Ellos siempre quieren, a ellas les duele la cabeza: desmontando los grandes mitos sobre las ganas de sexo en hombres y mujeres
Los expertos explican que el deseo sexual femenino est¨¢ viviendo una revoluci¨®n que intenta acabar con el estigma y la culpa que sienten las mujeres por querer sentir placer
La palabra libido viene del lat¨ªn lib¨©do, y significa deseo o lujuria. En psicolog¨ªa y medicina el t¨¦rmino se usa para denominar el deseo sexual de una persona, un anhelo que conduce a hombres y mujeres por igual a buscar una relaci¨®n sexual plena y satisfactoria. Aunque as¨ª formulada la cuesti¨®n parece simple, lo cierto es que alrededor de la libido se han creado infinidad de mitos a lo largo de la historia. Entre ellos, uno de los m¨¢s comunes es el que dice que los hombres siempre tienen deseo sexual y las mujeres no. Cada vez m¨¢s...
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La palabra libido viene del lat¨ªn lib¨©do, y significa deseo o lujuria. En psicolog¨ªa y medicina el t¨¦rmino se usa para denominar el deseo sexual de una persona, un anhelo que conduce a hombres y mujeres por igual a buscar una relaci¨®n sexual plena y satisfactoria. Aunque as¨ª formulada la cuesti¨®n parece simple, lo cierto es que alrededor de la libido se han creado infinidad de mitos a lo largo de la historia. Entre ellos, uno de los m¨¢s comunes es el que dice que los hombres siempre tienen deseo sexual y las mujeres no. Cada vez m¨¢s investigadores apuntan, sin embargo, a que el deseo sexual femenino est¨¢ viviendo en los ¨²ltimos a?os una placentera revoluci¨®n que intenta acabar con el estigma y la culpa que han sentido tradicionalmente las mujeres por sentirlo.
Ana Lombard¨ªa, autora del libro Hablando con Ellos. La sexualidad de los hombres hetero (Oberon, 2022) explica que el panorama est¨¢ cambiando mucho en pa¨ªses como Espa?a. ¡°Estamos viviendo una aut¨¦ntica revoluci¨®n del placer sexual femenino en donde son las mujeres las que est¨¢n pidiendo relaciones sexuales que sean tambi¨¦n placenteras para ellas. Las mujeres ya no quieren solo que las penetren¡±.
La sex¨®loga y psic¨®loga general sanitaria en Centro TAP Ana Antelo Pousa afirma que palabras como culpa o verg¨¹enza se usan mucho en sus consultas por mujeres que acuden preocupadas por tener la libido muy alta. ¡°En nuestra sociedad el deseo femenino no se pod¨ªa demostrar, las mujeres eran las que ten¨ªan que ser cortejadas y hab¨ªa una carga peyorativa muy alta sobre las mujeres que expresaban ese deseo. Ah¨ª tenemos por ejemplo la figura de la femme fatale¡±. De la tradici¨®n vino el estigma, y el estigma trajo consigo la culpa.
Aunque esto no siempre ha sido as¨ª. La sexualidad ha evolucionado junto con la mentalidad del ser humano. As¨ª lo explica Coral Herrera G¨®mez en el libro La construcci¨®n sociocultural del deseo y el erotismo: ¡°El deseo y el erotismo son impulsos humanos que determinan nuestra forma de relacionarnos con los dem¨¢s y con los objetos que nos rodean. Siempre han sido ensalzados como parte de los misterios de la vida en la poes¨ªa y la literatura, especialmente durante el siglo XIX, en el que los rom¨¢nticos expresaban sus deseos y la frustraci¨®n que les produc¨ªa el no poder alcanzar el objeto de sus pasiones. Es por eso que el deseo, entonces, es ¡°una construcci¨®n pol¨ªtica, social, econ¨®mica que var¨ªa seg¨²n los pa¨ªses y las ¨¦pocas hist¨®ricas. Esta cualidad humana es innata, pero se aprende: el erotismo est¨¢ determinado por nuestras estructuras emocionales y relacionales; estas estructuras las heredamos a trav¨¦s de la cultura, principalmente¡±, asegura Herrera.
Hasta ahora, explican las investigadoras, las relaciones sexuales siempre han estado centradas en el placer del hombre. ¡°Se ten¨ªa sexo cuando ¨¦l quer¨ªa, y las mujeres cumpl¨ªan¡±, recuerda Lombard¨ªa. Ahora, la experta explica que se requiere que las dos partes sientan deseo sexual para que se produzca el encuentro, lo que ha llevado a que disminuya la cantidad de sexo que tenemos: ya no basta con que solo quiera ¨¦l. ¡°Es imposible medir el deseo sexual con exactitud, pero s¨ª podemos hacernos una idea, y concluir bas¨¢ndonos en diversos estudios, que las parejas cada vez les est¨¢n dando menos importancia al deseo y al sexo¡±, explica la sex¨®loga, Ana Garc¨ªa.
El deseo femenino no se pod¨ªa demostrar, las mujeres eran las que ten¨ªan que ser cortejadas y hab¨ªa una carga peyorativa muy alta sobre las que expresaban es anhelo.
Un estudio paneuropeo realizado por Yougov para Gleeden, Infidelidad y evoluci¨®n de las relaciones en Espa?a y Europa en 2022, afirma que solo un 25% de espa?oles est¨¢ realmente satisfecho con su vida sexual. Garc¨ªa asegura que ¡°si el 75% de las personas de este estudio no ponen soluciones para mejorar su vida sexual, el deseo desaparecer¨¢¡±. Existen estudios que demuestran que efectivamente ahora la gente tiene menos sexo que hace 50 a?os. Concretamente, el National Survey of Sexual Attitudes and Lifestyles dec¨ªa en 1990 que las parejas de entre 16 y 64 a?os hac¨ªan el amor cinco veces al mes, un n¨²mero que disminuy¨® hasta las cuatro veces en el a?o 2000 y a tres en el 2010. En total, en 20 a?os la frecuencia ha bajado un 40%.
Los mitos que han situado a la mujer como un ente pasivo que solo pod¨ªa esperar a ser cazada por un hombre tambi¨¦n han terminado pesando sobre ellos. Tanto es as¨ª que, explican los psic¨®logos consultados, el pensamiento de que ellos siempre quieren o deber¨ªan querer es algo que est¨¢ minando el epicentro de su masculinidad: les preocupa. Por eso, esta supuesta falta de ¨ªmpetu varonil es ya el segundo motivo por el que los m¨¢s j¨®venes acuden a los especialistas, solo despu¨¦s de la eyaculaci¨®n precoz, seg¨²n las fuentes consultadas.
El experto en sexualidad y psicolog¨ªa Alberto ?lamo responde que no deja de ser un t¨®pico eso de que ellos siempre tienen ganas y a ellas siempre les duele la cabeza. Un mito, por cierto, que no concuerda con el aumento de casos de hombres que acuden a su consulta por bajo deseo. ¡°El principal problema no es la falta de deseo, sino la adecuaci¨®n que se produce en los hombres cuando una pareja ya est¨¢ consolidada. Una vez transcurrida esa primera fase del enamoramiento, puede ser el primer momento en el que llegue el conflicto. Los hombres son muy visuales y les excita m¨¢s lo novedoso¡±, explica ?lamo. En su consulta, ?lamo ve en su d¨ªa a d¨ªa c¨®mo la presi¨®n en los hombres por tener que tener siempre una libido alta ha llevado a muchos a presentar problemas de disfunci¨®n er¨¦ctil: ¡°Cuando logramos que se relajen y se quiten la presi¨®n que la sociedad ha puesto sobre ellos, el pene usualmente vuelve a poder estar erecto¡±.
Lombardia explica que ¡°las relaciones sexuales basadas en la penetraci¨®n no excitan a la mayor¨ªa de las mujeres, que en muchos casos han dejado de tener ese tipo de sexo porque han descubierto que se lo pueden pasar bien solas¡±. A este respecto, la sex¨®loga Antelo recuerda que ¡°los juguetes sexuales han descentralizado el deseo er¨®tico del pene. Ahora, las mujeres pueden estar en el centro del placer. Ahora, nos atrevemos a hablar de sexualidad y disfrute sin verg¨¹enza¡±.
El deseo sexual depende de lo relajadas que est¨¦n ellas
El deseo sexual se caracteriza por dos cosas: ¡°Lo primero que es subjetivo, de ah¨ª que para lo que a uno puede ser deseo sexual alto, para otra quiz¨¢s se queda corto. Por otro lado, est¨¢ influenciado por diversos factores: biol¨®gicos, psicol¨®gicos, sociales y ambientales¡±, explica Garc¨ªa.
Que la mujer tenga pocas ganas nunca se ha tomado suficientemente en serio, por lo que no hay casi investigaciones cient¨ªficas al respecto. Sin embargo, algunos factores que pueden influir en la p¨¦rdida de deseo son las hormonas. Las pastillas anticonceptivas, por ejemplo, tienen como efecto secundario bajar la libido. Lombard¨ªa afirma que ¡°es una paradoja que las mujeres tomen hormonas para poder tener sexo, pero que sean esas mismas pastillas las que les quiten las ganas¡±. Otros factores que pueden alterar el deseo sexual pueden ser el estr¨¦s, no tener suficiente descanso o sentir ansiedad. La experta en placer femenino Andrea Aguilar recuerda que ¡°el cuerpo siempre pide m¨¢s de lo que le gusta. Si una relaci¨®n sexual es placentera, siempre vamos a tener ganas de repetir¡±.