C¨®mo la obsesi¨®n con lo que nos falta nos impide disfrutar de lo que s¨ª tenemos
Vivimos buscando siempre una felicidad que quiz¨¢s ya tenemos y no sabemos valorar.
Vivo en un piso muy bonito de alquiler, pero me gustar¨ªa tener una casa en propiedad. Tengo muchos amigos con los que salir, pero me gustar¨ªa tener m¨¢s gente af¨ªn para hacer viajes. Tengo un trabajo que me gusta, pero me gustar¨ªa ganar m¨¢s dinero. Est¨¢ bien tener aspiraciones, tener caminos marcados respecto a cosas que podemos mejorar, pero lo cierto es que tras estas frases lo que se esconde es una sociedad permanente insatisfecha. Porque parece que alcancemos lo que alcancemos, siempre queda un escal¨®n por subir que no nos deja descansar. Que nos obsesiona, que nos frustra. Que en definitiva no nos deja disfrutar de todos los escalones que hemos subido ya.
¡°Recuerda cuando quer¨ªas lo que ahora tienes¡±, escrib¨ªa Lucia Be en su libro No me da la vida. Una frase que nos invita a pararnos a pensar m¨¢s en lo que tenemos y en disfrutar de todo lo que conseguimos y no solo a poner el foco en lo que nos falta.
Seg¨²n los ¨²ltimos indicadores de calidad de vida del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, los espa?oles puntuamos nuestra satisfacci¨®n con nuestra vida en un 7,3.? Sin embargo, pese a que con el tiempo deber¨ªamos aprender a valorar m¨¢s las cosas, la realidad es que esta satisfacci¨®n con la vida va disminuyendo con la edad. ?C¨®mo podemos cambiar esa din¨¢mica?
El sesgo negativo
¡°Vivimos en una sociedad que directa o indirectamente nos educa en dar mucha importancia a lo que no nos gusta, lo que nos falta, lo que est¨¢ mal y al error¡±, se?ala la psic¨®loga Sonia Garc¨ªa. De hecho, desde un punto de vista m¨¢s cl¨ªnico, esto es lo que se conoce como ¡°sesgo negativo¡±. Tal y como explica la experta se trata de ¡°poner el foco en lo negativo y normalizar lo positivo rest¨¢ndole valor¡±.
Los motivos del sesgo negativo son m¨²ltiples. La tambi¨¦n psic¨®loga Tamara de la Rosa apunta a que el principal es que ¡°es m¨¢s sencillo y m¨¢s r¨¢pido quejarnos por lo que nos sucede que esforzarnos en encontrar soluciones¡±. Al fin y al cabo vivir en la queja de lo externo, es mucho m¨¢s sencillo que afrontar nuestros retos internos. En otros casos, ocurre justo lo contrario. ¡°El perfeccionismo y la auto-exigencia puede hacer que nunca est¨¦s conforme con ninguno de tus resultados¡±.
Sin embargo, reconoce que en ocasiones estamos muy condicionados por el entorno y que no todo es echar pierdas sobre nuestro propio tejado. ¡°Cuando nos criamos en un entorno que tiene la queja como estilo de vida, normalizamos este comportamiento y lo llevamos a cabo¡±. Como ejemplo de la Rosa explica que suelen ser comunes los casos de pacientes que ¡°durante una mala etapa donde recibieron la atenci¨®n, cari?o y protecci¨®n que quiz¨¢s, por una baja autoestima o por no haber obtenido este tipo de refuerzo hasta ese momento, les hizo sentir como personas especiales, queridas y m¨¢s que reforzadas. En estos casos, el victimismo les supuso cubrir una carencia afectiva por lo que, consciente o inconscientemente, decidieron mantener ese papel¡±. As¨ª adoptan el discurso de la insatisfacci¨®n y de la queja constante para seguir recibiendo el refuerzo positivo de su entorno.
Por otra parte, en lo que se refiere a ver siempre la parte negativa no solo de nuestra vida, sino de nuestra relaci¨®n con los dem¨¢s, Tamara de la Rosa argumenta que se tratar¨ªa de una falta de empat¨ªa. ¡°Si no sabemos ponernos en los zapatos de otro, no entenderemos que piensen y se comporten de diferente manera a como lo har¨ªamos nosotros por lo que nos sentiremos molestos en numerosas ocasiones¡±.
Un impacto en el bienestar y en la vida social
Este nivel de autoexigencia no supondr¨ªa un problema si no tuviera un importante impacto en nuestro d¨ªa a d¨ªa. ¡°Esto va a repercutir directamente en nuestra autoestima, sinti¨¦ndonos incapaces, personas poco v¨¢lidas, frustradas, fatigadas e incluso impotentes, lo cual puede generar una sensaci¨®n de tristeza, ansiedad o vac¨ªo por aquello que nos falta o no alcanzamos¡±, reflexiona Sonia Garc¨ªa.
Igualmente, en lo relativo a nuestras relaciones interpersonales, Garc¨ªa insiste en que el problema est¨¢ en que la otra persona ¡°reciba reprimendas y castigos continuos por lo que consideramos que no hace bien, mientras que no se sienta valorada en ning¨²n momento porque no le decimos lo positivo que nos aporta¡±. Esto al final supone el declive de la relaci¨®n en cuesti¨®n, ya sea de pareja, familiar o de amistad, lo que provocar¨¢ un inevitable distanciamiento. ¡°Imaginemos una reuni¨®n familiar o con un grupo de amigos en la que no paramos de quejarnos. Ser¨¢ de todo menos agradable, solo pensarlo da pereza¡±.
Por ¨²ltimo, Tamara de la Rosa a?ade una idea: ¡°A veces nos equivocamos en las expectativas que nos creamos sobre los dem¨¢s. Pretendemos que nos den todo y ni siquiera nosotros podemos estar en todo¡±. De esta forma, plantea que m¨¢s all¨¢ de exigir al resto, hagamos un ejercicio de reflexi¨®n sobre lo que realmente aportamos nosotros a esa relaci¨®n en primer lugar.
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