C¨®mo evitar los atracones de comida y los nudos en el est¨®mago que produce el estr¨¦s
Algunas personas ingieren de forma desmedida, mientras otras no prueban bocado. ?C¨®mo influye el estr¨¦s en nuestras ganas de comer y c¨®mo se soluciona?
Sentarte a la mesa y jugar con la comida del plato sin acercarla a la boca o abrir la nevera y engullir todo lo que se pilla: ambas son formas habituales de canalizar el estr¨¦s. El hambre, en el sentido de instinto que impulsa a nutrirse para sobrevivir, queda descartada en la mayor parte de Occidente y con excepciones como posible motivo de la degluci¨®n compulsiva porque ?desde los tiempos de guerra no existe?, aclara la psic¨®loga experta en salud emocional Alejandra Vallejo-N¨¢gera, del Centro M¨¦dico de Enfermedades Digestivas (CMED).
Toca ahondar en las emociones para entender la raz¨®n que lleva a algunos a comer sin control y a otros a no probar bocado. A tenor de un estudio de la Universidad Deakin en Australia, publicado por la empresa de an¨¢lisis de informaci¨®n Elsevier, al 30% de las personas el estr¨¦s les hace aumentar la ingesta de alimentos, a un 48% disminuirla y al 22% no les afecta. Si a esto le sumamos el miedo, la ansiedad y la incertidumbre que la pandemia sanitaria ha tra¨ªdo consigo, el resultado es una sociedad que, en lugar de alimentarse, se atiborra ¨Cseg¨²n la Sociedad Espa?ola de Obesidad, un 44% de los espa?oles aument¨® de peso durante el confinamiento¨C o rechaza comer porque siente que su est¨®mago se cierra.
?Qu¨¦ es el hambre emocional?
Para entenderlo, hay que conocer qu¨¦ es el hambre emocional. La especialista explica que el sistema digestivo es ?nuestro segundo cerebro, dado que el 90% de la serotonina, es decir, la hormona del bienestar, se procesa en las tripas y solo el 10% en la mente. Un est¨®mago alterado influye en el modo en el que interpretamos la vida, y el desequilibrio en el estado de ¨¢nimo influye a la hora de nutrirse. Hay personas que guardan secretos y comen de m¨¢s para taparlos. Otros sienten un estrangulamiento en la boca del est¨®mago para no soportar m¨¢s carga?.
Y para diferenciar ese hambre emocional de la fisiol¨®gica hay que fijarse en c¨®mo nos comportamos en la mesa. Mamen Garrido, psic¨®loga de la Unidad Metab¨®lica del Instituto M¨¦dico Ricart, se?ala que la primera lleva a muchas personas a comer impulsivamente sin tener apetito, aparece de forma repentina, generando el deseo de consumir alimentos ricos en tript¨®fano, como el chocolate, los frutos secos y los dulces, ya que tienen mayor facilidad de transformarse en serotonina en el organismo y por tanto producir felicidad y reducir el estr¨¦s; ese hambre necesita ser saciada r¨¢pidamente y produce culpa. ?En cambio, la fisiol¨®gica aparece de gradualmente y no conduce a un tipo de alimentos, ni a irritabilidad si no es inmediatamente satisfecha, ni a sentir remordimientos despu¨¦s?.
Por qu¨¦ se producen estas alteraciones
En cualquier caso s¨ª parece haber ciertas razones para que esos nervios produzcan ganas de atiborrarse o de cerrar la boca, y lo explica Salvador Ferrando, responsable de medicina metab¨®lica del Instituto Ricart. El punto de mira estar¨ªa en la serotonina: ?Algunas personas la tienen m¨¢s modulada; es un neurotransmisor que ayuda a regular el estado de ¨¢nimo, el apetito, la digesti¨®n, el sue?o y el deseo sexual, y estas resisten mejor el ansia por los alimentos?. Tiene que ver con la respuesta neuroendocrina, diferente en cada ser humano.
Tambi¨¦n est¨¢ la intensidad del estresor (el est¨ªmulo que produce el estr¨¦s). A mayor intensidad suele haber menor ingesta alimentaria, mientras que si hay estr¨¦s intermedio se come m¨¢s, o si se hace cr¨®nico, se opta por alimentos con m¨¢s carga energ¨¦tica.
Y por ¨²ltimo est¨¢ la relaci¨®n previa con la comida, con mayor o menor nivel de autorrestricci¨®n. Cierto es que el recientemente instaurado teletrabajo no ayuda a comer con cordura, porque como apunta Vallejo-N¨¢gera ?ha eliminado los ritmos circadianos?.
C¨®mo evitar que cambie nuestra alimentaci¨®n
?C¨®mo podemos entonces regularnos para no caer ni en el exceso ni en la carencia? Para abordar esta situaci¨®n es esencial elegir una dieta equilibrada, que adem¨¢s de favorecer la digesti¨®n mejore el relax. La base est¨¢ en las prote¨ªnas, saciantes y ricas en amino¨¢cidos como el tript¨®fano. Mamen Garrido recomienda una lista de acciones que puedan sustituir al alimento: llevar una botella de agua, salir a espacios abiertos y escuchar m¨²sica relajante.
Salvador Ferrando a?ade la actividad deportiva porque sube los niveles de serotonina, promueve la cetosis (proceso por el cual en una dieta con alto contenido proteico y un d¨¦ficit de carbohidratos, se obliga al organismo a tirar de grasas para conseguir energ¨ªa) y reduce el apetito. ?Hay evidencia cient¨ªfica de que la meditaci¨®n y el yoga disminuyen el cortisol y aumentan las hormonas de la felicidad?, a?ade. Desde CMED ense?an a controlar el estr¨¦s con ejercicios que mejoran el tono del nervio vago, encargado de funciones vitales como la digesti¨®n. ?Lo incrementamos a trav¨¦s de respiraciones en tiempos largos y lentos, cuidando la microbiota intestinal y limpiando h¨ªgado y ves¨ªcula con
agua en ayunas a base de lim¨®n, cardo mariano
y boldo?, revela la psic¨®loga .
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