Ann Demeulemeester: ¡°Le he dedicado 40 a?os de mi vida a la moda. Creo que es el momento de hacer algo m¨¢s¡±
Dej¨® la moda hace 10 a?os para explorar otras v¨ªas de expresi¨®n. Ahora, la m¨¢s emocional de los dise?adores belgas est¨¢ de vuelta con un perfume. El aroma de la libertad era este
Aqu¨ª huele a misterio. Empieza jugando al despiste, entre especiado y c¨ªtrico, con el clavo, el comino, la canela, el lim¨®n y la bergamota en plan toque de atenci¨®n. Pero enseguida se complica la cosa con un giro de guion de efecto narc¨®tico: menudo enganch¨®n el de la rosa de mayo (la de Provenza, la repolluda, la de los jardines viejos) y el jazm¨ªn con el cuero infusionado en aceite de abedul. El final es de traca, el pachuli, el vetiver y el s¨¢ndalo dejando un rastro intrigante. Si alguna vez se han preguntado cu¨¢l es el aroma de la libertad, la respuesta bien podr¨ªa ser esta. Responde por A y lo ha formulado/destilado Ann Demeulemeester. Y, s¨ª, tiene su aquel.
Hace ahora 10 a?os (se cumplieron este noviembre), la dise?adora belga dec¨ªa adi¨®s a su firma hom¨®nima y, de paso, a una carrera de casi tres d¨¦cadas en la moda. Fue una retirada voluntaria, consciente, en busca de nuevas v¨ªas de expresi¨®n creativa. As¨ª que aqu¨ª tenemos a una de las figuras m¨¢s reverenciadas y mayor culto desde que saltara a los titulares en 1986, como parte de la leyenda conocida como los Seis de Amberes, compuesta y sin marca, pero lanzando un perfume bajo su advocaci¨®n. El primero de su nombre. ¡°Es muy f¨¢cil: ahora estoy preparada, sab¨ªa exactamente lo que quer¨ªa¡±, contesta v¨ªa telef¨®nica. ¡°Estoy feliz e ilusionada, porque era un sue?o que nunca pude cumplir. No es solo que trabajara como una burra, de la ma?ana a la noche, sin tiempo para pensar m¨¢s que en la siguiente colecci¨®n, sino que tambi¨¦n me cuesta delegar. Mi problema es que siempre quiero tener el control. Aparte, pensaba que alguien llamar¨ªa a mi puerta y me dir¨ªa: ¡®Ey, ?hacemos un perfume juntos?¡¯. Pero nunca pas¨®¡±.
M¨¢s vale tarde, al final alguien llam¨®. Sucedi¨® en 2020, cuando el magnate italiano Claudio Antonioli se hizo con la marca Ann Demeulemeester a mayor gloria de su nueva incubadora de lujo creativo-empresarial, Dreamers Factory, tras vender a Farfetch el conglomerado New Guards Group, hogar de Off-White, Palm Angels, Heron Preston y Alanui, por 600 millones de euros. La operaci¨®n, de la que no ha trascendido la cuant¨ªa, inclu¨ªa la adquisici¨®n de la propiedad intelectual y los derechos de explotaci¨®n del nombre, am¨¦n del archivo de colecciones, la tienda insignia de Amberes y hasta el showroom de Par¨ªs. Lo que no pudo comprar, eso s¨ª, fue a la propia Demeulemeester. ¡°Insist¨ªa educadamente en que volviera, pero mi cap¨ªtulo en la moda est¨¢ cerrado. Otra cosa es que me interese participar puntualmente en otro tipo de aventuras enriquecedoras para la firma, porque es bueno para ellos y para m¨ª. Entonces me lanz¨® el guante, que si estar¨ªa dispuesta a crear un fragancia. ?C¨®mo iba a negarme!¡±, cuenta.
Dice la dise?adora (hoy de muebles, cer¨¢mica y menaje/objetos de decoraci¨®n) que Antonioli le ha dado carta blanca y, mejor a¨²n, respetuoso tratamiento prioritario. ¡°No se trata de un proyecto m¨¢s, en el sentido de utilizar mi nombre como mero apoyo comercial, sino de un ejercicio creativo que me involucra y apela personalmente¡±, alega. Para que conste, el interior del estuche ¡ªde lienzo blanco, como el que fuera empaquetado marca de la casa¡ª esconde una peque?o retrato suyo, fotografiada por su marido, Patrick Robyn, en 1992. El dise?o gr¨¢fico/visual es obra de su hijo, Victor Robyn. La instalaci¨®n con la que se present¨® al mundo la fragancia en la boutique de Amberes, el pasado septiembre, tambi¨¦n qued¨® en familia. M¨¢s compromiso, imposible. Y aunque admite que tampoco pas¨® demasiado tiempo en el laboratorio, s¨ª trabaj¨® mano a mano con perfumistas italianos en la composici¨®n de la f¨®rmula. ¡°Tengo mis conocimientos. Hace a?os estudi¨¦ todo tipo de ingredientes en la Osmoth¨¨que de Versalles [el mayor archivo de aromas del mundo] y pas¨¦ un tiempo en Grasse, la cuna francesa del perfume. Pero la verdad es que solo me he guiado por el instinto¡±, explica. Y hace hincapi¨¦ en la naturaleza org¨¢nica de los ingredientes: ¡°No paraba de preguntarme d¨®nde reside la fascinaci¨®n por un aroma, cu¨¢les pueden ser intrigantes, resultar sensuales o seductores. Y resulta que la mayor¨ªa est¨¢n en la naturaleza. Muchos los reconozco de mi propio jard¨ªn. Quer¨ªa una llamada de atenci¨®n en plan ¡®Eh, este olor me es familiar¡¯, pero que enseguida te arrastre al coraz¨®n del perfume, dual, la luminosidad de la rosa de mayo y el jazm¨ªn en contraste con el cuero, el vetiver, el pachuli que conducen a un territorio oscuro¡±. Identificada con cierto romanticismo po¨¦tico e intelectualidad punk, la est¨¦tica Demeulemeester nunca ha escapado a la etiqueta de oscura. Por algo pasa por ser la m¨¢s emocional de los Seis de Amberes, aquel grupo de creadores belgas que revolucion¨® la manera de pensar, hacer y entender la moda en los noventa, anteponiendo el concepto al producto.
En ese sentido, A vendr¨ªa a ser el destilado de ese estilo g¨®tico-expresionista, embotellado cual genio en una suerte de gruesa columna de cristal que, seg¨²n se mire, es toda luz o sombra. ¡°Dentro, hay naturaleza. Fuera, cultura¡±, Sin g¨¦nero. ¡°Solo espero haber creado algo nuevo, inexistente. Ese era mi objetivo¡±, concede la creadora, consciente tambi¨¦n de lo oportuno del lanzamiento: ¡°Puede parecer extra?o, porque la marca acaba de pasar por un momento complicado, de cambio creativo. Es como si necesitara volver a tirar de m¨ª para encontrar de nuevo su camino¡±. Sobre la abrupta salida de Ludovic de Saint Sernin, en mayo (menos de un a?o en la direcci¨®n creativa), prefiere no pronunciarse. ¡°Lo ¨²nico que puedo decir es que si algo no funciona, es mejor parar. De todos modos, es algo que no me ata?e¡±, zanja. ¡°Ya le he dedicado 40 a?os de mi vida a la moda. Creo que es hora de que se me permita hacer algo m¨¢s¡±.
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