El lado oscuro del negocio de las manicuras
Una investigaci¨®n del ¡®New York Times¡¯ destapa el espeluznante panorama que hay detr¨¢s de los ¡®nail bars¡¯ de la Gran Manzana. ?El principio del fin de las manicuras baratas?
En el paisaje urbano de Nueva York, los nail bars son tan comunes como los taxis amarillos. Es tanta densidad de salones que f¨¢cilmente podr¨ªa decirse que la Gran Manzana es la capital mundial de la manicura. Hace tiempo que el tratamiento dej¨® de ser un lujo y las neoyorkinas van a que les arreglen las u?as sin pens¨¢rselo dos veces, de la misma manera que piden un chai tea latte para llevar.
Eso era hasta hace unos d¨ªas. A principios de mes The New York Times public¨® a dos reportajes de investigaci¨®n sobre los nail bars (lugares donde hacen manicuras), denunciando las condiciones precarias de los trabajadores y los efectos nocivos que los productos utilizados tienen en su salud. Las revelaciones han causado verdadera conmoci¨®n en la ciudad, donde no se volver¨¢ a ver las manicuras baratas de la misma manera.
Las reacciones no se han hecho esperar. Centenares de voluntarios se han organizado para repartir panfletos a las manicuristas inform¨¢ndoles de sus derechos, el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo ha puesto en marcha una serie de medidas de emergencia para combatir la explotaci¨®n y el ayuntamiento de Nueva York ha puesto en marcha una investigaci¨®n formal.
Las averiguaciones del New York Times sacan a la luz un negocio turbio que se nutre de empleadas asi¨¢ticas e hispanas, muchas de ellas sin papeles. Su estatus de inmigrantes ilegales y sus limitados conocimientos de ingl¨¦s hace que se resistan a denunciar abusos. Esas mujeres, a las que sus clientas apenas dirigen la palabra, trabajan en condiciones cercanas a la esclavitud. Suelen empezar sin cobrar, pagando por el privilegio de ser contratadas, trabajando s¨®lo por propinas o por la ¨ªnfima tarifa de 10 d¨®lares al d¨ªa. Despu¨¦s de unas semanas o incluso meses pueden llegar a cobrar 30 d¨®lares diarios (unos 27 euros) por una jornada de 10 o 12 horas. Algunos salones descuentan dinero a las empleadas hasta por beber agua y es com¨²n que vivan en alojamientos facilitados por sus jefes, lo que hace extremadamente dif¨ªcil que salgan y se enteren de sus derechos laborales. Una de las entrevistadas por el diario recuerda el d¨ªa en el que manch¨® de esmalte las sandalias de Prada de una clienta y su jefe le descont¨® unos 250 euros de su sueldo y fue despedida. ?Valgo menos que un zapato?, declar¨® todav¨ªa afectada.
El fen¨®meno de las manicuras baratas ha llegado tambi¨¦n a Londres.
Corbis
La segunda parte del reportaje es si cabe m¨¢s estremecedora. En ¨¦l se detallan los problemas de salud de estas trabajadoras constantemente expuestas a los esmaltes, solventes, endurecedores y pegamentos que manejan sin guantes. La investigaci¨®n relata una letan¨ªa de dolencias que afectan a las manicuristas: enfermedades respiratorias, problemas de piel, c¨¢ncer, abortos espont¨¢neos y malformaciones del feto, as¨ª como retraso en el desarrollo de sus hijos. Seg¨²n el art¨ªculo cada vez hay m¨¢s pruebas de la correlaci¨®n entre los qu¨ªmicos de los productos utilizados en las manicuras los problemas de salud.Tres de los ingredientes comunes en esmaltes (sobre todo de baja calidad) han sido clasificados como perjudiciales por varios estudios m¨¦dicos. Se trata del conocido como tr¨ªo t¨®xico formado por formaldeh¨ªdo, tolueno y ftalato de dibutilo. A pesar de que las marcas de pintau?as se hab¨ªan comprometido a eliminar las pl¨¦micas sustancias del tr¨ªo t¨®xico, en el mercado estadounidense se han encontrado restos en varios de sus productos. Los organismos internacionales tampoco se ponen de acuerdo con la regulaci¨®n. La Uni¨®n Europea proh¨ªbe los ftalatos que se a¨²n se permiten en EEUU. El formaldeh¨ªdo es de uso restringido dentro de la UE.
¡°Ahora empieza a existir una mayor regulaci¨®n, pero no todo el mundo la conoce o la sigue?, opina Diana Burillo, fundadora de los centros de manicura org¨¢nica Handmade Beauty, en Madrid. ¡°Existen productos en el mercado que contienen gran cantidad de qu¨ªmicos pesados en sus formulaciones, as¨ª como siliconas, parabenes y otros agentes nocivos. El problema es que se ha logrado enga?ar al consumidor profesional y final, prometiendo efectos y resultados r¨¢pidos que en realidad son mentira. No ha habido ¨¦tica a la hora de realizar un producto y formularlo y mucho menos honestidad sobre las consecuencias de muchos de los ingredientes o su elaboraci¨®n¡± contin¨²a la empresaria y experta en cosm¨¦tica natural. ¡°Aunque un esmalte no puede ser del todo org¨¢nico si se pueden retirar los cinco qu¨ªmicos que han sido comprobados cient¨ªficamente que son causantes de alergias, alteraciones hormonales y muchas veces cancer. Nuestros esmaltes son libres de estos qu¨ªmicos, veganos y sin gluten?.
?Se trata del principio del fin de las manicuras a precios irrisorios y sin regularizar? El boicot a los nail bars no parece la respuesta. La soluci¨®n al problema pasa por una mayor regulaci¨®n y control, como es el caso de la iniciativa que se llev¨® a cabo en de California. El programa requiere que los esmaltes no contengan los compuestos del tr¨ªo t¨®xico, que los trabajadores usen mascarillas si trabajan con acr¨ªlicos y guantes durante la duraci¨®n del tratamiento y que se ventilen los locales adecuadamente. Las medidas incrementan el precio por manicura, pero no de manera exagerada.
En las redes sociales proliferan las fotograf¨ªas de nail art con el hashtag #HandleWithCare. Responden a una iniciativa que promueve una actitud responsable con los tratamientos de belleza y anima a denunciar pr¨¢cticas poco ¨¦ticas en el sector. Los consumidores tenemos poder para frenar los abusos. Es algo tan simple como elegir con cuidado algo m¨¢s que el color del que te quieres pintar las u?as.
Una foto publicada por The Bronx Polish (@thebronxpolish) el 22 de May de 2015 a la(s) 12:39 PDT
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