Los infrarrojos: ?la nueva amenaza?
la nueva amenaza
Sirven para todo: para ver en la oscuridad, para reconocer astros en el espacio, para restaurar obras de arte, para sudar en una sauna, para comunicarse¡ Los infrarrojos son m¨¢s que ondas electromagn¨¦ticas; son un fil¨®n. Pero como muchas otras cosas, tienen su lado oscuro: son capaces de oxidarnos, de hacernos envejecer y de modificar nuestro ADN. Tambi¨¦n pueden provocar c¨¢ncer. Otra mala noticia: una de sus fuentes principales es el sol. Es decir, nos exponemos a los IR-A (as¨ª llaman los cient¨ªficos a los infrarrojos m¨¢s nocivos) cuando nos tumbamos en la playa para broncearnos. Como si no tuvi¨¦ramos ya suficiente con los UVA y los UVB, enemigos en la lucha contra el envejecimiento prematuro y el c¨¢ncer.
La preocupaci¨®n viene de lejos. ?En los a?os 20 se hablaba ya del tema, y en los 70 se empez¨® a experimentar con animales como las ratas?, explica Aurora Garre, asesora m¨¦dica de Cinfa y de Be+. Pero los infrarrojos se estudiaron por separado. ?No se relacionaron con el sol, la preocupaci¨®n era otra: se tem¨ªa por la salud de las personas que se expon¨ªan a altas dosis de este tipo de radiaci¨®n, como los panaderos o los sopladores de cristal, y por la de aquellas que se calentaban con un brasero o una bolsa de agua?, recuerda la dermat¨®loga Aurora Guerra, miembro de la Academia Espa?ola de Dermatolog¨ªa y Venereolog¨ªa. Todas estas fuentes de infrarrojos pueden provocar eritema ab igne (inflamaci¨®n por fuego), conocido vulgarmente como cabrillas o como ?el s¨ªndrome de la piel tostada?. Son quemaduras que pueden causar c¨¢ncer.
Los braseros est¨¢n en v¨ªas de extinci¨®n; broncearse, en cambio, sigue siendo tendencia. ?Seg¨²n nuestros datos, las mujeres se sienten m¨¢s bellas bronceadas?, afirman desde Lancaster. Adem¨¢s, sale gratis y levanta el ¨¢nimo; l¨®gico que su atractivo se dispare con la crisis.
Pero tomar el sol no es solo una moda, es fuente de salud. Gracias al astro, sintetizamos el 90% de la vitamina D. ?La falta de esta sustancia agrava enfermedades como la osteoporosis?, asegura Faustino R. P¨¦rez-L¨®pez, cient¨ªfico e investigador de la Universidad de Zaragoza. Otras complicaciones: la p¨¦rdida de motricidad y la fragilidad de los huesos. La menopausia agrava la carencia de vitamina D. En buena parte de los pa¨ªses europeos brilla el sol; aun as¨ª, los datos no son nada halag¨¹e?os: el 60% de los europeos tiene un nivel bajo de esta sustancia, seg¨²n la Sociedad Europea de Menopausia y Andropausia (EMAS). El organismo public¨® un informe el pasado enero donde se anima a tomar el sol durante 15 minutos cuatro veces a la semana. Conclusi¨®n: no hay que tostarse pero s¨ª salir a la calle cuando hace buen tiempo (aunque mejor evitarlo de 12 a 16 horas).
?Y por qu¨¦ son peligrosos los infrarrojos? ?Su da?o es acumulativo; potencian el deterioro causado por los UVA y los UVB. Adem¨¢s, pueden provocar desperfectos en el ADN y en las c¨¦lulas?, avisa Isabel Aldanondo, dermat¨®loga y consejera de Skinceuticals. Los IR-A son los malos de la pel¨ªcula. ?Penetran hasta 12 mil¨ªmetros de profundidad, hasta la hipodermis, y alcanzan el tejido celular subcut¨¢neo?, a?ade Garre, de Cinfa y Be+. Es decir, llegan muy lejos, mucho m¨¢s que el resto de los rayos solares. Entre sus estropicios est¨¢ el da?o a la mitocondria, el motor de la c¨¦lula. ?Funciona como una central nuclear, es ah¨ª donde se produce la combusti¨®n?, compara la experta. Y como en toda combusti¨®n, se generan desechos: los temidos radicales libres. ?Estos ¨¢tomos son t¨®xicos y atacan todo lo que se les pone delante. Para eliminarlos la c¨¦lula echa mano de sus defensas naturales, los antioxidantes [los carotenos, los betacarotenos¡]?, detalla Garre. Pero el organismo no es un pozo sin fondo. Cuando nos empachamos de sol, los radicales libres se multiplican y nos arriesgamos a agotar los antioxidantes. El resultado es algo apocal¨ªptico. ?El problema no es la muerte celular; si las unidades murieran, ah¨ª se acababa la historia. El riesgo es el contagio, la posible cadena de da?os: la informaci¨®n de una c¨¦lula puede contaminar a muchas m¨¢s?, explica la dermat¨®loga Guerra.
Una de las consecuencias negativas es la producci¨®n de menos enzimas capaces de producir col¨¢geno. ?Se generan enzimas malas que favorecen su destrucci¨®n?, especifica Eduardo L¨®pez Bran, del Instituto M¨¦dico Est¨¦tico de Madrid (Imema). El resultado es poco est¨¦tico: adi¨®s a la elasticidad y a la deseada juventud. ?Aqu¨ª entra en juego el mecanismo conocido como fotoenvejecimiento?, apostilla el profesional.
Otra mala noticia: el c¨¢ncer de piel. Los infrarrojos son fotones de energ¨ªa. Y la energ¨ªa no se pierde, se transforma. ?Pero en qu¨¦? ?El ADN la absorbe y su informaci¨®n se altera. El organismo intenta reparar el deterioro pero no siempre lo consigue: de hecho, cuando se sobrepasa su capacidad de reacci¨®n, aparece el melanoma?, detalla Garre. El riesgo es el mismo que con otros rayos. ?No lo tenemos cuantificado, pero sabemos que es tan importante como el de los UVB?, corrobora la doctora Aurora Guerra. M¨¢s efectos negativos: ?Puede producir alteraciones vasculares, cefaleas, escalofr¨ªos o lipotimias?, informa L¨®pez Bran. Se trata de un enemigo silencioso. ?No nos damos cuenta. La piel no se calienta en exceso. Cuando tomamos el sol, s¨ª notamos los UVB. Pero los infrarrojos, no?, informa Guerra.
La soluci¨®n no es sencilla. No existen filtros para frenarlos, ni ninguna mol¨¦cula capaz de absorber este tipo de radiaci¨®n, algo que s¨ª ocurre con los UVA y UVB. La buena noticia: varios laboratorios (Lancaster, Skinceuticals, Be+, Prevage¡) acaban de lanzar una nueva gama de solares capaces de reducir los efectos negativos de los IR-A. Su secreto: los antioxidantes. ?Incorporan c¨®cteles que pal¨ªan el da?o celular, pero no lo evitan?, insiste Guerra. Estamos en pa?ales. ?Se trata de la primera generaci¨®n de fotoprotectores IR-A. Conocemos bien la naturaleza de este tipo de radiaci¨®n y sus riesgos, pero queda mucho por hacer en cuanto a la protecci¨®n, faltan datos?, se?ala Guerra. Los experimentos, estudios y art¨ªculos cient¨ªficos se multiplican. ?Est¨¢n de moda, ser¨ªa imposible leer toda la documentaci¨®n que se ha generado desde el a?o 2009?, confirma Isabel Aldanondo. ?Nos interesa ver c¨®mo reacciona y como minimizar todav¨ªa m¨¢s su impacto. Aunque lo deseable ser¨ªa frenarlos por completo?, informa Aurora Garre, que est¨¢ investigando los infrarrojos con la Universidad de Barcelona.
Por cierto, no todos los infrarrojos son malos. ?La exposici¨®n controlada ¨Cconocida como termoterapia¨C es positiva. Se emplea en medicina est¨¦tica para quitar arrugas, celulitis, estr¨ªas; para mejorar la visi¨®n; para aliviar el dolor y las contracturas musculares; para aumentar el flujo sangu¨ªneo o para tratar problemas dermatol¨®gicos?, explica L¨®pez Bran. Hasta las planchas del pelo la incorporan.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.