El secreto de un rostro joven
Un error com¨²n en quienes desean rejuvenecerse es el de tratar solo aquellos signos que les torturan o que consideran los chivatos de su edad.
Es un misterio: por m¨¢s que las t¨¦cnicas de rejuvenecimiento avancen d¨ªa a d¨ªa, y por m¨¢s que cada vez haya m¨¢s mujeres de mediana edad que se dejan el fondo de pensiones en plancharse las arrugas y tensar sus facciones, hay algo en sus rostros que nos sigue indicando que esas mujeres son mayores. La edad deja su huella, y ni el b¨®tox ni el ¨¢cido hialur¨®nico ni las m¨¢s sofisticadas t¨¦cnicas de cirug¨ªa pl¨¢stica o medicina est¨¦tica podr¨¢n evitar que, a simple vista, nos demos cuenta de que ya hace tiempo dejaron de ser j¨®venes. ?D¨®nde, pues, reside el secreto de la juventud de un rostro?
?Es cierto que existen signos o estigmas que provocan que nuestro cerebro se haga una idea sobre la edad que tiene cada persona?, explican las doctoras Josefina Royo y Gema P¨¦rez Sevilla, del Instituto M¨¦dico L¨¢ser. ?Lo m¨¢s curioso es que, a diferencia de lo que hacemos con las arrugas o la flacidez, una gran parte de estos rasgos no los evaluamos de forma consciente: nos transmiten informaci¨®n de forma autom¨¢tica y son los que delatan la edad de alguien a pesar de que se haya estirado?.
As¨ª pues, aun cuando tendemos a considerar que son precisamente las arrugas o la flacidez los principales indicadores de senectud, nuestro cerebro tambi¨¦n interpreta toda una constelaci¨®n de signos, apenas perceptibles, y los asocia a la vejez: un labio superior invertido; las cejas o la punta nasal ca¨ªda; una mirada cargada, con excedente de piel o bolsas; unos l¨®bulos alargados caracter¨ªsticos de mujeres que han soportado durante mucho tiempo el peso de los pendientes¡ ?Estos signos aportan informaci¨®n fragmentaria de la edad?, contin¨²an las doctoras Royo y P¨¦rez Sevilla. ?Producen sensaci¨®n de tristeza o cansancio, y pueden llegar a traicionar el resultado de un minilifting, aunque el paciente se haya sometido a correcciones importantes de envejecimiento?.
Un error com¨²n en quienes desean rejuvenecerse es el de tratar solo aquellos signos que les torturan o que consideran los chivatos de su edad. ?Vienen mujeres obsesionadas con una parte concreta de su rostro ¨Cpatas de gallo, c¨®digo de barras¡¨C y tienes que explicarles que si intervienes solo ah¨ª, no vas a conseguir grandes resultados?, explica Virtudes Ruiz, directora m¨¦dica de VirtudEst¨¦tica. ?Cuando le quites esas patas de gallo, los dem¨¢s seguir¨¢n percibiendo el resto de los signos de envejecimiento y, por tanto, ech¨¢ndole la edad que tiene. Es por esto que se deben tratar los tres tercios de la cara y trabajar en todos los planos: piel, musculatura y grasa?.
En su opini¨®n, dos son las principales razones por las que seguimos viendo mayores a las personas, por m¨¢s tratamientos que se hayan hecho: ?Hasta ahora, se han utilizado productos permanentes que han deformado las caras en vez de mejorarlas. Y tambi¨¦n ha habido una cultura de empezar con los retoques muy tarde, pasados los 40 o los 50 a?os. Y en ese momento est¨¢n m¨¢s para un quir¨®fano que para medicina est¨¦tica?. Dentro del quir¨®fano, el cirujano pl¨¢stico Enrique Monereo ¨Cel art¨ªfice del nuevo look de Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega¨C explica: ?Lo que m¨¢s canta de una persona mayor, sin duda, es que est¨¦ planchada: un rostro absolutamente terso en una persona mayor te da grima y sabes que eso no es verdad, porque lo que delata es la falta de equilibrio. No es posible tener 60 a?os de edad y aparentar 20?.
No se puede en el quir¨®fano, pero s¨ª en el ordenador. ?Con el Photoshop no hay l¨ªmites?, se?ala Jorge Salgado, experto en edici¨®n de im¨¢genes digitales y a quien muchos famosos deben esos rostros juveniles con los que aparecen en portadas de revistas o discos. ?Yo he aprendido mucho de los cirujanos pl¨¢sticos. Aunque su labor es mucho m¨¢s dif¨ªcil. Nosotros podemos equivocarnos, ellos no?.
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