As¨ª son y as¨ª piensan ¡®las Gretas Thunberg¡¯ espa?olas
Las manifestaciones ante la emergencia clim¨¢tica del pasado viernes han agrupado a cientos de miles de personas en varias provincias espa?olas. En la de Madrid hemos encontrado a muchas adolescentes que, como Greta Thunberg, est¨¢n hartas y exigen acciones a los gobiernos y a las grandes empresas.
Cuando hace dos a?os una joven activista se sent¨® frente al Parlamento sueco a modo de protesta contra el cambio clim¨¢tico nadie conoc¨ªa su nombre. Hoy, la sola menci¨®n a Greta Thunberg, de diecis¨¦is a?os, es capaz de crispar por igual al presidente de los Estados Unidos y a otros l¨ªderes pol¨ªticos como a periodistas y opinadores de pa¨ªses de todo el globo. Todo el mundo parece tener una opini¨®n ¨Cno siempre agradable¨C sobre Greta. Y mientras tanto, Thunberg se mantiene firme en un discurso que cala con fuerza entre los m¨¢s j¨®venes, a quienes m¨¢s les preocupa esta tierra que les quedar¨¢ en herencia y que las generaciones anteriores est¨¢n destrozando. La adolescente sueca ha puesto la emergencia clim¨¢tica en portada de los diarios y quiz¨¢s si a alguien le sigue extra?ando que una joven que todav¨ªa no tiene edad para votar se haya convertido en el rostro de un movimiento que cada d¨ªa se vuelve m¨¢s potente es porque no ha tenido contacto reciente con las generaciones venideras.
¡°Creemos que es necesario que los gobiernos den una respuesta conjunta a un problema que no se puede tratar solo mediante la responsabilidad ciudadana, sino que necesita de medidas estructurales urgentes¡±, explica a S Moda Celia, estudiante de Derecho y Pol¨ªticas de 17 a?os durante la manifestaci¨®n ante la emergencia clim¨¢tica del pasado viernes en Madrid.
No est¨¢ sola. Como ella, cientos de mujeres de entre 16 y 20 a?os se han lanzado a las calles de la capital con pancartas cuyo mensaje, inspirado en la cultura internetera del meme, podr¨ªa tornarse viral en cualquiera de las redes sociales. ¡®La tierra est¨¢ m¨¢s caliente que mi novio imaginario¡¯, ¡®I¡¯m sorry, Jon¡ Winter is not coming¡¯ o el omnipresente ¡®No tenemos planeta B¡¯.
¡°Mis padres hoy me han quitado la hora, as¨ª que si quer¨¦is podemos ir hacia el fondo¡±, comenta al paso una chica maquillada como una de las protagonistas de Euphoria que camina con dos amigas cogidas del brazo. Muchas de ellas explican que fueron precisamente sus padres quienes les hicieron tomar conciencia por el cuidado del planeta en primer lugar: pertenecen a una generaci¨®n en cuyas casas siempre se ha reciclado, se ha intentado ahorrar agua en periodos de sequ¨ªa y se ha fomentado un consumo de los recursos m¨¢s responsable. El acceso a Internet y a las redes sociales hicieron el resto. A pesar de su juventud, traen el discurso sobradamente preparado: les afecta el clima y saben qu¨¦ medidas se deben tomar para cambiar las tornas, desconf¨ªan de la palabrer¨ªa de los pol¨ªticos y saben que el cambio no puede exig¨ªrsele ¨²nicamente a la ciudadan¨ªa, sino que tienen que pagar las grandes corporaciones. Estas adolescentes que han nacido con un Smartphone bajo el brazo ya han tenido tiempo suficiente de informarse como es debido.
¡°El levantarte y ver una imagen real de los polos derriti¨¦ndose o de un oso polar en los huesos que no puede subir al hielo porque el hielo se rompe me pon¨ªa los pelos de punta¡±, cuenta Alicia, de 16 a?os, ¡°empec¨¦ a pensar: ¡®?qu¨¦ estamos haciendo? Somos un virus para el planeta¡¯. Y sent¨ª que ten¨ªa que hacer algo para cambiar las cosas¡±.
¡°Creo que por mucho que pienses en algo, si no lo defiendes activamente, no va a cambiar nada. Tienes que moverte para que el cambio se produzca. Y adem¨¢s, gracias a las manifestaciones, puedes conseguir que gente que no conoc¨ªa el problema se empiece a interesar¡± explica Azul, de 19 a?os. Alicia y Azul han acudido juntas a la manifestaci¨®n, ambas son veganas y animalistas desde hace m¨¢s de cuatro. Les acompa?a, saludando desde dentro de un bolso, un perro peque?o. ¡°Este es un problema general que no solo afecta a un grupo de gente: seas rico o pobre, te va a perjudicar igual¡±, explica Alicia. Se despiden diciendo ¡°?Hazte vegana!¡± y contin¨²an la marcha.
La generaci¨®n Z, a la que estas entrevistadas pertenecen, ya tiene callo en el tema de las manifestaciones. Muchas de ellas tambi¨¦n alzaron la voz el 8 de marzo o en protesta ante la primera sentencia de La Manada frente al Ministerio de Justicia. Sin embargo, la mayor¨ªa coincide en que el cambio clim¨¢tico es, en estos momentos, el problema m¨¢s importante: ¡°Es el primer problema que hay ahora mismo, lejos de todo lo dem¨¢s¡±, cuenta Esther, de 16 a?os, ¡°y creo que somos los j¨®venes los que estamos m¨¢s preocupados porque es a nosotros a quienes m¨¢s nos va a afectar en un futuro¡±.
¡°De hecho ya lo estamos notando¡±, ataja Lara, de 15 a?os, que ha acudido con Esther, ¡°con el cambio de temperatura o las inundaciones en algunos puntos de Espa?a mientras que en otros hay sequ¨ªa y los embalses est¨¢n casi vac¨ªos¡±. Todas coinciden en que las alertas que muchos cient¨ªficos hicieron hace a?os se est¨¢n convirtiendo en una realidad: la extinci¨®n de algunas especies, el derretimiento de los polos, el calentamiento global, las lluvias y las sequ¨ªas. Estas j¨®venes est¨¢n viendo el mundo caer y sus quejas son la manera en la que quieren devolverlo a su sitio.
¡°No podemos quedarnos paradas mientras se derriten los polos, se contaminan los mares y se destruye toda la naturaleza¡±, cuenta Claudia, de 19 a?os ¡°siempre me ha parecido una lucha importante, pero desde hace dos o tres a?os lo veo como una emergencia¡±. Claudia piensa que lo principal es una regulaci¨®n gubernamental para que las grandes empresas no sigan contaminando y vertiendo residuos.
Algunas, la mayor¨ªa, se declaran fans de Greta Thunberg: ¡°Realmente, toda la movilizaci¨®n de Fridays For Future ha sido gracias a ella y est¨¢ movilizando a much¨ªsima gente, ha llevado un discurso important¨ªsimo a la ONU, se ha atrevido incluso a hablar de anticapitalismo¡±, cuenta Claudia. Otras critican que solo cuando una chica blanca y de entorno privilegiado ha alertado sobre el problema del cambio clim¨¢tico, el mundo haya empezado a escuchar, cuando muchas activistas racializadas llevan a?os gritando las mismas consignas. Todas, sin embargo, est¨¢n en la misma lucha y valoran la visibilidad que tiene en los ¨²ltimos tiempos.
Una de las chicas considera que lo principal es reducir el consumo de pl¨¢sticos. Otra cree que son m¨¢s preocupantes las emisiones contaminantes de las grandes empresas y una tercera cree que el foco deber¨ªa ser el de hacer las ciudades m¨¢s verdes enfoc¨¢ndose en gran medida en el transporte p¨²blico. Thunberg ya no volver¨ªa a sentarse sola frente al Parlamento sueco. Si hace tres a?os alguien hubiese profetizado que ser¨ªa una adolescente de diecis¨¦is a?os quien le sacar¨ªa los colores a los grandes l¨ªderes mundiales y convertir¨ªa el cambio clim¨¢tico en una de las grandes preocupaciones sociales, cualquiera le hubiese respondido que estaba equivocado. Observando las calles de Madrid es cierto que el hipot¨¦tico profeta hubiese errado: no iba a ser solo una adolescente, iban a ser miles de ellas.
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