?Sacan los juegos de palabras lo peor de nosotros?
El editor digital de puzles de ¡®The New York Times¡¯ recibe insultos y amenazas por las palabras que elige para el pasatiempo Wordle
Sam Ezersky es el editor digital de puzles de The New York Times y ha tenido que cerrar su cuenta de Twitter. Desde que ocup¨® el puesto de escoger las palabras que desaf¨ªan a varios millones de jugadores en el mundo, acumula casi el mismo n¨²m...
Sam Ezersky es el editor digital de puzles de The New York Times y ha tenido que cerrar su cuenta de Twitter. Desde que ocup¨® el puesto de escoger las palabras que desaf¨ªan a varios millones de jugadores en el mundo, acumula casi el mismo n¨²mero de haters. Este ingeniero de 27 a?os recibe cada d¨ªa insultos y amenazas por un asunto que parece trivial: las palabras. Lo cuenta en una entrevista a The Economist, donde confiesa que no es una persona de letras, estudi¨® Ingenier¨ªa y Matem¨¢ticas, y acept¨® el puesto en la secci¨®n de puzzles porque le gusta ¡°resolver problemas¡±.
Cada d¨ªa, tras publicarse el pasatiempo Spelling Bee, uno de los grandes ¨¦xitos del diario, llegan decenas de correos electr¨®nicos de protesta al peri¨®dico; los lectores se quejan de palabras ¡°oscuras¡±, ¡°muy brit¨¢nicas¡±, ¡°poco espec¨ªficas¡±. En Twitter se han creado varias cuentas solo para trolearlo. Cuando el puzle no acept¨® la palabra ¡°rafia¡± alguien mand¨® a la redacci¨®n fibras de ese material acompa?adas de una leve amenaza.
Josh Wardle, el creador de Wordle ¨Del nombre del puzle es un gui?o a su apellido¨D tambi¨¦n se muestra sorprendido por la pasi¨®n de los jugadores. Wardle, ingeniero de la comunidad online Reddit, cre¨® el juego durante el confinamiento para su pareja, gran amante de los juegos de palabras. En febrero lo vendi¨® a The New York Times por una cifra de siete d¨ªgitos. Entonces, los jugadores brit¨¢nicos se quejaron de un sesgo de ¡°imperialismo cultural¡± en el criterio para escoger las palabras y se expandi¨® el rumor de que el diario neoyorquino har¨ªa el juego m¨¢s dif¨ªcil o lo pondr¨ªa bajo el muro de pago. ¡°Para ser honesto, me agobi¨® que el juego se hiciera viral. Sent¨ªa responsabilidad hacia los jugadores, les deb¨ªa que todo funcionara bien. Wordle se convirti¨® en una fuente de estr¨¦s en mi vida y tampoco era mi trabajo a tiempo completo¡±, cont¨® a The Guardian en una entrevista cuando vendi¨® el negocio.
La vehemencia de los jugadores de Wordle, sobre todo de los perdedores, es tan desorbitada que ha generado multitud de teor¨ªas acerca de las pasiones que puede despertar un puzle que se juega en privado, pero cuyos resultados se airean en las redes sociales. No es agresividad lo que se espera de los amantes de las palabras, pero una investigaci¨®n de 2015 de la Universidad de Nueva York sobre otro puzle, el Scrabble, ya revel¨® que sus jugadores no eran precisamente intelectuales reflexivos o al menos no siempre se comportaban as¨ª cuando jugaban. El trabajo firmado por Allison Parrish, una profesora del Departamento de Telecomunicaciones se propuso responder a la pregunta: ?Por qu¨¦ el Scrabble convierte a las personas en aut¨¦nticos idiotas? Su investigaci¨®n se basaba en las malas experiencias de su propia familia. En las conclusiones del estudio, Parrish escrib¨ªa: ¡°Ser bueno en Scrabble no es lo mismo que ser bueno en p¨®quer o en f¨²tbol, porque la habilidad clave del juego es tener un vocabulario amplio y rico y una excelente ortograf¨ªa. Ambas cosas est¨¢n relacionadas con la educaci¨®n y el nivel sociocultural. As¨ª que un buen movimiento en Scrabble no solo est¨¢ diciendo juego mejor que t¨², sino mi educaci¨®n es buena, soy mejor persona que t¨². Y esta es la fuente que genera la agresividad y los malos rollos¡±. Seg¨²n esta versi¨®n, los juegos de palabras disparan directamente al ego de los jugadores.
Para Douglas Gentile, profesor de Psicolog¨ªa de la universidad p¨²blica de Iowa, Wordle, con aproximadamente tres millones de usuarios diarios solo en Estados Unidos y ya disponible en varios idiomas, es el ¡°juego perfecto. Cumple el ABC de las necesidades humanas: A es la autonom¨ªa (todos queremos sentir que controlamos las situaciones), B, la necesidad de pertenecer a un grupo y sentirnos conectados con otras personas y C, la competencia: queremos ser buenos en algo¡±, enumera v¨ªa email. Que sea adem¨¢s un juego corto (solo tienes que dedicarle tres minutos al d¨ªa) te ahorra el sentimiento de culpa por no estar siendo productivo. As¨ª que perder en el juego perfecto nos pone de muy mal humor. Si podemos, adem¨¢s, culpar a un tercero, ya sea el desarrollador del puzle o el responsable de The New Tork Times, la jugada es bastante redonda para nuestra autoestima.
¡°Los juegos nos permiten salvar obst¨¢culos superables, si est¨¢n bien dise?ados presentan desaf¨ªos que alcanzan el equilibrio ¨®ptimo entre lo que es muy f¨¢cil y lo demasiado dif¨ªcil. Si un jugador siente que ese equilibrio se rompe y el juego est¨¢ siendo injusto, puede sentir frustraci¨®n y enojo¡±, razona en un email Kelli Dunlap, psic¨®loga cl¨ªnica y profesora de Dise?o de Juegos de la American University. La experta opina que, en el caso de Wordle, la agresividad tiene m¨¢s que ver con un mal manejo de las emociones o con la falta de capacidad de los jugadores que con el dise?o del puzle. ¡°Hay muy pocos juegos que intencionalmente intenten irritar a sus seguidores, incluso los m¨¢s dif¨ªciles brindan siempre oportunidades de aprender, mejorar y triunfar¡±. Wordle, se?ala la experta, da pistas a los jugadores que tienen cinco oportunidades para adivinar la palabra. ¡°A pesar de su aparente simplicidad, es un juego con estrategia, tensi¨®n e incertidumbre, especialmente cuando solo te queda una respuesta. Si bien todas las partidas se pueden en teor¨ªa ganar, los jugadores no acertar¨¢n todas las palabras. Es normal entonces sentir una leve decepci¨®n cuando se pierde o incluso cierta irritaci¨®n si se vive como una injusticia, pero no es una excusa para insultar o trolear¡±, opina Dunlap.
El profesor Gentile vuelve al ABC de las necesidades humanas. ¡°Es la base de una teor¨ªa de la motivaci¨®n humana llamada autodeterminaci¨®n. Todo lo que no nos proporcione autonom¨ªa, sensaci¨®n de competencia y conexi¨®n con otras personas no nos resultar¨¢ a largo plazo agradable. Nos disgusta hacer cosas que frustren alguna de estas tres necesidades. Quiz¨¢s habr¨ªa que revisar cu¨¢l est¨¢ fallando cuando la gente se pone de tan mal humor con algo tan trivial en apariencia como un juego de palabras¡±.
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