento incomprensibles est¨¢n a una simple imagen de volverse inteligibles. La digitalizaci¨®n ha permitido que parte de los secretos milenarios de una civilizaci¨®n fara¨®nica abandonen poco a poco sus tumbas. ¡°La ventaja es que la app puede usarla cualquier persona, as¨ª que podemos recabar datos de una infinidad de fuentes¡±, concluye Coughenour.
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