I?aki Gabilondo: ¡°Yo al dolor lo conozco de puta madre¡±
El periodista habla de las falsas informaciones, la pandemia y de la situaci¨®n de la Monarqu¨ªa espa?ola
Se?oras y se?ores, con ustedes, I?aki Gabilondo (San Sebasti¨¢n, 77 a?os).
Pregunta. ?Qu¨¦ es el sentido com¨²n?
Respuesta. ?Perd¨®n?
P. El sentido com¨²n, ?qu¨¦ es?
R. Como dir¨ªa aquel sobre el humor inteligente: el que me hace gracia a m¨ª. Pero debe ser algo as¨ª como el sentimiento compartido por una amplia mayor¨ªa, avalado por una gran parte del tiempo y de las generaciones. Pero defienden el sentido com¨²n muchas veces los que lo creen sentido propio y lo invocan con esos par¨¢metros, y no es eso.
P. O sea, que no existe. ?Nos lo hemos cargado?
R. Se ha fraccionado. Est¨¢ roto en m¨²ltiples trocitos y encontramos muy poca base com¨²n a casi nada. En la pol¨ªtica, por la polarizaci¨®n; en los gustos, en las costumbres, en los criterios de valoraci¨®n de comportamientos, ha volado. Tengo la impresi¨®n de que contamos con un fondo vinculado al sentimiento de la decencia, la ¨¦tica.
P. ?Y ese anda callado? ?Por qu¨¦ no lo escuchamos m¨¢s alto?
R. Lo dice Emilio Lled¨®: hay elementos naturales, como la tierra, el fuego, que son concretos. Pero existen otros intangibles, como la belleza, el amor, invisibles.
P. Lled¨® recurre a Plat¨®n cuando dice ¡°lo bello es dif¨ªcil¡±.
R. Arist¨®teles, que era un chico listo, habla de lo importante que es la decencia. Eso que nos parecen cosas de madre. Son asuntos vulnerables: lo que sabes que no debes hacer. Ahora cuesta mucho encontrarlo.
P. ?Estamos instalados en la ¨¦poca en la que la confusi¨®n gana diez a cero al raciocinio?
R. Las noticias falsas ahondan en eso. La mentira ha existido toda la vida; el problema es que ahora existen f¨¢bricas donde se inventan deliberadamente para conseguir objetivos concretos. No tenemos capacidad de digerir la informaci¨®n. Esta es la sociedad m¨¢s esc¨¦ptica que ha existido y, por el contrario, la m¨¢s cr¨¦dula. No lo entiendo. Es un problema tremendo. Un mundo se ha muerto y otro est¨¢ naciendo.
P. ?Cu¨¢l ser¨¢ mejor?
R. Todo lo anterior que muere ten¨ªa algo de bueno, que da pena que haya desaparecido, y lo nuevo que llega algo bueno, que es importante que haya llegado, no s¨¦ qui¨¦n dec¨ªa eso, pero vale. Cada ni?o que nace debe aprender que el fuego quema. Bueno, no s¨¦ a qu¨¦ iba, pero, en fin¡
P. ?Qu¨¦ nos ha hecho el virus?
R. Ahondar en la confusi¨®n, que ya estaba ah¨ª. Primero, un susto padre. Despu¨¦s, una mirada renovada sobre un esp¨ªritu solidario. Eso dura tres pesta?eos. ?Qu¨¦ deja? Dif¨ªcil saberlo. El oto?o, eso s¨ª, ser¨¢ espeluznante. Por los estragos socioecon¨®micos. Y entonces, veremos.
P. ?Tiene miedo?
R. Yo nunca he tenido miedo.
P. ?De verdad?
R. Tengo un rasgo dif¨ªcil de entender para quienes me conocen. Dicen que soy la persona que menos ha temido hacerse viejo, ponerse enfermo y morirse. Acepto con naturalidad este juego de la vida. Eso me da mucha tranquilidad, me la ha dado en los momentos m¨¢s brutales. Serenidad para no dejar de disfrutar. Miedo, no tengo.
P. Miedo, quiz¨¢s no, ?pero dolor?
R. Bueno, dolor es otra cosa: s¨¦ lo que es, me lo conozco de puta madre. Mi primera mujer muri¨® con 30 a?os, me puse enfermo y casi acabo en el otro barrio, y mi hija tambi¨¦n enferm¨®. El dolor es una putada. Pero nada duele tanto como ver sufrir a quien quieres. Eso es emp¨ªrico, no hay color. Prefiero 40 veces el calvario que yo aguant¨¦ con mi enfermedad que el tiempo que pas¨¦ viendo morir a mi mujer. Pero es que los m¨¦dicos dicen que yo tengo muy alto mi umbral del dolor. Que no me pongo nervioso. Me he llegado a dormir en la puerta de un quir¨®fano; voy muy relajao.
P. Bueno¡
R. Lo que necesito es mucha informaci¨®n, si voy a sufrir o me voy a ahogar. Quiero saber cu¨¢nto tiempo dura eso. Quiero que me lo cuenten sin gilipolleces. Me preparo y ya est¨¢.
P. Necesita informaci¨®n, no consuelo.
R. S¨ª; no sabes lo que yo disfruto con la informaci¨®n. Si s¨¦ que un mal me va a durar 35 segundos, duele menos. Y he disfrutado como un lobo, soy muy apasionado.
P. ?Qu¨¦ le apasiona?
R. El hecho de vivir. La sorpresa de estar vivo. Me levanto con esa alegr¨ªa, dir¨ªa que incluso euf¨®rico. Salgo con la mochila llena y luego la va restando el d¨ªa. ?Lo que m¨¢s me gusta? La m¨²sica, los libros, el monte, el mar, comer, beber¡ Tendr¨ªa dificultades para vivir en una casa donde no se tuviera en cuenta eso. Respecto a la gente que no le gusta comer, yo, con ese dato, me quedo muy parado. A lo mejor soy un tarugo por prejuzgar de esa manera, pero prejuzgo.
P. ?Qu¨¦ es un micr¨®fono?
R. Un micr¨®fono es la gente. Ellos no lo saben, pero, en la radio, a la gente se la ve. Yo ten¨ªa la obsesi¨®n cuando conduc¨ªa Hoy por hoy de que no olvid¨¢ramos que la gente nos oye. Les pon¨ªa cara y nombre. Esa presencia debe estar.
P. ?Qu¨¦ hacemos con la Monarqu¨ªa?
R. El asunto es de extraordinaria gravedad y la erosi¨®n colosal. Temo que esto inicie un proceso de deterioro muy agudo y que se aceleren las cosas. Veo a la instituci¨®n muy tocada. Como en un final de etapa. Encima, todo esto ha abierto un cap¨ªtulo de verg¨¹enza que ha degradado a mi generaci¨®n p¨²blicamente. Se ha degradado ¨¦l, ha degradado a la instituci¨®n y con ¨¦l nos hemos degradado los que acompa?amos el proceso. Hemos sido desnudados y yo me siento avergonzado.
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