El estr¨¦s navide?o tiene rostro de mujer: ¡°Hay una parte de la poblaci¨®n que est¨¢ de vacaciones y otra que no¡±
M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n asegura vivir con tensi¨®n estas fechas, especialmente las mujeres, tradicionalmente encargadas de preparar las cenas, elegir los regalos y organizar los compromisos
Ana Pueblas llegaba a la Navidad a fiesta puesta. Su madre era una anfitriona estupenda y se ocupaba de organizar, decorar, cocinar y limpiar el d¨ªa despu¨¦s. Pasaba las horas previas a la Nochebuena tomando un verm¨² con amigos, feliz y despreocupada. Pero en los ¨²ltimos a?os las cosas han cambiado: ahora es ella quien ejerce de anfitriona todas las fiestas. Sus padres, sus suegros, su hermano, sus cu?ados y sobrinos¡ 12 personas se re¨²nen en su casa y ella pasa los d¨ªas entre la cocina y el supermercado, ideando y ejecutando varios men¨²s dignos de un restaurante con estrella Michelin. ¡°Las fiestas eran una alegr¨ªa, pero ahora son un estr¨¦s, el a?o pasado fue horrible¡±, explica esta madrile?a de 51 a?os.
El caso de Ana, el de su madre antes que ella, es bastante com¨²n. Las Navidades son estresantes para la mitad de la poblaci¨®n, seg¨²n encuesta de Sigma Dos para Ikea, y no todo el mundo vive estas fechas de la misma forma: las mujeres se estresan m¨¢s que los hombres (un 55,7% frente al 42,5%). El motivo principal es la preparaci¨®n de las comidas y cenas, pero tambi¨¦n la decoraci¨®n, los regalos y la organizaci¨®n de actividades navide?as, tareas de las que suelen ocuparse ellas.
Hay muchos estudios que apuntan en la misma direcci¨®n. Uno del comparador de precios Idealo, asegura que el 66,4 % de los regalos el a?o pasado fueron comprados por mujeres, frente al 33,6 % de los hombres. Podr¨ªa decirse que muchos padres a¨²n creen en los Reyes Magos, porque ellos ver¨¢n que los juguetes aparecen como por arte de magia. Otro estudio, de la consultora YouGov, concluy¨® que uno de cada cuatro adultos tiene que lidiar con depresi¨®n o ansiedad en estas fechas. A la melancol¨ªa que sufren algunos por la ausencia de sus seres queridos, se suma el trabajo, visible e invisible, que supone celebrar las fiestas. Pero, ?por qu¨¦ este agotamiento navide?o es esencialmente femenino?
Con la incorporaci¨®n de la mujer al mundo laboral y el despertar de la conciencia feminista, se empez¨® a hablar de un segundo turno, en referencia a las tareas dom¨¦sticas que muchas mujeres ten¨ªan que hacer al llegar a casa despu¨¦s del trabajo. Siguiendo con este s¨ªmil, podr¨ªamos decir que durante las Navidades algunas se enfrentan a un tercer turno, lidiando con su trabajo, las obligaciones dom¨¦sticas y la celebraci¨®n de comidas y eventos extraordinarios. Como explicaba Leslie Bella en su ensayo El imperativo navide?o: ocio, familia y trabajo femenino (in¨¦dito en espa?ol), ¡°la Navidad es el prime time de las obligaciones familiares¡±.
Hay otra variable que tambi¨¦n se relaciona con un mayor trabajo durante estas fechas: la edad. Seg¨²n una encuesta brit¨¢nica, los j¨®venes son m¨¢s propensos a encontrar la Navidad estimulante, pero el efecto parece disminuir con el tiempo. M¨¢s de la mitad de los adultos de 18 a 24 a?os afirman que su salud mental mejora en diciembre, frente a solo tres de cada diez mayores de 55 a?os. El caso de Ana es paradigm¨¢tico, pues el rol de anfitriona, cocinera y mediadora familiar suele heredarse de forma matrilineal. Cuando una mujer empieza a estar demasiado cansada para organizar los fastos, otra mujer de la siguiente generaci¨®n toma el relevo. ¡°As¨ª, las madres de la generaci¨®n intermedia suelen cargar con la mayor parte de las tareas de cuidado, lo que puede provocar un importante agotamiento¡±, explica Laura Brown, soci¨®loga de la Universidad de Nueva York especializada en estudios de g¨¦nero. ¡°Son la llamada generaci¨®n s¨¢ndwich, que simultanea la crianza de los hijos con el cuidado de los padres mayores¡±.
Brown se especializ¨® hace una d¨¦cada en analizar el trabajo emocional que mantiene a las familias unidas. Llamar a padres e hijos para preguntar qu¨¦ tal, organizar fiestas, comidas, acordarse de los cumplea?os. En un estudio de 2010, analizando 277 familias, constat¨® que es una tarea mayoritariamente femenina y se?al¨® los comportamientos en los que cristaliza: ¡°Es el cuidado familiar y el apoyo a los miembros j¨®venes, ancianos o enfermos, la transmisi¨®n de tradiciones familiares para mantener la continuidad, la comunicaci¨®n entre generaciones¡±. Y hay pocas fiestas m¨¢s tradicionales que las navide?as.
¡°Aqu¨ª es fundamental el elemento ritual¡±, explica Maria Olivella, antrop¨®loga y coordinadora de la Unidad de Igualdad de la Universitat Oberta de Catalunya. ¡°La Navidad no deja de ser un ritual comunitario que hacemos para mantener las tradiciones, la vida social y familiar. Y en estos casos la log¨ªstica y el trabajo emocional son claves¡±. En las fiestas, explica Olivella, hay una parte de trabajo tangible muy evidente. En el caso de Ana, esto pasa por cocinar canelones de rabo de toro y pimientos de piquillo rellenos. Cordero y chuletas. Comprar jam¨®n bueno e ir a la pescader¨ªa a por gambas frescas. Decorar la casa con velas y luces. Poner la mesa, quitar la mesa, preparar las uvas. Limpiar.
Externalizar, la nueva tendencia
¡°Pero tambi¨¦n hay mucho trabajo de log¨ªstica y emocional¡±, se?ala la experta. Decidir a qui¨¦n se invita, averiguar qu¨¦ regalo quiere cada persona. Asignar asientos, asegurarse de que todos est¨¦n bien, recordar qui¨¦n es al¨¦rgico al gluten y a qui¨¦n no le gusta la carne, mandar tarjetas navide?as o felicitar las fiestas por WhatsApp, etc¨¦tera. Es un trabajo invisible y constante. Y es agotador. Estas din¨¢micas familiares tambi¨¦n se repiten en otros ambientes, como el laboral, apunta Olivella: ¡°Al final, hay una parte de la poblaci¨®n que est¨¢ de vacaciones y otra que no lo est¨¢. Las mujeres suelen ser las que organizan las cenas de empresa, las que planean los amigos invisibles o las reuniones con compa?eros en estas fechas¡±.
Para esta antrop¨®loga, ser¨ªa importante visibilizar este trabajo. Valorarlo y dividirlo en lugar de externalizarlo, que es la tendencia generalizada, especialmente entre las clases altas. ¡°Estamos viendo una tendencia a trasladar este tipo de tareas a personas de menos nivel adquisitivo. Y da la sensaci¨®n de que, en la cadena global de cuidados, despu¨¦s del g¨¦nero est¨¢ la raza¡±, explica Olivella, quien se?ala que muchas veces el peso de la Navidad, una ¨¦poca para celebrar en familia, acaba recayendo en inmigrantes que se alejan de sus familias para que otros puedan celebrarlo con las suyas.
Ana Pueblas no hab¨ªa escuchado esa propuesta de no externalizar y s¨ª repartir el trabajo navide?o, pero este a?o ha decidido hacer justo esto, sin haberlo intelectualizado previamente: ¡°Las Navidades pasadas acab¨¦ tan quemada que me dije: ¡®Nunca m¨¢s¡¯. As¨ª que este a?o he pedido a la familia que cada uno traiga un plato. Lo hacemos en mi casa, pero trabajamos todos¡±, explica. De esta forma, ha roto con la tradici¨®n materna que hab¨ªa heredado a rega?adientes. Y ha optado por involucrar a todos sus invitados en la preparaci¨®n de las fiestas. La Navidad se celebra en familia, as¨ª que las obligaciones se reparten tambi¨¦n en familia. E incluso en estos momentos de reuniones y tumulto se puede, se debe, buscar tiempo para uno mismo. ¡°Este a?o no va a haber canelones de rabo de toro, pero lo que seguro que cae es un verm¨² con las amigas¡±, resume.