La virilidad se paga con?salud?mental: la experiencia de los?hombres?trans
Los cl¨¢sicos mensajes de ¡°s¨¦ un hombre¡±, ¡°s¨¦ fuerte¡±, ¡°aguanta¡± transmiten de forma cristalina que afrontar las dificultades desde lo emocional es transgredir los ideales de masculinidad
Los hombres se drogan m¨¢s que las mujeres. Los ¨²ltimos datos del Plan Nacional sobre Drogas muestran un a?o m¨¢s que, comparado con ellas, nosotros buscamos m¨¢s evadirnos o aliviar el malestar con sustancias psicoactivas. Tambi¨¦n nos deprimimos m¨¢s y nos suicidamos m¨¢s. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, los hombres representamos aproximadamente 7 de cada 10 muertes por suicidio.
Hace unos meses, Nature publicaba ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Los hombres se drogan m¨¢s que las mujeres. Los ¨²ltimos datos del Plan Nacional sobre Drogas muestran un a?o m¨¢s que, comparado con ellas, nosotros buscamos m¨¢s evadirnos o aliviar el malestar con sustancias psicoactivas. Tambi¨¦n nos deprimimos m¨¢s y nos suicidamos m¨¢s. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, los hombres representamos aproximadamente 7 de cada 10 muertes por suicidio.
Hace unos meses, Nature publicaba una nota que expon¨ªa que los hombres a menudo experimentamos malestar, pero no lo compartimos con nadie. ¡°Las m¨²ltiples manifestaciones del silencio en la enfermedad mental masculina reducen el bienestar subjetivo y el funcionamiento social y laboral, al tiempo que aumentan el riesgo de suicidio¡±, afirmaban los autores de ese art¨ªculo. Por lo visto, este silencio es consecuencia, en gran parte, de aspectos que tienen que ver con la forma en la que la sociedad ense?a a los ni?os a ser hombres. Las conductas esperadas asociadas a la virilidad forman el marco que gu¨ªa c¨®mo debemos comportarnos, c¨®mo debemos vernos a nosotros mismos, c¨®mo relacionarnos con los dem¨¢s y c¨®mo ser percibidos por la sociedad. De hecho, la fragilidad en el hombre ha sido ridiculizada y todos hemos aprendido a huir del hombre blandengue.
?Nos cuesta conectar de forma ¨ªntima con otros hombres? ?Por qu¨¦ no somos capaces de mostrarnos vulnerables? ?Es este aislamiento un factor de riesgo para nuestra salud mental?
Para responder a algunas de esas preguntas he querido hablar con hombres trans que fueron socializados como mujeres. Es decir, que al haber transitado en edad adulta, han experimentado una parte de su vida desde un rol femenino y otra parte desde un rol masculino. Huelga decir que hay tantas experiencias como personas trans y, por supuesto, existen a su vez enormes diferencias individuales entre los hombres. No todos tienen por qu¨¦ ajustarse a las normas masculinas occidentales m¨¢s tradicionales. A continuaci¨®n, solo les voy a mostrar algunos ejemplos con los que tratar¨¦ de comprobar someramente la tesis de los autores del art¨ªculo que cito arriba.
Gabriel Ayuso tiene 49 a?os, es consultor ambiental y empez¨® su transici¨®n hace apenas cinco a?os: ¡°Me he encontrado en conversaciones con amigos de siempre, donde de golpe he sentido que se cerraban, como si ya no pudieran compartir cosas que antes habl¨¢bamos c¨®modamente¡±. Gabriel, desde hace un tiempo, participa en un c¨ªrculo de hombres que busca facilitar la comunicaci¨®n de las emociones entre sus integrantes. ¡°Formo parte de un c¨ªrculo de hombres y los compa?eros invariablemente comparten lo mismo: la necesidad que sienten de relacionarse con otros hombres a un nivel distinto, menos superficial, m¨¢s entero¡±.
Nuestro comportamiento no es casual, sino que responde a la expectativa que tiene la sociedad. Nosotros debemos ocultar ¡ªcuando no negar¡ª el dolor y la fragilidad. Sencillamente, respondemos a los cl¨¢sicos mensajes de ¡°s¨¦ un hombre¡±, ¡°s¨¦ fuerte¡±, ¡°aguanta¡±. Estos mensajes transmiten de forma cristalina que afrontar las dificultades desde lo emocional es transgredir los ideales de ser un verdadero hombre.
¡°Yo condeno mucho los micromachismos as¨ª que cuando me vi solo ante esos cincuenta y dos tiarrones, supe que alguno soltar¨ªa el t¨ªpico comentario¡±, Aitor Gonz¨¢lez particip¨® en el ¨²ltimo certamen de M¨ªster Espa?a, tiene treinta a?os, es maestro de primaria y tambi¨¦n es un hombre trans. ¡°Por ejemplo, uno que acababa de hablar con su novia, dijo ¡®hala, mi problema ya se ha ido a dormir¡¯ y, claro, yo no tuve los cojones de decirle ¡®t¨ªo, no digas eso que es tu pareja¡¯. Al final lo que hacen los dem¨¢s es reforzar ese comportamiento con frases del tipo ¡®bueno t¨ªo, pues ya tienes un problema menos¡¯. Yo no me identifico nada con esas formas¡±.
Los estudios han demostrado que estos comportamientos ponen en peligro la salud psicol¨®gica de los hombres, pero tambi¨¦n pueden comprometer el bienestar de las personas que conviven con nosotros.¡±
Lo perverso es que para ocultar el paisaje emocional y ser hombres de verdad nos adherimos a lo m¨¢s casposo del rol social. David Moreno, un profesor de 52 a?os, lo explica as¨ª: ¡°Desde que se me ve como un hombre cis he podido percibir cierta complicidad machista que detesto, claro, en comentarios jocosos sobre las mujeres¡±. Algo que tambi¨¦n confirma Aitor: ¡°A veces tengo que forzar algunos comportamientos, mostrar un rollo m¨¢s masculino para encajar en esa din¨¢mica. De t¨² a t¨² s¨ª que puedo ser un poco m¨¢s yo, pero dentro de un grupo grande siento que no encajo para nada, me cuesta horrores¡±. Gabriel, por su parte, tambi¨¦n coincide con ellos: ¡°Personalmente, la experiencia en el c¨ªrculo de hombres me ha dado la confianza para estar un poco m¨¢s relajado con otros hombres, y no sentir tanto la presi¨®n de ¡®actuar como un hombre¡¯, porque ninguno de nosotros gana con ello¡±.
Desgraciadamente, este tipo de actitudes tan extendidas tienen un impacto a nivel social. Los estudios han demostrado que estos comportamientos ponen en peligro la salud psicol¨®gica de los hombres, pero tambi¨¦n pueden comprometer el bienestar de las personas que conviven con nosotros. El autoaislamiento es uno de los recursos que m¨¢s utilizamos para gestionar el malestar, pero esto no hace, sino acrecentar el problema, puesto que termina por destruir la posibilidad de empat¨ªa, compasi¨®n y apoyo de quienes nos rodean. Al aislarnos, los hombres nos negamos a nosotros mismos la oportunidad de sentirnos escuchados y comprendidos por los dem¨¢s. Es una necesidad humana, por otro lado, imprescindible para regular nuestros afectos y el equilibrio en las relaciones.
Para rematar este desprop¨®sito, muchos hombres no quieren buscar ayuda por miedo a que se les tilde de d¨¦biles o incapaces de cumplir las expectativas sociales. A esta resistencia se le terminan sumando otros problemas como el abuso de sustancias, la violencia, la verg¨¹enza, la impotencia, la desesperanza y, en ¨²ltima instancia, como ya he mencionado, el suicidio.
Muchos nos hemos quejado en alg¨²n momento de no saber qu¨¦ lugar ocupamos en el feminismo, quiz¨¢ solo debamos observar c¨®mo se comunican las mujeres, aprender y, finalmente, aplicar el modelo a la hora de relacionarnos entre nosotros.
Puedes seguir a EL PA?S Salud y Bienestar en Facebook, X e Instagram.