Nuevas perspectivas del feminismo contempor¨¢neo: sororidad para todas las mujeres
Del 15-M al 8-M, en esta d¨¦cada de salto generacional, si algo ha demostrado el pulso del activismo social es que la revoluci¨®n, por mucho que siga irritando a algunos, s¨ª ten¨ªa que ser feminista.
?La revoluci¨®n ser¨¢ feminista o no ser¨¢¡±. Ese fue el ¨²nico lema que irrit¨® al 15-M. La ¨²nica gran pancarta que se arranc¨® de cuajo en la acampada madrile?a de Sol en la primavera de 2011 ten¨ªa escrito ese mensaje. ¡°El problema mayor fue que mientras el individuo que la quit¨® se golpeaba el pecho a lo King Kong, un grupo grande de gente le aplaudi¨® y abuche¨® a las mujeres. Cuando bajaron del andamio hab¨ªa debajo un grupo que insult¨® a quienes hab¨ªan subido la pancarta¡±, escribir¨ªa poco despu¨¦s la escritora Bel¨¦n Gopegui sobre este simb¨®lico incidente en el epicentro de esperanza y lucha por la transformaci¨®n social.
Muchas de las cr¨®nicas que han conmemorado la d¨¦cada de aquella utop¨ªa social experimental en nuestras plazas no suelen recordar que las mujeres que acamparon por la igualdad tambi¨¦n se vieron abucheadas, vejadas y ninguneadas por sus compa?eros. ¡°En las plazas en las que convivimos se reproducen las violencias que existen fuera de ellas¡±, denunciaron Feministas Indignadas de la acampada barcelonesa.
Del 15-M al 8-M, en esta d¨¦cada de salto generacional, si algo ha demostrado el pulso del activismo social es que la revoluci¨®n, por mucho que siga irritando a algunos, s¨ª ten¨ªa que ser feminista. Y es m¨¢s, que como la opresi¨®n o privilegio funcionan seg¨²n nuestras categor¨ªas sociales ¨Cporque no?tendr¨¢n las mismas oportunidades ni saldr¨¢n de la misma casilla de la vida una heredera de un negocio que una migrante reci¨¦n llegada con su situaci¨®n por regularizar¨C, y como predijo en 1989 la acad¨¦mica estadounidense afrodescendiente Kimberl¨¦ Williams Crenshaw: la revoluci¨®n ser¨¢ interseccional o no ser¨¢.
Puede que el poder por la igualdad de derechos que eclosion¨® en las calles el 8 de marzo de 2018 devolviese la empat¨ªa y la fe al poder de la protesta y la queja, pero el feminismo en este pa¨ªs tambi¨¦n ha evolucionado para no solo luchar por las de siempre y, lo m¨¢s importante, para conectar las desigualdades, desde la emergencia clim¨¢tica a la crisis econ¨®mica y social, denunciando tambi¨¦n los grados de separaci¨®n estructurales por raza, g¨¦nero y poder.
El tren de la libertad contra la reforma del aborto,? el #MeToo ¨Cun fen¨®meno global que a casi media d¨¦cada vista, ha servido m¨¢s para creer a las mujeres que para derribar, realmente, a los depredadores poderosos¨C o el #HermanaYoS¨ªTeCreo nos mostraron a mujeres de varias generaciones unidas gritando contra la #JusticiaPatriarcal y apoyando a la v¨ªctima de La Manada, expandiendo el #Cu¨¦ntalo y debatiendo sobre el consentimiento sexual. Conquistas por los derechos sociales que han convivido con el auge y ca¨ªda del feminismo corporativo, la cultura del empoderamiento femenino, la de la #GirlBoss o jefaza, cuando todo orbitaba en torno a la brecha salarial o la cultura del techo de cristal. Problem¨¢ticas reales, pero que suelen afectar a un sector espec¨ªfico de mujeres: blancas, de clase media y con estudios superiores. Pero ?y qu¨¦ pasaba con todas las dem¨¢s?
Por eso han peleado, y pelean, las mujeres de este reportaje. Son las que han puesto el cuerpo y el relato para que la sororidad no fuese excluyente, porque sus demandas son las de todas.
¡°La generaci¨®n 8-M est¨¢ animando a muchas mujeres a sobreponerse al miedo a hablar y a contar sus historias¡±, recuerda la escritora y comunicadora barcelonesa afrodescendiente Desir¨¦e Bela-Lobedde, ¡°pero no necesitamos que el feminismo blanco nos salve de nosotras mismas¡±, sentencia. Para la autora de Ser mujer negra en Espa?a (Plan B, 2018), ¡°el feminismo hegem¨®nico debe dejar de adoptar posturas de salvaci¨®n blanca creyendo que sabe mejor que las mujeres racializadas lo que nosotras necesitamos. Tenemos agencia pol¨ªtica, tenemos capacidad de decisi¨®n y tenemos nuestra propia agenda¡±. Una agencia de cambio que tambi¨¦n transforma la periodista Luc¨ªa Mbom¨ªo (Alcorc¨®n, Madrid), que llevar¨¢ a Netflix Hija del camino (Grijalbo, 2019), su novela debut donde ahonda en la identidad, los lazos familiares y el racismo porque, como resume ¡°la lucha no debe contarse solo con una sola forma de ser mujer¡±. O la activista gitana Silvia Ag¨¹ero, una vallecana residente en Valencia, que a trav¨¦s de su blog y revista en papel, Pretendemos gitanizar el mundo, y de su libro Resistencias gitanas, coescrito con Nicol¨¢s Jim¨¦nez, rompe mitos contra el feminismo ¡°payocentrado¡± y reivindica a pioneras como Rosa Cort¨¦s, que en 1753 lider¨® a un grupo de mujeres que huyeron del genocidio, o a la acad¨¦mica Ethel Brooks, gitana estadounidense y experta en sociolog¨ªa del g¨¦nero en la Universidad de Rutgers.
?Qu¨¦ hero¨ªnas merecen quedarse en el archivo y los libros de historia? ?A qu¨¦ mujeres se les ha otorgado el altavoz, la autoridad y la credibilidad para serlo? En una d¨¦cada en la que tambi¨¦n explosion¨® el periodismo feminista de calidad autogestionado desde medios como Afrof¨¦minas o P¨ªkara, ejes transformadores del discurso y la pedagog¨ªa interseccional, en los generalistas no ha sido habitual ofrecer ese altavoz a la diversidad. ¡°Los medios tienden en sus propias limitaciones a reflejar el activismo feminista: entienden y representan mal la dimensi¨®n colectiva de las luchas, se tiende a individualizar en personas m¨¢s que en agrupaciones. Se priorizan temas o luchas que est¨¢n en el radar de las periodistas por su propia pertenencia de clase y no se explican tan bien otras demandas de las que est¨¢n m¨¢s abajo¡±, apunta la valenciana Nuria Alabao, periodista y antrop¨®loga, responsable de Feminismo en la web CTXT e integrada en la Fundaci¨®n Comunes.
Que los libros de historia han obviado al colectivo LGTBIQ+ lo sabe la valenciana Valeria Vegas, escritora de las memorias de La Veneno, que triunfan globalmente en su adaptaci¨®n a serie televisiva, que ahora reivindica ese archivo que nadie ha contado a trav¨¦s de su podcast Orgullo en Spotify. En esta d¨¦cada de interseccionalidad, tambi¨¦n comprendimos que el g¨¦nero es una construcci¨®n social, y, por tanto, deb¨ªamos reivindicar los derechos de todas las mujeres. ?Hemos aprendido lo que es ¡®sororidad¡¯ en toda la extensi¨®n de la palabra?, aclara. Para la autora, el t¨¦rmino que define la solidaridad entre mujeres ha sido una de las lecciones de la d¨¦cada: ?Es un t¨¦rmino que ya estaba ah¨ª, pero del que hemos tomado consciencia en los ¨²ltimos a?os. Yo percibo que estamos m¨¢s unidas, y que hemos comenzado a teorizar para entender muchas heridas o incluso miedos. Pero todav¨ªa queda mucho por recorrer, que haya menos prejuicios entre nosotras, aceptar que tambi¨¦n podemos ser diferentes entre s¨ª?, cuenta.
¡°Espa?a es m¨¢s feminista, m¨¢s abierta y est¨¢ m¨¢s concienciada que hace 10 a?os; no estoy segura de que en 2011 yo o mis compa?eras trans hubi¨¦semos podido estar aqu¨ª sin ser ridiculizadas de una manera mucho m¨¢s bruta¡±, apunta la escritora y pensadora Elizabeth Duval, madrile?a residente en Par¨ªs autora de Reina (Caballo de Troya, 2020), Excepci¨®n (Letraversal,?2020) y Despu¨¦s de lo Trans (La Caja Books, 2021). El Anteproyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garant¨ªa de los derechos de las personas LGTBI, conocida popularmente como Ley Trans, dio sus primeros pasos en junio de 2021. La norma convirti¨® a Espa?a en el 16? pa¨ªs del mundo en permitir la libre autodeterminaci¨®n de g¨¦nero ¨Cpoder cambiar el nombre y el apartado de ¡®sexo¡¯ en el DNI solo con su voluntad¨C y tambi¨¦n facilita la filiaci¨®n de hijos de lesbianas, la reproducci¨®n asistida para personas con capacidad de gestar y sanciona las terapias de conversi¨®n.
Muchos vieron en la pugna del redactado de esta ley una lucha escondida por la hegemon¨ªa pol¨ªtica del feminismo en Espa?a, algo que confirma la tinerfe?a y activista LGTBIQ+, primera y ¨²nica mujer trans en ser diputada de la Asamblea de Madrid, por el PSOE, Carla Antonelli. ¡°Esa pugna no solamente ha dejado en un segundo plano los derechos de las personas trans, con especial inquina hacia las mujeres del colectivo, tambi¨¦n al de todas las mujeres en general y su amplia diversidad, algo kafkiano y vergonzoso¡±, reivindica, recordando que ¡°se lleg¨® incluso a argumentar y defender de forma espuria y en nombre del mismo las ¡®terapias reparativas de conversi¨®n¡¯ hacia las personas trans, algo que hasta hace dos a?os solo defend¨ªa la extrema derecha y, que, por supuesto atenta contra cualquier principio de los derechos humanos, por no decir que est¨¢ en las ant¨ªpodas del feminismo en may¨²sculas¡±.
Para la historiadora y autora madrile?a Alana Portero, que particip¨® en el compendio Vidas trans (Antipersona, 2019), erigida en una de las voces de referencia a trav¨¦s de las redes sociales y de sus colaboraciones en prensa, ¡°los avances son importantes, pero no debemos confundir la visibilidad con las realidades materiales. Sin una es dif¨ªcil que se d¨¦ la otra. La reacci¨®n antifeminista, anti-LGTBIQ+ y racista ya se ha hecho con posiciones en las instituciones¡±. ?El objetivo? Como dice Portero, ¡°traspasar la barrera de la excepcionalidad. Superar la l¨®gica de los porcentajes y ser ciudadanes de pleno derecho en todo los niveles¡±. Por mucho que lo hayan querido arrancar del activismo, ya sea metaf¨®ricamente o en una pancarta en una plaza abarrotada de activistas, s¨ª, ser¨¢ feminista.
* Estilista: ?ngela Esteban Librero. Maquillaje: Cynthia de Le¨®n (Cool) para Bioderma y Nars. Peluquer¨ªa: Eli Serrano (Cool) para GHD. Asistente de fotograf¨ªa: Gerardo Romero. Asistentes de estilismo: Aina Nogu¨¦ Prat y Ariana Zabalaga. Agradecimientos: Taburete de madera Zara Home (59,99 €). Para m¨¢s informaci¨®n de Valeria Vegas (Javiera en la web JVV) contactar con JVV: info@jvv.com. IG: @jvv_pr
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