?El mundo del maquillaje es hip¨®crita. Pedimos a las mujeres que lo usen, pero que disimulen que lo llevan puesto?
Hablamos con Daphn¨¦ B., autora del libro Maquillada (blatt & r¨ªos), sobre los prejuicios que el maquillaje ha tenido a lo largo de los siglos.
Por norma general, tenemos una visi¨®n del maquillaje como algo fr¨ªvolo y superficial. Como si no tuviera ninguna relevancia m¨¢s all¨¢ de su componente est¨¦tico. Sin embargo, seg¨²n defiende la poeta canadiense Daphn¨¦ B. en Maquillada (blatt & r¨ªos), se trata de un artefacto cultural que explica mucho sobre el aqu¨ª y el ahora. O dicho de otra forma: es un elemento interesante para analizar la realidad socioecon¨®mica ya que se encuentra en muchos de los discursos sobre raza, pol¨ªtica, econom¨ªa y redes sociales. Y m¨¢s en esta ¨¦poca ligada al selfie, en la que cada vez tiene m¨¢s peso.
Como ejemplo claro, ah¨ª est¨¢n las celebrities actuales, que cada poco tiempo respaldan marcas de maquillaje. Nombres como Rihanna, Selena Gomez o Drew Barrymore han conseguido capitalizar su imagen p¨²blica para vender este producto. M¨¢s concreto es el caso de Kylie Jenner, quien construy¨® un aut¨¦ntico imperio gracias a la venta de los kits de labios con barra y delineador. Una industria que genera miles de millones de d¨®lares y que inspira a personas de todo el mundo, incluida la autora. Porque ella tambi¨¦n es una gran consumidora de maquillaje y de tutoriales de Youtube. Una pasi¨®n que le lleva a ocupar una situaci¨®n parad¨®jica, ya que el maquillaje tiene otra cara negativa ligada, entre todos puntos, al racismo y la opresi¨®n. Pero, ?acaso se puede vivir de otra forma en este siglo?
En el libro cuentas que te maquillas todos los d¨ªas. ?Qu¨¦ relaci¨®n tienes con ¨¦l? ?Por qu¨¦ es tan especial para ti?
Empec¨¦ a maquillarme a una edad temprana y, como explico en el libro, tuve una madre que controlaba mucho mi cuerpo y mi apariencia. Maquillarme apareci¨® como una forma de liberarme, de recuperar cierto poder de autodeterminaci¨®n, ya que pod¨ªa alterar mi apariencia y decidir c¨®mo quer¨ªa verme. Tambi¨¦n explico que para m¨ª el maquillaje es ante todo un ritual, como tomarme un caf¨¦. Me ayuda a reenfocarme y a comenzar mi d¨ªa. Es algo que disfruto de hacer y me doy permiso para ello, a pesar de mi apretada agenda. Me doy cuenta de que para algunas personas maquillarse puede parecer una obligaci¨®n, pero esa no es la relaci¨®n que tengo con ¨¦l. Para m¨ª es puro placer jugar con los colores y las texturas.
Tambi¨¦n pasas mucho tiempo en Youtube viendo v¨ªdeos de maquillaje. Unos v¨ªdeos que te sirven para analizar la sociedad actual. ?En qu¨¦ punto se unen la sociolog¨ªa y el maquillaje?
Paso mucho tiempo en Youtube y, de hecho, investigu¨¦ la sociolog¨ªa de las redes sociales en la universidad. Por ello, como dices, ver tutoriales para m¨ª es un poco como hacer estudios sociales. Hay todo tipo de comunidades en la web, y la de la belleza de Youtube es uno de esos nichos que est¨¢ lleno de personas influyentes, peleas y dramas. No se trata solo de maquillaje, sino de relaciones humanas y econ¨®micas. Un mercado que se ha puesto patas arriba con la aparici¨®n de los influencers. Si queremos entender los negocios, la moda y las tendencias en la actualidad, tenemos que fijarnos en ellos, en la econom¨ªa de la influencia y en los lazos emocionales que crean con los seguidores.
Aun as¨ª, sostienes que el maquillaje se sigue viendo como algo negativo. ?Por qu¨¦?
Por varias razones. Algunas de ellas se remontan a una concepci¨®n binaria de la realidad, implementada notablemente por fil¨®sofos griegos como Plat¨®n. Unas dualidades que han dado forma a nuestra concepci¨®n del mundo y contin¨²an haci¨¦ndolo. Por ejemplo, hemos priorizado la mente sobre el cuerpo, el interior sobre el exterior. El maquillaje, elemento que altera el cuerpo y su superficie, queda as¨ª inmediatamente degradado. Adem¨¢s de que hist¨®ricamente se ha asociado a las mujeres, consideradas inferiores y trabajadoras sexuales.
Tambi¨¦n tendemos a vincular el maquillaje con mentiras y subterfugios. De hecho, el maquillaje es una tecnolog¨ªa del yo y de la transformaci¨®n. El verdadero problema es que cualquier cosa que cambie o sea fluida (y no estable), da miedo. Nos sumerge en la inseguridad porque es casi imposible acceder a la certeza. A los seres humanos les gusta creer que las cosas son estables, inmutables. Pero estamos constantemente cambiado, mutando, envejeciendo, etc.
Por todo ello, es visto como un elemento vergonzoso, que se debe usar en secreto.
Cierto. Ovidio ya hablaba del maquillaje como algo que se debe usar en secreto. Algo vergonzoso. De hecho, las mujeres se ven obligadas a desempe?ar papeles parad¨®jicos, como el de madre y el de puta. Esto es tambi¨¦n lo que est¨¢ impl¨ªcito en el ¡®look de maquillaje sin maquillaje¡¯. Queremos maquillaje que no lo parezca. Lo criticamos porque creemos que esconde algo, pero tambi¨¦n pedimos a las mujeres que lo usen mientras ocultan el hecho de que lo llevan puesto. Una hipocres¨ªa total. En este sentido, ser¨ªa subversivo lucir maquillada, asumir el rubor, el labial, el khol.
Sin embargo, en la cultura actual del selfie, est¨¢ por convertirse en el producto del siglo.
Eso es algo que ya est¨¢ pasando. Nuestra forma de comunicarnos y de escenificarnos socialmente es incre¨ªblemente visual gracias a las redes sociales y a la forma que est¨¢n dise?adas. Siempre tenemos el p¨²blico a mano. En este contexto, lo que altera la apariencia del rostro, el ¨®rgano que m¨¢s fotografiamos, est¨¢ muy de moda. Pensemos tambi¨¦n en nuestras manos, que son otra parte del cuerpo que aparece en los selfies.
Las manicuras son cada vez m¨¢s populares y creativas. Tambi¨¦n podemos pensar en los filtros que se aplican a nuestro rostro en t¨¦rminos de ¡®maquillaje digital¡¯. El maquillaje es un producto que se comercializa bien en las plataformas sociales y que los influencers pueden respaldar f¨¢cilmente. Vender maquillaje es tambi¨¦n una forma de hacer dinero, debido a los m¨¢rgenes de ganancia que hay. Por lo tanto, es un producto que muchas celebrities?comercializan f¨¢cilmente.
Antes te defin¨ªas como gran consumidora de maquillaje, algo que te hace vivir muchas contradicciones. Como el hecho de que te oprime y que te hace sentir mejor al mismo tiempo.
Cierto. De hecho todo el libro insiste en la paradoja que el maquillaje representa. Algo que creo que es constitutivo de nuestro siglo. Algo que explico a trav¨¦s del color schmoney, un gris sucio que representa la violencia del capital, as¨ª como el dinero hecho clandestinamente para sobrevivir. Vivir en el S. XXI, consumir en esta ¨¦poca, es ocupar una posici¨®n contradictoria. Por ¨²ltimo, el maquillaje nunca es bueno o malo en esencia. Todo depende del contexto.
Pero no es la ¨²nica contradicci¨®n que vives con ¨¦l. Tambi¨¦n explicas que cuando para ti su uso es un momento ¨ªntimo, en redes sociales las marcas lo utilizan para vender m¨¢s bajo el hashtag de #autocuidado.
Por supuesto. Y por supuesto, todo el asunto del autocuidado ha sido retomado por empresas que han capitalizado la f¨®rmula. Ahora es m¨¢s un eslogan que una pr¨¢ctica. El cuidado personal puede ir desde leer durante quince minutos antes de acostarse hasta dar un paseo por el parque. De hecho, soy especialmente cr¨ªtica con la dimensi¨®n pol¨ªtica que se le ha atribuido al autocuidado y que se ha desviado de su contexto inicial. ¡°El autocuidado como acto de guerra pol¨ªtica¡±, frase a menudo citada, proviene del diario de la poeta Audre Lorde, una mujer negra y lesbiana enferma de c¨¢ncer. Explica que para ella cuidarse es un gesto radical, porque su existencia es improbable en un sistema que solo quiere borrarla, que le desea la muerte.
Tampoco te olvidas de sus partes negativas. Tanto a nivel ecol¨®gico como de explotaci¨®n laboral, ?racial o sexista.
Porque el maquillaje tiene un impacto negativo en el medio ambiente. Como cualquier mercanc¨ªa. Pienso por ejemplo en los coches, los m¨®viles¡ E igual pasa con el racismo. Vivimos en un mundo racista. De hecho, tuvimos que esperar hasta 2017, cuando apareci¨® Fenty, para que la industria del maquillaje fuera m¨¢s inclusiva en t¨¦rminos de tonos de base. Si queremos que el maquillaje deje de contribuir al racismo, al sexismo y a la contaminaci¨®n, es la sociedad la que tiene que cambiar. Todo lo que se inserta en el contexto capitalista participa del sistema.
?C¨®mo puede ayudar el maquillaje a cambiar estas din¨¢micas?
Creo que una forma de cambiar el mundo quiz¨¢ es precisamente aceptar el cambio, la transformaci¨®n que marca el maquillaje. Al final morimos. Eso tambi¨¦n es una transformaci¨®n que debe ser aceptada. Y si logr¨¢ramos desarrollar una relaci¨®n m¨¢s pac¨ªfica con nuestra fluidez, tal vez estar¨ªamos menos inclinados a acumular riqueza, independientemente de la violencia y la destrucci¨®n que eso genera. Para m¨ª, el capitalismo tambi¨¦n es la negaci¨®n de algo. La fantas¨ªa de una omnipotencia que vencer¨ªa a la muerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.