Toda la verdad
Nada m¨¢s recibir el alta en el hospital, todav¨ªa dolorida por el golpe que recibi¨® en la cabeza, Andrea se re¨²ne con Juanjo para que le cuente toda la verdad
Hace un a?o, Francisco consigui¨® fotografiar un platillo volante. Fue la noche del 27 de agosto, aunque si te fijas en las fotograf¨ªas que hizo no se llega a distinguir bien lo que es. ?l estaba convencido de haber conseguido una prueba de vida extraterrestre, pero en las im¨¢genes solo se ven unos reflejos que podr¨ªan ser de cualquier cosa. Lo que s¨ª se distingue perfectamente ¡ªespecialmente en una de ellas¡ª es a Patricio en la terraza de su restaurante, a solas con el due?o de Niela.
Eso es lo que vio el periodista del diario de la isla al que Francisco le llev¨® aquellas fotograf¨ªas: n...
Hace un a?o, Francisco consigui¨® fotografiar un platillo volante. Fue la noche del 27 de agosto, aunque si te fijas en las fotograf¨ªas que hizo no se llega a distinguir bien lo que es. ?l estaba convencido de haber conseguido una prueba de vida extraterrestre, pero en las im¨¢genes solo se ven unos reflejos que podr¨ªan ser de cualquier cosa. Lo que s¨ª se distingue perfectamente ¡ªespecialmente en una de ellas¡ª es a Patricio en la terraza de su restaurante, a solas con el due?o de Niela.
Eso es lo que vio el periodista del diario de la isla al que Francisco le llev¨® aquellas fotograf¨ªas: ninguna prueba de que los aliens estaban aqu¨ª, pero s¨ª la demostraci¨®n de que el due?o de la cadena de tiendas que est¨¢ invadiendo el pueblo hab¨ªa cerrado un negocio con Patricio, el alcalde. Y como buen periodista a sueldo del alcalde, se lo hizo saber tras rechazar la publicaci¨®n de esas fotos.
Esto provoc¨® dos cosas. La primera, que Francisco comenzara a pensar que los extraterrestres estaban entre nosotros, empezando por aquel periodista que no quer¨ªa sacar a la luz las pruebas que hab¨ªa conseguido. La segunda, que Patricio pusiera a Francisco bajo vigilancia. Esas fotos no pod¨ªan ver la luz, por lo que, cuando Francisco sali¨® de la isla con ellas, Patricio avis¨® a su socio ¡ªel propietario de Niela¡ª para que le asustaran a su llegada a destino y volviera a la isla.
Lo dem¨¢s ya te lo sabes, y lo que no, te lo puedes imaginar: nos cambiamos las maletas por error, Francisco intenta escapar por la ventana de su faro cuando Patricio entra all¨ª y, al no conseguir salir por la ventana, sube hasta arriba y salta desde el faro, preso del p¨¢nico, convencido de que un extraterrestre le estaba persiguiendo. Patricio no encontr¨® las fotograf¨ªas porque, antes de saltar, Francisco las escondi¨® en el bolsillo secreto de mi maleta. Lo que s¨ª que vio fue nuestra foto, y entendi¨® que nos hab¨ªamos cambiado las maletas.
Juanjo llevaba sospechando que su padre ocultaba algo desde que descubri¨® nuestra foto un d¨ªa, en su despacho del Ayuntamiento, pero prefiri¨® no decirme nada hasta estar seguro. Todo esto fue lo que me cont¨® anoche, cuando nos citamos en su restaurante, tal y como le confes¨® su padre cuando lo descubri¨® all¨ª, en el faro, la noche de mi ca¨ªda. Patricio era el alien, pero fue Juanjo quien, tras seguirle hasta el faro y entrar despu¨¦s de ¨¦l, corri¨® hasta arriba para avisarme de que ya no hac¨ªa falta que escapara de nadie.
¡ªGracias por cogerme.
Eso le dije a Juanjo. Gracias por no dejarme morir cuando tropec¨¦ all¨ª arriba. Pero entonces, Juanjo me mir¨® de un modo muy extra?o y me dijo:
¡ªYo no te cog¨ª. Desapareciste.
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