¡°Un idioma es una forma de ver el mundo¡±: las personas que hablan distintas lenguas memorizan mejor
Se ha observado en experimentos que se dan respuestas distintas a cuestiones morales cuando se plantean en la lengua materna o en un segundo idioma
Hay un experimento cl¨¢sico que pone a un voluntario en el brete de decidir qu¨¦ hacer con un vag¨®n que avanza descontrolado hacia cinco trabajadores que no pueden verlo. El voluntario observa la escena desde lo alto de un puente junto a otra persona. Si lo empuja a las v¨ªas, ese individuo morir¨¢, pero detendr¨¢ el vag¨®n y salvar¨¢ cinco vidas. Cuando el experimento se realiza con personas que hablan dos idiomas y responden en su lengua materna, el 20% decide que sacrificar a una persona es aceptable por salvar a cin...
Hay un experimento cl¨¢sico que pone a un voluntario en el brete de decidir qu¨¦ hacer con un vag¨®n que avanza descontrolado hacia cinco trabajadores que no pueden verlo. El voluntario observa la escena desde lo alto de un puente junto a otra persona. Si lo empuja a las v¨ªas, ese individuo morir¨¢, pero detendr¨¢ el vag¨®n y salvar¨¢ cinco vidas. Cuando el experimento se realiza con personas que hablan dos idiomas y responden en su lengua materna, el 20% decide que sacrificar a una persona es aceptable por salvar a cinco. Cuando responden en su segundo idioma, la cifra se eleva al 33%. El efecto se explica porque, cuando se habla una lengua extranjera, se tiende a tomar decisiones menos emocionales y m¨¢s utilitaristas.
Ese cambio tan importante en un ¨¢mbito tan personal como la moral muestra que el idioma no es solo un modo de percibir el mundo o codificarlo. Cada lenguaje activa distintas regiones neurales que pueden cambiar el modo en que nos relacionamos con lo que nos rodea. Borges defend¨ªa que el ingl¨¦s, m¨¢s sint¨¦tico y directo, produc¨ªa una evocaci¨®n m¨¢s definida y poderosa de la realidad, mientras en el espa?ol estaba enmara?ado por localismos que ofrec¨ªan muchos sin¨®nimos, pero no m¨¢s posibilidades de expresarse con precisi¨®n.
Viorica Marian dirige desde el a?o 2000 el Laboratorio de Investigaci¨®n en Biling¨¹ismo y Psicoling¨¹¨ªstica de la Universidad del Noroeste, en Chicago (EE UU), donde estudia de forma sistem¨¢tica estas diferencias. Uno de los puntos de partida de Marian, nacida en Moldavia, es que la psicoling¨¹¨ªstica se ha centrado durante mucho tiempo en las personas monoling¨¹es, mayor¨ªa en EE UU, pero menos frecuentes en el resto del mundo. La investigadora recuerda que la realidad es una recreaci¨®n producida por nuestro cerebro y que diferentes idiomas activan diferentes redes neurales. En su ¨²ltimo estudio, publicado en la revista Science Advances, se muestra c¨®mo tanto personas biling¨¹es como monoling¨¹es agrupan y recuerdan las palabras que suenan igual, aunque su significado sea diferente.
Los angloparlantes que no hablaban otro idioma, por ejemplo, cuando escuchaban la palabra candle (vela en ingl¨¦s), adem¨¢s de esa palabra, le prestaban atenci¨®n a una palabra similar como candy (dulces), aunque tenga un significado completamente diferente. En los biling¨¹es que tambi¨¦n hablaban castellano la cosa se complica, porque su inter¨¦s se dirige tambi¨¦n a las palabras de su otro idioma. Por ejemplo, en el caso de candle, adem¨¢s de a candy, su atenci¨®n se dirig¨ªa a la palabra candado.
Estos resultados sugieren que ¡°en los biling¨¹es los dos idiomas siguen activos y esto influye tambi¨¦n en la memoria, porque las personas que hablaban dos idiomas, cuando se les preguntaba por los objetos que hab¨ªa en la lista que les hab¨ªamos ense?ado, los recordaban mejor que los monoling¨¹es¡±, se?ala Mat¨ªas Fernandez-Duque, primer autor del trabajo. Estos datos, plantea Fern¨¢ndez-Duque, apuntan a una mayor flexibilidad cognitiva en las personas que usan dos idiomas, algo que tiene efectos fisiol¨®gicos. ¡°Hay estudios que han visto que la aparici¨®n de los efectos del alzh¨¦imer en biling¨¹es se retrasa hasta cinco a?os en comparaci¨®n con individuos monoling¨¹es con condiciones similares¡±, ejemplifica.
Con este estudio se muestra, seg¨²n los autores, ¡°que la experiencia del idioma no solo influye en c¨®mo la gente percibe su entorno, sino tambi¨¦n lo que recuerdan a largo plazo¡±. ¡°Esto puede explicar en parte por qu¨¦ el mismo suceso puede ser recordado de forma diferente por distintas personas¡±, a?aden. Como plantean otros resultados del equipo de Marian, aprender un segundo idioma cambia nuestros cerebros, la forma de sentir y recordar, y hasta las decisiones que tomamos.
En los pr¨®ximos a?os, es probable que las tecnolog¨ªas de traducci¨®n simult¨¢nea reduzcan el inter¨¦s por aprender otros idiomas. En un paso m¨¢s hacia la homogeneizaci¨®n de la poblaci¨®n global, los pol¨ªglotas, ahora multitud, pueden empezar a ser una rareza. En todo el mundo, solo el 1% de las 6.000 lenguas registradas tienen m¨¢s de medio mill¨®n de hablantes, y solo el 10% supera los 100.000. ¡°Si pensamos que los idiomas afectan a c¨®mo pensamos, que se pierda un idioma no solo es perder una forma de acceder a una cultura. Tambi¨¦n se pierde una forma de ver el mundo¡±, opina Fern¨¢ndez-Duque. ¡°Creo que es importante que pensemos en c¨®mo proteger estos idiomas en peligro de extinci¨®n¡±, concluye.
Puedes seguir a EL PA?S Salud y Bienestar en Facebook, Twitter e Instagram.