Najat el Hachmi: ¡°Un velo es una prisi¨®n ambulante¡±
La escritora espa?ola de origen marroqu¨ª creci¨® en un ambiente donde las normas estrictas del islam para las mujeres no casaban con la libertad que aprend¨ªa en la escuela, observaba en la calle o ve¨ªa en televisi¨®n
No se habla con su padre y cree que si su madre pudiera leer sus libros, la entender¨ªa. Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 42 a?os) lleg¨® a Espa?a con ocho a?os. Creci¨® en Vic dentro de un ambiente donde las normas estrictas del islam para las mujeres no casaban con la libertad que aprend¨ªa en la escuela, observaba en la calle o ve¨ªa en la televisi¨®n. Ha ganado el Premio Nadal con El lunes nos querr¨¢n y no tiene miedo.
Pregunta. ?Cu¨¢ntas veces ha tenido que escuchar: ¡°Puta mora, vete a tu pa¨ªs¡±? ?C¨®mo se encaja eso?
Respuesta. De peque?a era ya rebelde, pero con causa. Me rebelaba contra la desigualdad y la injusticia. La rebeld¨ªa era un sentido com¨²n. Me parec¨ªa absurdo que me se?alaran por venir de otro pa¨ªs. La escritura me ha servido para curar heridas y sobrevivir.
P. Una escritura valiente. Por menos, a otros los han condenado a muerte.
R. S¨ª, pero eran m¨¢s importantes¡ Yo es que no lo puedo evitar. Hay veces que me planteo: ?de verdad quieres meterte aqu¨ª? Al empezar a escribir no ten¨ªa conciencia de que hab¨ªa cosas que era mejor no decir.
P. Hasta que empezaron a rechazarla en sus c¨ªrculos.
R. El primer cuento que escrib¨ª gan¨® un premio en el instituto. Trataba de una chica que se enamora de un chico que emigra, la deja tirada y pierde su virginidad. Hablaba del castigo que ella sufre por algo tan sencillo como dejarse llevar por el deseo, no s¨¦ siquiera si aquello era amor. Era el deseo.
P. Hab¨ªa tomate, vamos. ?Lo leyeron sus padres?
R. Mi madre no pudo porque es analfabeta. Si me leyera, creo que entender¨ªa bien lo que cuento y se identificar¨ªa con ello. Y a mi padre no s¨¦ si se lo contaron.
P. ?Qu¨¦ pas¨®?
R. Se enteraron porque apareci¨® en un diario local. Mi padre se qued¨® muy descolocado porque lo empezaron a felicitar los vecinos en un bar. Luego, las otras familias musulmanas empezaron a murmurar y acusarme de que les estaba avergonzando.
P. ?Ah¨ª aprendi¨® que era mejor el sabor de la libertad que el precio que deb¨ªa pagar por eso?
R. Ah¨ª me sent¨ª m¨¢s extranjera que nunca. El terreno de la lectura y la escritura, el que yo hab¨ªa hecho m¨ªo, era completamente ajeno a mi realidad. En mi casa se hizo un silencio que dura hasta el d¨ªa de hoy.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque en mi familia nadie habla conmigo de mi escritura.
P. Pero s¨ª hablan de otras cosas.
R. Con mi madre, s¨ª¡ Con mi padre, no.
P. ?Han roto?
R. S¨ª, para m¨ª era cuesti¨®n de vida o muerte. O romp¨ªa con ¨¦l o me romp¨ªa yo.
P. ?Se arrepiente?
R. No, es lo mejor que hice. No cabe soluci¨®n intermedia cuando el otro trata de anularte.
Tuve m¨¢s pretendientes al ser inmigrante con papeles. Muchos ve¨ªan la posibilidad de aprovecharse de eso. Hasta te lo dec¨ªan por la calle: ¡°Hazme los papeles¡±
P. ?Se fue de casa?
R. Ya estaba casada. Con alguien que m¨¢s o menos encajaba con lo que quer¨ªan mis padres. En mi familia llevaban desde los 13 a?os bromeando con eso. Parec¨ªa que ya lo hab¨ªan acordado con un primo entre mi padre y su hermana. Pero no me cas¨¦ con ese, lo metieron en la c¨¢rcel. Me salv¨¦ de esa pieza que me quer¨ªan colocar. Luego tuve m¨¢s pretendientes al ser inmigrante con papeles. Muchos ve¨ªan la posibilidad de aprovecharse de eso. Hasta te lo dec¨ªan por la calle: ¡°Hazme los papeles¡±. Y yo pensaba: vete al ba?o y agarra el rollo del higi¨¦nico, que hay un mont¨®n ah¨ª.
P. ?Estaba enamorada cuando se cas¨®?
R. Lo cre¨ªa, pero me sugestion¨¦ para eso bastante, creo yo. Simplemente quer¨ªa salir de mi casa. De ese contraste continuo entre lo que viv¨ªamos dentro y nuestra educaci¨®n o lo que ve¨ªamos por televisi¨®n. Nosotros llegamos en 1987 y lo primero que vi fue a Sabrina ense?ando las tetas. ?F¨ªjate¡! Mi padre debi¨® de pensar que no nos enter¨¢bamos. Te integras muy r¨¢pido a la libertad. Es m¨¢s dif¨ªcil el camino inverso.
P. ?Por qu¨¦ cree que hay gente que hace el camino inverso: de la libertad a la represi¨®n?
R. Por miedo. La vida, si la vives intensamente, no la controlas. No se puede. Cuesta asumirlo, hasta a m¨ª me cuesta. Que tenga un final, jode. Pero la mejor venganza contra eso es vivirla.
P. ?Qu¨¦ es para usted un velo?
R. Una prisi¨®n ambulante. Cuando no pudieron encerrarnos en las casas los islamistas inventaron el velo. Es una c¨¢rcel y una bandera con varios significados. Un s¨ªmbolo con el que consientes el sometimiento.
P. Usted lo llev¨®¡
R. Lo llev¨¦. Tuve una fase m¨ªstica. Conoc¨ª a una familia islamista. Por eso s¨¦ muy bien qui¨¦nes son. Yo quer¨ªa ser la musulmana perfecta y la directora de mi colegio me prohibi¨® llevarlo: ¡°As¨ª no puedes entrar en la escuela¡±, me dijo. Y me hizo un favor.
Yo quer¨ªa ser la musulmana perfecta y la directora de mi colegio me prohibi¨® llevarlo: ¡°As¨ª no puedes entrar en la escuela¡±, me dijo. Y me hizo un favor
P. O corri¨® con ello el riesgo de que usted se radicalizara...
R. En aquel momento, no. A d¨ªa de hoy, no s¨¦, porque quiz¨¢s alguna organizaci¨®n hubiese protestado por considerar aquello islamofobia.
P. ?Confundimos t¨¦rminos con eso?
R. Hay cierto cinismo. ?No hay otra manera de defender a un musulm¨¢n que ponerte el velo encima?
P. ?Un joven musulm¨¢n corre hoy el riesgo de radicalizarse en Espa?a?
R. S¨ª. No solo por el lado violento, sino por el fundamentalismo que manda mensajes seg¨²n los cuales t¨² no debes nada a la democracia a la que perteneces y en la que vives. Y es un caballo de Troya contra el que luchar porque te convence de que es l¨ªcito que te opongas a ello. O educamos en contra de eso o se instala. Voy mucho a colegios y el tema no se trata en el aula por si las familias se enfadan.
P. ?C¨®mo educa usted a sus hijos?
R. Tengo dos. A mi hija la educo para que tenga confianza en s¨ª misma. Esa ra¨ªz le permitir¨¢ desenvolverse por el mundo. A mi hijo, que tiene 20 a?os, ya no lo educo, no se deja¡ Lo mejor para eso no es lo que les des, sino c¨®mo te comportes ante ellos.
P. ?La expulsaron de su entorno o se excluy¨® usted?
R. Cuando hay acoso, coacci¨®n, chantaje, persecuci¨®n y te vigilan para ver si hay alguien contigo en tu casa, es que te est¨¢n maltratando. Desde que me divorci¨¦ fue as¨ª. Tengo un punto de ingenuidad ¨²til. De peque?ita pensaba que nunca me aplicar¨ªan las normas que impon¨ªan a mi madre. Yo era la favorita de mi padre. Iba con ¨¦l a todas partes, me llev¨® hasta a una discoteca con 10 a?os. Pero una vez mont¨® en c¨®lera porque abr¨ª la puerta a un trabajador de su empresa. Hab¨ªa tenido la regla. Y sobrevino un infierno de control: c¨®mo me vest¨ªa, c¨®mo me mov¨ªa¡ Y no sab¨ªa por qu¨¦. Adem¨¢s yo viv¨ª con una intensidad brutal la sensualidad, mi despertar a eso. Y no pod¨ªa, deb¨ªa reprimirlo. Al deseo no le veo ning¨²n problema. Las cosas fundamentales de nuestra existencia provocan un placer que viene de un deseo y normalmente quieres repetir.
P. Como llegar al orgasmo y llorar, cuenta usted en alguno de sus libros. ?Por emoci¨®n o por represi¨®n?
R. Por emoci¨®n, claro. La represi¨®n no trajo en m¨ª las consecuencias que ellos esperaban.
Hab¨ªa tenido la regla. Y sobrevino un infierno de control: c¨®mo me vest¨ªa, como me mov¨ªa¡ Y no sab¨ªa por qu¨¦. Adem¨¢s yo viv¨ª con una intensidad brutal la sensualidad, mi despertar a eso. Y no pod¨ªa, deb¨ªa reprimirlo
P. Eso que dice F¨¢tima Mernissi de que la talla 38 es el velo de la mujer occidental, ?qu¨¦ le parece?
R. Una tonter¨ªa. No conozco a ninguna chica que haya sufrido maltrato por ponerse una talla concreta de vestido, pero s¨ª a unas cuantas a las que han molido a palos por no llevar burka.
P. ?Usted ha sufrido maltrato?
R. ?Yo? S¨ª. Pero me ha dolido m¨¢s verlo en otras personas que en m¨ª misma. Sientes la impotencia de no poder hacer nada.
P. ?Qu¨¦ les dir¨ªa a quienes dentro de Espa?a dicen que en este pa¨ªs no hay democracia?
R. Qu¨¦ se vayan un rato a Marruecos. Pero no hablemos de pol¨ªtica, hablemos del deseo¡
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