8 pruebas de que ¡®Verano Azul¡¯ es el aut¨¦ntico s¨ªmbolo de la transici¨®n
Mercedes Cebri¨¢n elabora en ¡®Verano Azul: unas vacaciones en el verano de la transici¨®n¡¯ una cr¨®nica a trav¨¦s del imaginario de la serie que sent¨® los cimientos de un nuevo pa¨ªs.
¡°Verano azul lo peta¡±. Con estas palabras celebraba Televisi¨®n Espa?ola en su cuenta de Twitter el ¨¦xito conseguido con la retransmisi¨®n de la serie en el verano de 2014. Diecinueve episodios de una hora de duraci¨®n que narraban de manera sutil y metaf¨®rica c¨®mo era la nueva realidad de Espa?a; un pa¨ªs que acababa de salir de una dictadura y que empezaba a construirse, pero que aun resultaba dif¨ªcil de definir. Para los ni?os del momento, su difusi¨®n fue un acontecimiento crucial en sus vidas: sab¨ªan que estaban ante un nuevo discurso, y que probablemente lo ver¨ªan articularse en un futuro no muy lejano.
La escritora Mercedes Cebri¨¢n, que disfrut¨® por primera vez de la serie en su primera emisi¨®n la temporada oto?o-invierno de 1981, se pregunta en ¡®Verano Azul: unas vacaciones en el verano de la transici¨®n¡¯ (Alpha Decay) si la importancia de Antonio Mercero ¨Cide¨®logo, director y guionista de cuatro episodios¨C fue la de ¡°ingeniero social, al tratar de sugerir, si no una ?correci¨®n? de la realidad, una modificaci¨®n¡±. Lo que s¨ª tiene claro es que la labor de Mercero result¨® fundamental para que los ni?os del momento se sintiesen identificados con los de la pantalla; tambi¨¦n con sus vicisitudes y dilemas ¨¦ticos, en una Espa?a aun en pa?ales en este ¨¢mbito -y en tantos otros-. ¡°A m¨ª al menos no me cabe duda de que los aspectos did¨¢cticos e ideol¨®gicos que de ella se desprend¨ªan no nos resultaban impuestos y acartonados a los ni?os de entonces¡±. Resulta l¨®gico, pues en este producto televisivo lo que primaban eran las problem¨¢ticas que aquejaban a los m¨¢s peque?os. ¡°Los creadores de Verano azul quisieron huir de un didactismo f¨¦rreo y trataron de responder a las necesidades de los ni?os m¨¢s que a la de los adultos. Es decir, como si no hubiese intermediarios adultos entre el ni?o espectador de aquel momento y la pandilla cat¨®dica¡±. La serie lo ten¨ªa todo de su parte para convertirse en el referente com¨²n de aquellos que hab¨ªan nacido a comienzos de la d¨¦cada de los 70. ¡°Los elementos costumbristas que se enumeran, como el polo Popeye de lim¨®n, la lata azul redonda de Nivea y las toallas colgadas a secar de las barandillas, sirven como estrellas de una constelaci¨®n ochentera f¨¢cilmente reconocible para muchos, salvo quiz¨¢ para los que pasaban largas temporadas en el pueblo de sus abuelos o en la monta?a¡±.
Hacia un pa¨ªs menos homog¨¦neo
Un escenario liberador per se como es el verano resultaba crucial para situar las historias de una Espa?a post-franquista que empezaba a liberarse de ese tono gris¨¢ceo que aun se pod¨ªa atisbar. ¡°Los ni?os y las ni?as pod¨ªan salir solos, se les permit¨ªa explorar su entorno con ropa c¨®moda y chanclas. Parec¨ªamos Murcia y Cantabria, liberadas de nuestras viejas Castillas y Albacetes, siguiendo la configuraci¨®n del mapa de Espa?a tras los primeros pactos auton¨®micos del 81¡±. Y es en medio de este caldo de cultivo donde florecen los primeros grupos mixtos. ¡°Del mismo modo que a trav¨¦s del yogur l¨ªquido entran en nuestros cuerpos sustancias microsc¨®picas beneficiosas, a trav¨¦s de la pandilla, y sin que nos enter¨¢semos, se colaba en nuestras mentes la idea de convivencia plural¡±.
A¨²n as¨ª, esta uni¨®n no es monol¨ªtica. ¡°Al mirarla con atenci¨®n se detectan sus capas: ni?os m¨¢s peque?os versus preadolescentes; chicas contra chicos (y ah¨ª, ellas est¨¢n en minor¨ªa num¨¦rica). Esto da lugar a un juego de relaciones m¨¢s complejo que si optamos por considerar la pandilla como un grupo homog¨¦neo que solamente ha de enfrentarse a los padres en tanto que figura antag¨®nica. La pandilla funciona como grupo sin grandes riesgos de romperse, precisamente porque tolera y acepta las diferencias de cada uno de sus miembros. Esto huele a que as¨ª quer¨ªan que fuese Espa?a, y pensaron que quiz¨¢ meti¨¦ndolo en una serie juvenil -que tambi¨¦n miraban con atenci¨®n los padres en la sobremesa del domingo- el mensaje podr¨ªa entrar como esa p¨ªldora de Mary Poppins, que azucarada se pod¨ªa tragar mejor¡±.
Con voz propia
Durante el franquismo, los ni?os observaban pero jam¨¢s se pronunciaban. Eran los ¨²ltimos situados en una cadena de opresi¨®n que se prolong¨® durante d¨¦cadas. Sin embargo, en los 80 las cosas empezaron a cambiar. ¡°Esta mirada silenciosa, siempre en quicios de puertas, cerraduras o agujeros de tapias detr¨¢s de los que indefectiblemente se encuentran los adultos haciendo sus cosas, es diametralmente opuesta a la actitud de los ni?os de la pandilla de Verano azul, que emiten opiniones, resultan impertinentes con frecuencia y hablan con el lenguaje de la calle de ese momento, plagado de unos ?jolines? y unos ?machos? hoy bastante anticuados¡±.
Y no solo eso. Durante esta d¨¦cada los chavales toman las riendas de su propio universo, y los adultos ponen en pr¨¢ctica nuevas estrategias para llegar a ellos. ¡°Los tweens, ese h¨ªbrido entre ni?os y adolescentes que toma su nombre del c¨®ctel entre las palabras between y teenager en ingl¨¦s (es decir, la franja entre ni?os y teenagers, de los diez a los trece a?os), irrumpen con fuerza para hacerse cargo del entretenimiento de su propia generaci¨®n¡±. En este caso, Cebri¨¢n se refiere a la ingente cantidad de grupos musicales integrados por ni?os de esa edad: Parch¨ªs, Caramelos, Regaliz. Incluso se crean nuevos c¨®digos que se dan de bruces con el discurso r¨ªgido e imperturbable de los adultos. Frente al ?Cuando te digo que no, es que no?, los j¨®venes inventan un nuevo lenguaje, que ¡°representa una alternativa al viejo discurso que se hab¨ªa venido empleando en Espa?a durante las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±.
Se plantean temas espinosos (que ya no lo son tanto)
Antonio Mercero introduce nuevas cuestiones que preocupaban a la sociedad del momento. De una manera cuidadosa pero tambi¨¦n did¨¢ctica, se alude a problem¨¢ticas que encuentran sus bases en un puritanismo franquista, para as¨ª desterrarlas. ¡°?Y ella va a tener el ni?o porque quiere??, pregunta Pancho. ?Y sin estar casada?, a?ade Javi. ?Nadie es perfecto?, responde Julia. ?De acuerdo que el cauce normal para tener hijos es el matrimonio, pero cuando sucede una cosa como la de Eva hay que tener mucha comprensi¨®n.?¡±. M¨¢s adelante, Julia a?ade: ?es que en esta sociedad nuestra, parece un delito tener un hijo sin estar casada?¡±.
Del mismo modo, se aboga por la libertad a la hora de rehacer nuestras vidas, y se combate la introspecci¨®n y la presi¨®n familiar. ¡°La serie aprovecha para desdemonizar la reci¨¦n aprobada Ley del Divorcio (7 de julio de 1981) en el episodio ?El visitante?, donde se plantea muy t¨ªmidamente que otro tipo de familia es posible, que una pareja separada no es algo de lo que avergonzarse. Asimismo, se aboga claramente por lo beneficioso y necesario del di¨¢logo en la pareja y, por extensi¨®n, en la familia. La alocuci¨®n ?Cari?o, tenemos que hablar? comenz¨® a ser pronunciada por bocas ib¨¦ricas justo en esa ¨¦poca, y todav¨ªa sigue vigente.
El machismo se empieza a combatir (de nuevo)
A trav¨¦s del personaje de Julia se presenta de una manera velada un modelo de mujer emancipada y libre. Para hacerlo, Mercero imagina un personaje c¨¢lido pero a la vez firme. ¡°La personalidad de Julia posee rasgos tradicionalmente considerados femeninos: es acogedora amable con los ni?os, est¨¢ dispuesta a cuidar a enfermos, pero adem¨¢s -he aqu¨ª la novedad-, es independiente respecto del var¨®n y tiene sus propios intereses y aficiones¡±. M¨¢s all¨¢ de dedicarse a llorar de manera manifiesta la muerte de su marido, Julia dedica su tiempo a s¨ª misma. ¡°Est¨¢ a lo suyo: pintando, paseando y charlando con unos y con otros. En realidad, nadie sabe a ciencia cierta a qu¨¦ se dedicaba antes de enviudar¡±.
La serie tambi¨¦n subraya las actitudes machistas del momento. En este caso, una de las ni?as de la pandilla es la responsable de no dejar pasar ni una a sus amigos, y as¨ª se lo hace saber. ¡°Desi tiene un agud¨ªsimo o¨ªdo para los discursos y comportamientos machistas, que trata de combatir a su manera en cuanto surge la ocasi¨®n, por ejemplo cuando Javi, en la m¨¢quina de pin-ball, dice: ?Yo todo me lo hago con dos bolas?. La r¨¦plica de Desita, con su paladar de pl¨¢stico, es: ?Sois unos machistas y unos reprimidos?, como no podr¨ªa ser de otra manera, pues reprimido es un insulto muy de la ¨¦poca¡±.
Ya por aquel entonces Verano azul intentaba desterrar la idea tan da?ina de que las mujeres solo compiten entre s¨ª. La hermandad entre Desi y Bea se pone de relevancia cuando a esta ¨²ltima le empieza a gustar un chico que no pertenece a su pandilla. El resto del grupo se echa las manos a la cabeza, pero Desi encuentra en Bea el apoyo que necesita. ¡°Desi es la ¨²nica que se posiciona como carabina y c¨®mplice de Bea, asumiendo su papel de segundona y destrozando el mito de las mujeres que permanentemente se hacen maldades las unas a las otras por envidia¡±.
Se intuyen los cimientos de un nuevo pa¨ªs
El inicio de la especulaci¨®n urban¨ªstica se percibe en la serie a trav¨¦s del personaje de Chanquete. Los de la inmobiliaria Promobisa quieren cambiarle el terreno en el que tiene sitiado su barco por un piso ¡°que es la representaci¨®n del derroche que empezaba a llegar y que se aposentar¨ªa en los noventa. La idea desarrollista de progreso a trav¨¦s del consumo y de la mejora de sus estatus que tratan de venderle le indigna, y ¨¦l lo pone en palabras de este modo: ?Esto no es una isla, no es Manhattan y esta gente quiere tirarse un pedo de cemento como ya se lo tir¨® en otros lugares?, aludiendo a lugares costeros espa?oles como Benidorm, cuyo perfil arquitect¨®nico estaba plagado de altos ?pedos? de cemento y ladrillo junto a gr¨²as que daban vueltas izando a los operarios que las manejaban¡±.
Adem¨¢s de algunos gui?os a conceptos que hoy en d¨ªa conocemos de sobra como la ¡®fuga de cerebros¡¯ o la ¡®cultura de la prevenci¨®n¡¯, el desarrollismo econ¨®mico tambi¨¦n dio lugar a una nueva idea de belleza. ¡°Verano azul incluy¨® un personaje que simbolizaba la nueva disposici¨®n de Espa?a hacia el embellecimiento f¨ªsico y moral de sus generaciones m¨¢s j¨®venes. Hasta en los pi?os infantiles se dejaba ver la influencia estadounidense: esas dentaduras nacaradas con una alineaci¨®n sobrenatural ya estaban a nuestro alcance. La mella era solamente algo permitido si ten¨ªan lugar durante el proceso de ca¨ªda de los dientes de leche, como le pasaba a Tito¡±.
Ense?ando la democracia
¡°Es Pira?a, uno de los personajes m¨¢s j¨®venes, quien, poco despu¨¦s, les explica a sus amigos mayores lo que quiere decir el ?qu¨®rum? de una votaci¨®n; en definitiva, es el joven quien les explica conceptos relativos a la democracia a aquellos que le superan en edad. Tras un momento de tensi¨®n, la votaci¨®n resulta favorable a la participaci¨®n de los dos peque?os, y Javi, empleando un discurso acorde con los tiempos reci¨¦n estrenados, concluye as¨ª: ?Lo que se decide entre todos, todos tenemos que aceptarlo sin que nadie se cabree, ?est¨¢ claro??, lo cual resume, con acento castizo, el miedo a las rencillas ante el rechazo a un consenso¡±.
Tambi¨¦n resulta fundamental humanizar a los polic¨ªas y cargos p¨²blicos, que en un pasado no tan lejano causaban pavor por ser precisamente ellos los encargados de llevar a cabo la representaci¨®n m¨¢s f¨¦rrea del orden y la ley. ¡°As¨ª, en el episodio No mat¨¦is mi planeta, los ni?os, acompa?ados de Chanquete y Julia van a la casa consistorial a hablar con el alcalde sobre el desastre ecol¨®gico que afecta a la playa del pueblo y ¨¦ste los recibe y escucha con cari?o. Y en varios episodios m¨¢s, el polic¨ªa Barrilete protagoniza escenas c¨®micas en las que se muestra como una persona bonachona, incluso un poco torp¨®n, que suele ser la manera en que se muestra la bondad en Espa?a. Este retrato amable de las fuerzas del orden p¨²blico produce inmediatamente un efecto bals¨¢mico; nos permit¨ªa pensar, como ciudadanos espa?oles, que ten¨ªamos f¨¢cil acceso a las autoridades del nuevo r¨¦gimen democr¨¢ticos y que ¨¦stas no eran en absoluto amenazadoras¡±
Una Espa?a para todos
Julia invita a Chanquete a comer a su casa, pero Chanquete finalmente no acude a la cita. Durante esta charla, los guionistas de la serie aprovechan para hacer alusi¨®n a la existencia de otros pueblos que tambi¨¦n configuran el nuevo pa¨ªs. ¡°?Pues usted se pierde esta merienda interregional: pollo malague?o, pan gallego y champ¨¢n catal¨¢n?. As¨ª que interregional. Pero claro, cuando se escribieron estos di¨¢logos, aproximadamente entre 1978 y 1980, el uso del t¨¦rmino ?auton¨®mico? a¨²n no estaba extendido: hubo que aprenderlo despu¨¦s, as¨ª como hubo que separar en nuestras mentes a La Rioja de Castilla la Vieja¡±.
As¨ª como la introducci¨®n de una nueva visi¨®n comunitaria, dejando de lado la individualidad que a?os atr¨¢s primaba durante la dictadura. ¡°La conciencia de que las acciones individuales repercuten, positiva o negativamente, en el pa¨ªs entero, y la consiguiente proliferaci¨®n de mensajes que inclu¨ªan la idea de colectividad, o incluso, m¨¢s concretamente, la palabra ?todos?, fueron caracter¨ªsticas de aquellos a?os¡±. Un nosotros que inclu¨ªa a mujeres, ni?os, divorciados, e incluso gente que no hablaba espa?ol.
Un futuro incierto
Sin embargo, la serie no ofrece soluciones, solo plantea interrogantes, como los personajes de Julia y Chanquete. ¡°El verano es una met¨¢fora de este tiempo inestable que, como toda aventura estival, tocar¨¢ a su fin y forzosamente dar¨¢ paso a una nueva situaci¨®n. El veraneo ha de terminar para que empiece algo nuevo, aunque no tengamos garant¨ªas acerca de lo que traer¨¢n consigo esos cambios y novedades¡±.
Por eso no resulta extra?o que Verano azul cause tanta nostalgia, pero de la buena; de la que nos hace disfrutar. Porque las aventuras de Chanquete, Tito, Bea, Javi, Pancho, Pira?a, Quique, Desi y Julia nos trasladan a aquellos d¨ªas de vacaciones de verano, en los que el tiempo se congelaba y los problemas se apartaban -o aun no exist¨ªan-. Desde el sill¨®n caf¨¦ con leche de su t¨ªa Candi, la ni?a Mercedes Cebri¨¢n intuy¨® que se encontraba ante algo que le pertenec¨ªa, y que solo ella ser¨ªa la responsable de narrar los siguientes a?os de una nueva vida que empezaba.
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