Vivir en pareja sin apenas sexo: ¡°Si tenemos que tachar algo de la lista, solemos restar horas al placer¡±
Muchos factores pueden afectar a la vida sexual de una pareja e incluso acabar con ella. Hablamos con expertos sobre por qu¨¦ disminuye la frecuencia sexual y qu¨¦ ocurre cuando el sexo pasa a la cola de las prioridades de la relaci¨®n
En la sociedad actual, la sexualidad se ha convertido en algo omnipresente. Nos rodea. Es casi imposible escapar de ella y, en realidad, no es nada nuevo. As¨ª ha sido siempre. Tradicionalmente, este deseo arrasador, que lleva a que cada d¨ªa a que muchas personas cometan locuras, traiciones y disparates de todo tipo impulsados por su libido, se ha canalizado a trav¨¦s del matrimonio, del noviazgo, del sexo en el lecho conyugal con la pareja de toda la vida. Sin embargo, cuando la pasi¨®n de los primeros meses desaparece y las relaciones comienzan a ser largas, las ganas de tener sexo disminuyen considerablemente. Un estudio publicado por International Society for Sexual Medicine concluy¨® que el 35% de las parejas tiene de media entre una y tres relaciones al mes. En su parte m¨¢s extrema, afirma que el 5% de la gente con pareja no pasaba de uno o dos encuentros sexuales al a?o. ?Qu¨¦ pasa cuando, por los motivos que sea, pareja deja de ser sin¨®nimo de sexo? ?Es posible continuar? ?Es posible que todo fluya satisfactoriamente sacando el sexo de la ecuaci¨®n?
¡°Las relaciones de pareja en las que no hay actividad sexual son m¨¢s frecuentes de lo que mucha gente piensa. Sobre todo si entendemos por actividad sexual la penetraci¨®n asociada al orgasmo¡±, afirma Laura Mor¨¢n, psic¨®loga, terapeuta familiar y de pareja y sex¨®loga, y que acaba de publicar Perfectamente imperfectas (Destino, 2023), un libro en el que da diversas claves para que las relaciones de pareja funcionen. ¡°Suele ocurrir porque para muchas personas las relaciones sexuales pueden ser consideradas importantes, pero no son urgentes. Si tenemos que tachar algo de la lista, solemos restar horas al sue?o y al placer. Debido a nuestro ritmo de vida fren¨¦tico, renunciamos a cosas que son relevantes, pero no vitales (aunque en eso solemos equivocarnos, por ejemplo, con el comer y el descanso)¡±.
¡°Por lo general, tener o no tener ganas de mantener relaciones sexuales suele ser consecuencia de la conjunci¨®n de varios elementos individuales y de la propia relaci¨®n¡±, contin¨²a. ¡°Uno de los grandes problemas puede ser el estr¨¦s que, en general, dificulta nuestra capacidad para experimentar placer porque, cuando est¨¢s alerta, est¨¢s preparado para sobrevivir, no para disfrutar. Adem¨¢s, las relaciones sexuales son las primeras damnificadas cuando hay desacuerdos, conflictos o roces no resueltos en la relaci¨®n. Muchas veces, aunque el problema aparece en la cama, se ha originado fuera de ella¡±.
Tener hijos, con el cambio de din¨¢micas que eso implica, y padecer alg¨²n problema f¨ªsico o de salud mental, son otros factores que pueden dinamitar el r¨¦gimen sexual de una relaci¨®n de pareja. ¡°Aunque otras veces son cosas menos graves¡±, apunta la doctora, ¡°como que simplemente ambos miembros de la pareja encuentran satisfacci¨®n en otras actividades compartidas¡±.
¡°No hay una ¨²nica regla que determine cu¨¢nto sexo es el normal dentro de una pareja. La frecuencia depende mucho de cada relaci¨®n y de las diferentes etapas de la vida¡±, sostiene la psic¨®loga y sex¨®loga Silvia Sanz, autora del libro Sexamor (Aguilar, 2021). ¡°Adem¨¢s, hay que se?alar que la falta de actividad sexual no siempre equivale a que haya un problema en la relaci¨®n. Muchas parejas tienen muy buena conexi¨®n emocional y no tienen una actividad sexual muy frecuente, mientras que otras tienen una pasi¨®n y una intimidad f¨ªsica muy fuerte, que es la parte fundamental o esencial de la relaci¨®n, y luego no funcionan en el resto de las ¨¢reas de la pareja¡±.
El insoportable deseo asim¨¦trico
Por lo tanto, podr¨ªamos decir que la respuesta corta a la pregunta que plante¨¢bamos al inicio de este art¨ªculo, si es posible mantener una relaci¨®n de pareja sin apenas sexo, es s¨ª, desde luego que es posible. Sobre todo, si ambos miembros de la pareja est¨¢n en la misma onda, y encuentran que la cooperaci¨®n, la comunicaci¨®n, el compartir un proyecto en com¨²n (como una familia o una empresa), o una afici¨®n compartida y vivida juntos ya es suficiente para continuar.
Sin embargo, los problemas llegan cuando el deseo es asim¨¦trico. ¡°Si una parte quiere tener relaciones sexuales y la otra no, es cuando llegan los problemas¡±, sentencia Mor¨¢n. ¡°Porque es muy posible que la persona rechazada no sienta que se est¨¢ rechazando ¨²nicamente el acto f¨ªsico de acostarse, sino que siente un rechazo contra su propia persona. Por eso es importante trabajar en los matices del no. Decir que no quieres mantener relaciones sexuales no tiene que implicar, necesariamente, que rechazas a la persona, simplemente, declinas el sexo con ¨¦l o ella. El problema es que si la situaci¨®n se alarga en el tiempo, no se habla o solamente se discute sobre ello, acaba cre¨¢ndose un conflicto irresoluble entre ambos¡±.
¡°En casos as¨ª, la din¨¢mica de la relaci¨®n se altera. El v¨ªnculo se tensa¡±, explica, por su parte, Sanz. ¡°A veces esa sensaci¨®n de distancia emocional genera que te molesten m¨¢s las cosas, est¨¦s m¨¢s irritable, te pongas menos en el lugar del otro o puedas sentirte frustrado. La autoestima se desploma: la persona que s¨ª que quiere tener sexo se siente no deseado, poco atractivo¡ Y de ah¨ª pueden derivarse toda una serie de problemas como infidelidades y, en ¨²ltimo caso, rupturas¡±.
Los efectos perniciosos para nuestra salud mental de estas situaciones de abstinencia sexual forzada dentro de la pareja se ven agravados de manera profunda con la comparaci¨®n. Las personas que est¨¢n pasando por una situaci¨®n as¨ª tienden a pensar que son los ¨²nicos que tienen ese problema concreto, mientras que todo el mundo est¨¢ disfrutando a tope del sexo.
Sin af¨¢n de caer en el ¡°mal de muchos, consuelo de tontos¡±, lo cierto es que esto no es as¨ª. Seg¨²n datos estad¨ªsticos de Estados Unidos referenciados en la revista Psychology Today, entre un 14% y un 15% de las parejas tienen sexo con poca frecuencia. Sin embargo, los medios, las pel¨ªculas y la publicidad nos venden una imagen muy diferente de todo esto. ¡°Podemos llegar a sentir una presi¨®n social muy intensa respecto a lo que cabe esperar de una pareja en lo relativo a la frecuencia de la actividad sexual, lo que nos generar¨¢ a¨²n m¨¢s ansiedad y estr¨¦s¡±, se?ala Sanz.
¡°La libertad sexual de la que disfrutamos¡±, explica por su parte Mor¨¢n, ¡°parece exigirnos el placer sexual constante. Adem¨¢s, antes el sexo era algo que se escond¨ªa y ahora debemos exponerlo de alguna forma en redes para ser consideradas personas exitosas. Sin embargo, como dice el sex¨®logo Joserra Landa, cuando intentamos normalizar algo, tendemos a convertirlo en normativo y son dos cosas distintas. Es conveniente naturalizar la sexualidad humana, a solas y en pareja, pero no debe considerarse una obligaci¨®n o una imposici¨®n, porque eso es incompatible con que sea realmente placentera¡±.
C¨®mo afrontar la situaci¨®n
El sexo suele ser m¨¢s importante por lo que implica que por las relaciones en s¨ª mismas, ya que besarse, abrazarse, desnudarse y dar y recibir placer implica comunicaci¨®n, satisfacci¨®n y generosidad. Es una forma excelente de fortalecer el v¨ªnculo entre dos personas. Su ausencia nos lo pone todo m¨¢s dif¨ªcil, pero no imposible.
¡°Es posible potenciar la intimidad en la pareja mejorando la comunicaci¨®n, creando una base s¨®lida para buscar otras formas de intimidad que no sean solo el sexo¡±, explica Sanz. ¡°Crear momentos, sorpresas, actividades conjuntas. En definitiva, enfocarnos mucho en las cosas buenas que compartimos, sentir esa conexi¨®n emocional y que esta nos mantenga unidos¡±.
¡°Lo primero que habr¨ªa que tener claro es que la actividad sexual va m¨¢s all¨¢ de nuestros genitales y que las caricias, los besos, los abrazos y el contacto f¨ªsico c¨®mplice e ¨ªntimo en una pareja tambi¨¦n deber¨ªa contar como actividad sexual¡±, apunta Mor¨¢n. ¡°Ahora bien, no son sustitutos de la experiencia org¨¢smica del sexo. Si en una pareja se produce este desequilibrio en el deseo, creo que lo mejor que puede hacer es aprovechar la oportunidad para revisar por qu¨¦ est¨¢ sucediendo eso y qu¨¦ pueden hacer juntos. Eso s¨ª, lo tienen que hacer como equipo, no como contrincantes¡±, concluye.
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