El artista desconocido m¨¢s famoso del mundo
Visitamos el archivo del pintor e ilustrador Abdul Mati Klarwein, un genio multidisciplinar autor de portadas como ¡®Abraxas¡¯ de Santana y que prefiri¨® la vida plena a la fama
Abdul Matias Klarwein (Hamburgo, 1932- Dei¨¤, 2002) dec¨ªa que era el artista desconocido m¨¢s famoso del mundo. Lo pudo comprobar en los a?os setenta. La galer¨ªa Marlborough le hab¨ªa ofrecido exponer en Londres, pero ¨¦l prefiri¨® mantener su proyecto de filmar en N¨ªger. Su todoterreno se accident¨® en el desierto y los ocupantes del cami¨®n que se acerc¨® al veh¨ªculo averiado no ten¨ªan la intenci¨®n de socorrerle. Le salv¨® una foto de la portada de Abraxas de Carlos Santana e identificarse como autor de la pintura. El ¨¢lbum ahora cumple 50 a?os, como otro cuya imagen es obra tambi¨¦n de Klarwein, Bitches Brew, de Miles Davis, un hito que revolucion¨® para siempre el jazz. Son conocidas sus car¨¢tulas de Beck, Buddy Miles, The Last Poets o Jerry Garcia, pero pocos han visto sus pinturas, buena parte de ellas realizadas en Dei¨¤, Mallorca. Dos de sus hijos, el cineasta Balthazar y la productora multimedia S¨¦rafine, se han prestado a abrir su archivo, con diarios y dos libros in¨¦ditos, collages, dibujos, aforismos, proyectos, reflexiones y el relato de su vida n¨®mada.
Mati Klarwein no tuvo que aprender a ser ap¨¢trida. Su padre era un arquitecto polaco, refugiado en Alemania tras los pogromos de 1905. En 1934 huyeron de Hamburgo, esta vez de los nazis, para instalarse en la frontera de Palestina con L¨ªbano, donde una sola calle conten¨ªa 2.000 a?os de historia viva de cristianos, jud¨ªos y musulmanes. ¡°En la escuela¡±, dicen Balthazar y S¨¦rafine, ¡°iba con alumnos jud¨ªos, pero sus amigos eran palestinos. Durante la guerra de 1948 fue movilizado con 16 a?os para camuflar carros de combate, una experiencia clave para entender su pacifismo¡±. Si su padre hab¨ªa cambiado su nombre, Ossip, Josef, Yosef, al hilo de las migraciones, ¨¦l se a?adir¨ªa el de Abdul en su creencia de que todos los jud¨ªos deber¨ªan llevar un nombre ¨¢rabe y los palestinos un nombre hebreo. No obtuvo su primer pasaporte, franc¨¦s, hasta 1965, gracias a Andr¨¦ Malraux.
Tras la creaci¨®n de Israel, sus padres se trasladaron a Par¨ªs, donde Mati estudi¨® en la Acad¨¦mie Julian con L¨¦ger. Conoci¨® a Boris Vian, Tristan Tzara, Dal¨ª y sobre todo al austriaco Ernst Fuchs, quien le ense?¨® a usar la t¨¦cnica mixta, adecuada para sus cuadros hiperrealistas con un eco daliniano y una lectura de la negritud que no es ajena a la est¨¦tica de estrellas del pop actuales como Beyonc¨¦ o Erykah Badu. Su pintura se transform¨® tras visitar India en 1961 con Kitty Lillaz, una coleccionista 20 a?os mayor que le costeaba sus viajes ex¨®ticos. Fue cuando surgi¨® su arte visionario realizado con la minucia de Vermeer o el abigarramiento de un Bosco hind¨². Sus obras se erotizaron y se poblaron de colores e iridiscencias, figuras africanas, indias, ¨¢rabes, occidentales, una religiosidad del conocimiento interior y de la unidad de todos los seres en el mismo cosmos.
A finales de los a?os cincuenta descubri¨® Dei¨¤. ¡°Un d¨ªa¡±, dice S¨¦rafine, ¡°le lleg¨® un paquete enviado por Timothy Leary, difusor del LSD, con cuatro pastillas de az¨²car. Se las tom¨®, pero ¨¦l no pintaba bajo el efecto de las drogas¡±. En sus idas y venidas a Dei¨¤, Par¨ªs y Nueva York pint¨® dos de sus obras m¨¢s c¨¦lebres. Los diarios muestran que en su origen eran una sola. En la primera, La Anunciaci¨®n (1961), pasa de un ¨¢ngel castamente arrodillado a un seraf¨ªn femenino con las congas lascivamente entre las piernas se?alando la letra Aleph (el inicio) a una er¨®tica virgen negra. En lugar de los tres reyes, tres danzarines wonaabe, la tribu pol¨ªgama de N¨ªger en la que los hombres bailan para que las mujeres elijan pareja. Una jungla de frutas y vegetaci¨®n refuerza la idea de fertilidad. Debajo de las congas aparece la cala de Dei¨¤ tal como Klarwein (que se autorretrata) la ve¨ªa. En 1970 Santana descubri¨® el lienzo en una revista y lo quiso para Abraxas. La segunda obra era La Natividad, una virgen negra rodeada de mandalas psicod¨¦licos y pop.
Grano de arena est¨¢ basada en un poema de Blake: ¡°Para ver un mundo en un grano de arena/ y un cielo en una flor silvestre/ sost¨¦n el infinito / en la palma de tu mano/ y la eternidad en una hora¡±. ¡°Quer¨ªa pintar¡±, dijo Klarwein, ¡°un cuadro que pudiera colgar en la pared de cualquier manera, un universo giratorio sin arriba ni abajo. Lo proyect¨¦ como una comedia pintada como una rueda de la vida tibetana con mil personajes: Marilyn Monroe, Anita Ekberg, Ray Charles, Pablo Picasso, Brigitte Bardot, Roland Kirk, Cannonball Adderley, Ahmed Abdul Malik, Wonderwoman, la chica de Delacroix en el cementerio, Litri y sus toreros de mierda, Lawrence de Arabia, S¨®crates, Dal¨ª, Rama, Vishnu, Ganesh, el Zork y una V¨ªa L¨¢ctea de playmates. Era 1962 y estaba enamorado de Marilyn¡±. La Crucifixi¨®n es una org¨ªa multirracional en el ¨¢rbol de la vida. Son cuatro de las 69 piezas que formar¨ªan su gran proyecto, un reto a su padre arquitecto racionalista, el Aleph Sanctuary, la capilla port¨¢til, un cubo perfecto, que expon¨ªa en su loft de la calle 17 de Manhattan. La dise?adora Stella Starlight llev¨® a Jimmi Hendrix una tarde. Seg¨²n escribi¨® Klarwein: ¡°Con esa voz que siempre parec¨ªa provenir del otro lado del t¨²nel de la conciencia, dijo ¡®la pintura con la que m¨¢s me identifico es la¡ es la¡ uh¡ la que parece un ocho horizontal con dos caras de Picasso fusionadas dentro de los anillos representando la eternidad que siento cuando me expongo demasiado con mi m¨²sica¡±. La muerte del guitarrista impidi¨® que viera el retrato para el ¨¢lbum que grababa con Gil Evans.
El lado del mal
Klarwein recuerda su visita a Miles Davis, gracias a Stella: ¡°Stella es una perra'. La voz de Miles suena como la de alguien barriendo hojas muertas en el patio. Est¨¢ escuchando una cinta de su pr¨®ximo ¨¢lbum Bitches Brew, para el que quiere que pinte una portada. (¡) Alg¨²n tiempo despu¨¦s, Columbia me encarg¨® una portada para Zonked de Miles. Deseaba a su esposa Betty en la portada. Para cuando le di los toques finales, ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa terminado de tocarla, as¨ª que lo archivaron¡±. Tambi¨¦n le encarg¨® una car¨¢tula para Live/Evil, la luz y el mal. Klarwein recibi¨® una llamada de tel¨¦fono: ¡°?Lo tengo, Miles! Lo acabo de terminar hace una hora, una mujer embarazada del lado oscuro del sol. ¡®Muy bien. Pinta ahora el lado del mal, ya sabes, ?quiero un sapo! Un gran sapo malo¡¯. As¨ª como el tic-tac de un reloj a veces solo se nota una vez que se detiene, tambi¨¦n me di cuenta de que hab¨ªa estado mirando al sapo inconscientemente desde que cog¨ª el tel¨¦fono. Era el asqueroso rostro de J. Edgar Hoover en la portada de un Newsweek tirado en el suelo a mis pies.¡±
Klarwein se instal¨® definitivamente en Dei¨¤ en 1985. Despreocupado de hacer una carrera como artista, no le import¨® descuidar la coherencia de su cat¨¢logo, financiando su vida libre con retratos de encargo, como el de Kennedy solicitado por Jackie.
S¨¦rafine cuenta que una ma?ana, unos golpes en la puerta de su torre de Dei¨¤ despertaron a su padre. ?l estaba desnudo, con una chica en la cama. Al abrir la puerta se encontr¨® a la atildada Carmen Polo, la mujer de Franco. Quer¨ªa que retratara a dos de sus nietos. La mujer del dictador se fij¨® en unas extra?as plantas. ¡°Son tomateras¡±, se apresur¨® a decir Klarwein. En los retratos introdujo una clave antifranquista: la flor del sue?o cubriendo el girasol de Espa?a.
El artista hizo incursiones por paisajes lis¨¦rgicos (¡°psiconauta¡±, le llam¨® Alex Grey) y cambi¨® sus obsesiones por el ¨¦xtasis y el sexo por la luz. Tambi¨¦n se dedic¨® a buscar en mercadillos pinturas cuanto m¨¢s malas, mejor, y reciclarlas, sanarlas, logrando obras de gran iron¨ªa y humor.
La pintura de Klarwein sigue influyendo en pintores como Alex Grey o m¨²sicos como Jon Hassell, que conquista territorios s¨®nicos con sus investigaciones con Brian Eno o el encaje de los medios electr¨®nicos con m¨²sicas ¨¦tnicas, The Fourth World. ¡°Mati era un hermano para m¨ª. Mis experiencias con ¨¦l en Dei¨¢ me inspiraron mi sello discogr¨¢fico, Ndeya¡±, comenta Hassell a este diario desde Nueva York. ¡°Le dediqu¨¦ mi ¨²ltimo ¨¢lbum Listening To Pictures. All¨ª explico que todo est¨¢ impregnado de su esp¨ªritu. Me enamor¨¦ de sus pinturas en Nueva York hace 40 a?os. Parec¨ªan estar vivas y vibrar con una m¨²sica cuyo momento hab¨ªa llegado, una world music (intenta imaginar que oyes esas dos palabras juntas por primera vez) que era sensual y espiritual, expresada con una impecable t¨¦cnica de t¨¦mpera cl¨¢sica¡±. Es lo que ¨¦l busca: ¡°la capacidad de reunir el sonido real de m¨²sicas de varias ¨¦pocas y or¨ªgenes geogr¨¢ficos en el mismo marco compositivo¡±. Como en esta frase del pintor: ¡°Nunca olvidar¨¦ la expresi¨®n de los indios Sayonara de la cuenca del Amazonas cuando nos escuchaban tocar el Quinto Concierto de Brandenburgo en si bemol de Bach con el arpa jud¨ªa hecha con astillas extra¨ªdas de los cl¨ªtoris de las ballenas, mientras esper¨¢bamos que la rueda de la bicicleta de Duchamp fuera reparada en el taller del Museo del Pueblo de Pek¨ªn¡±.
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