As¨ª viven (y crean) los dise?adores
El fot¨®grafo Ivan Terestchenko descubre las casas de los creadores de moda. Y demuestra que entre la pasarela y el sal¨®n no hay tantas diferencias.
Todav¨ªa nos imaginamos a los dise?adores de moda bocetando figurines en la soledad de sus estudios. Pensamos que todas esas ideas que cambiaron la historia del traje reciente se concibieron en un acto ¨ªntimo de creaci¨®n, al margen de todo y de todos, inspirados por un objeto habitual o por una visi¨®n del mundo ajena a lo cotidiano. Hoy, que la mayor¨ªa de ellos est¨¢n sometidos al escrutinio medi¨¢tico y a los vaivenes empresariales, resulta interesante adivinar c¨®mo son sus vidas cuando nadie est¨¢ mirando, d¨®nde se refugian y, sobre todo, cu¨¢nto hay de creaci¨®n individual en el d¨ªa a d¨ªa de los personajes que marcan la est¨¦tica del presente.
Esa idea de profundizar en los aspectos m¨¢s ¨ªntimos del dise?o de moda llev¨® a Iv¨¢n Terestchenko a fotografiar los interiores de las casas y los estudios de algunos de sus protagonistas ¡°La moda puede ser implacable, incluso cruel, la casa es el ¨²nico lugar donde ellos pueden alimentar su inspiraci¨®n y enfrentarse a sus dudas¡±, cuenta a esta revista. Acostumbrado a realizar retratos de todos los grandes creadores actuales (de Slimane a Frida Gianini, pasando por Armani o Manolo Blahnik) y a trabajar para las revistas de decoraci¨®n m¨¢s prestigiosas, Iv¨¢n uni¨® dos de sus grandes pasiones, la moda y la fotograf¨ªa de interiores ¡°hace 25 a?os, cuando Andr¨¦ Leon Talley me encarg¨® fotografiar el escritorio de Yves Saint Laurent en su residencia de la Avenue Marceau¡±, explica.
Yves Saint Laurent cubr¨ªa las paredes con los retratos de las mujeres que le inspiraban.
Ivan terestchenko / Albin Michel
De aquel primer encargo naci¨® The pr¨ªvate World of Yves Saint Laurent and Pierre Berg¨¦, un estudio visual minucioso de ese mundo paralelo cuajado de obras de arte y objetos variopintos que fue la residencia del modisto franc¨¦s. Ahora, bajo el t¨ªtulo Interieurs Couture (Ed. Albin Michel), Teretchenko ha compilado las im¨¢genes de las casas de dise?adores que ha ido tomando durante dos d¨¦cadas. ¡°Tras a?os de negativas y de ver c¨®mo no llegaban a publicarse, decid¨ª que, si deb¨ªan salir a la luz, ten¨ªan que hacerlo dejando constancia hist¨®rica, o sea, en forma de libro¡±, cuenta este fot¨®grafo.
M¨¢s de 250 fotograf¨ªas permiten al espectador sumergirse en el ¨¢mbito privado de algunos de los protagonistas de la historia de la moda reciente. Hay casas de sobra conocidas, como la de Yves Saint Laurent o el espacio de Coco Chanel sobre su tienda de la Rue Cambon, y otras que no nos resultan tan familiares, como las de Kenzo, Armani, Azzedine Al?ia, Christina Louboutin o Stefano Pilati, entre otros. Todas ellas son muy distintas entre s¨ª y exhiben estilos completamente dispares, pero el hilo conductor que las vincula queda patente desde las primeras p¨¢ginas: casa rinc¨®n habla de su due?o y, en concreto, del sentido de la est¨¦tica que ha hecho c¨¦lebre su trabajo.
Christian Louboutin huye de las grandes capitales de la moda y se refugia en su casa de Luxor.
)Ivan Terestchenko / Albin Michel
Manolo Blahnik guarda un ejemplar de cada zapato que ha dise?ado en cualquier rinc¨®n de su casa, en el sal¨®n de Armani convive un mobiliario minimalista con la imponente figura de un oso polar que parece casi real y el dise?ador neoyorkino Reed Krakoff trabaja en un ?estudio atestado de libros de todas las ¨¦pocas y g¨¦neros. Aunque quiz¨¢ lo m¨¢s sorprendente del volumen sea contemplar d¨®nde y c¨®mo vive la familia Pucci.¡±Un imponente Palazzo florentino del Quattrocento que recoge cuatro siglos de Historia del Arte, del Renacimiento a las estructuras modernistas de Gae Aulenti¡±, afirma el autor.
Pero de lo que se trata no es tanto de admirar la majestuosidad de estos rincones sino de comprobar que, a trav¨¦s de ciertos detalles rutinarios, puede trazarse una l¨ªnea que une al ?dise?ador y sus colecciones con su propia vivienda . ?¡°Hay una relaci¨®n clara entre estos espacios ¨ªntimos y el estilo de cada uno. Por ejemplo, la casa de Ottavio y Rosita Missoni en Venecia es una reformulaci¨®n contempor¨¢nea de la tradici¨®n art¨ªstica veneciana, con sus mosaicos y su uso del m¨¢rmol. El templo de Chanel era, como ella, valiente y sofiesticado, el de Pilati es gr¨¢fico, el de Louboutin est¨¢ marcado por lo oriental¡una vez dentro no puedes separar al creador de su espacio cotidiano¡±, explica Terestchenko.
Reed Krakoff vive en un ¨¢tico neoyorkino bastante peculiar. Este, por ejemplo, es su gimnasio.
Ivan terestchenko / Albin Michel
El autor acompa?a su incursi¨®n en cada espacio con textos que relatan las impresiones que fueron surgiendo una vez que cruz¨® el umbral de la entrada y se vio rodeado de libros, fotograf¨ªas y bocetos. ¡°Ninguno de estos lugares est¨¢ decorado por nadie m¨¢s que el propio dise?ador. Lo interesante es ver c¨®mo los espacios de trabajo han ido adquiriendo el aspecto que hoy tienen gracias a una vida entera coleccionando objetos y prestando atenci¨®n a ciertos detalles¡±, explica. Por eso, considera que estos oasis cotidianos tienen una importancia capital en el trabajo de sus due?os ¡°Algunos trabajan solos y otros dise?an en equipo. Pero eso no es lo importante. Lo interesante es ver c¨®mo todos necesitan construirse un mundo completamente personal y distinto para sostener el proceso creativo¡±, afirma.
Si hay algo que este libro demuestra es que da igual que el dise?o de moda se lleve a cabo en solitario o en compa?¨ªa, est¨¦ al servicio de un engranaje empresarial o mediado por ciertos clich¨¦s art¨ªsticos. Sigue siendo un acto completamente personal e indisociable de su creador. Y eso, en tiempos en que los directores creativos cambian de marca y de labor casi cada a?o, conviene recordarlo.
Portada del libro ?Interieurs Couture? (Ed. Albin Michel)
Ivan terstchenko / Albin Michel
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.