V¨ªdeo | En di¨¢lisis: vivir gracias a una m¨¢quina

En verano, Xavi Castro enga?a a la sed con botellines de agua congelada. No puede beber todo lo que le gustar¨ªa ni comer a placer. Tampoco puede viajar sin una meticulosa organizaci¨®n previa ni hacer planes la mitad de las tardes. Hace m¨¢s de una d¨¦cada le diagnosticaron una glomerulonefritis idiop¨¢tica primaria, una inflamaci¨®n de las estructuras renales (los glom¨¦rulos) encargadas de filtrar la sangre, y lleva unos a?os en insuficiencia renal: su ri?¨®n no elimina el exceso de agua y los desechos de su organismo. Se someti¨® a un trasplante renal, pero solo funcion¨® durante cuatro a?os. Ahora, depende de una m¨¢quina de di¨¢lisis para vivir.

Como Castro, m¨¢s de 64.000 personas en Espa?a est¨¢n en tratamiento renal sustitutivo, ya sea a trav¨¦s de un trasplante o de la di¨¢lisis, un tratamiento que asume las funciones del ri?¨®n a trav¨¦s de una m¨¢quina y limpia la sangre por ¨¦l. En concreto, en di¨¢lisis hay m¨¢s de 30.000 personas y la inmensa mayor¨ªa optan por la opci¨®n de la hemodi¨¢lisis, que se realiza en los hospitales ¡ªen di¨¢lisis peritoneal, que se hace en el domicilio, solo hay unas 3.000 personas en Espa?a, seg¨²n la Sociedad Espa?ola de Nefrolog¨ªa¡ª.

En el v¨ªdeo que acompa?a a este texto, Xavi Castro explica en qu¨¦ consiste su enfermedad, qu¨¦ problemas tiene con la alimentaci¨®n y su rutina en el hospital con la di¨¢lisis.

En Espa?a se practicaron 2.950 trasplantes renales en 2021, seg¨²n la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes. Es, de lejos, la intervenci¨®n por donaci¨®n de ¨®rganos s¨®lidos m¨¢s com¨²n, pero tambi¨¦n puede fallar, advierte Patricia de Sequera, presidenta de la Sociedad Espa?ola de Nefrolog¨ªa: ¡°El fracaso puede ser inmediato, un rechazo agudo, por problemas tras la cirug¨ªa. Pero en la mayor¨ªa de los casos en los que hay un rechazo tras el trasplante renal es porque se forman anticuerpos contra ese nuevo ri?¨®n o porque la enfermedad que ten¨ªa el paciente se reproduce en el nuevo ¨®rgano¡±.

Castro espera un nuevo trasplante. Pero mientras no llega, tiene comprometidas las tardes, en d¨ªas alternos, con la Fundaci¨®n Puigvert, donde hace su tratamiento de hemodi¨¢lisis. No puede fallar, recuerda una y otra vez. La vida le va en ello.

Y a pesar de estar ya familiarizado con la operativa de la di¨¢lisis y los procedimientos, aprieta fuerte los ojos cuando la aguja atraviesa su piel para conectar su vena a la m¨¢quina que filtra su sangre. No es un pinchazo al uso, como el de una anal¨ªtica, por ejemplo, y sus moratones en el brazo dan buena cuenta de ello. Para hacer una hemodi¨¢lisis se necesita acceso a la sangre y se logra a trav¨¦s de una f¨ªstula arteriovenosa en el brazo, que consiste en una intervenci¨®n quir¨²rgica previa para unir una arteria con una vena. Cuando se unen, la presi¨®n dentro de la vena aumenta y fortalece sus paredes, de forma que ya est¨¢ en condiciones de recibir las agujas empleadas en la hemodi¨¢lisis.

La complejidad del procedimiento, sumado a las restricciones de alimentaci¨®n y bebida, pesan en el d¨ªa a d¨ªa de Castro: ¡°Lo peor que llevo es no ser due?o de mi tiempo¡±.