Por qu¨¦ una sociedad obsesionada con la belleza al mismo tiempo condena a las personas que deciden operarse
Demi Moore fue la ¨²ltima en una larga lista de famosas que han sufrido surgery shame (ridiculizar por cirug¨ªa), un fen¨®meno del que no se libran ni estrellas Disney ni ex vicepresidentas del Gobierno.
En circunstancias normales, el desfile de Fendi no aparecer¨ªa en el informativo de Telecinco que presenta Pedro Piqueras. Si sali¨® la semana pasada no fue porque debutaba Kim Jones como director creativo de la marca, ni siquiera porque desfilaron Kate Moss y Christy Turlington sino porque all¨ª estaba tambi¨¦n Demi Moore con una cara nueva. O eso parec¨ªa.
La actriz se dej¨® ver en Par¨ªs con una apariencia muy distinta a la que ha ido mostrando ¨²ltimamente, con unos p¨®mulos muy marcados y el contorno de los labios cambi¨¢ndole el gesto. Eso le asegur¨® la clase de titulares y tweets que suelen escribirse en estos casos. La prensa inglesa, siempre tan dada a los juegos de palabras, tir¨® por ¡°Demi No Moore¡±. En redes, la cosa iba m¨¢s por ¡°Demi, ?qu¨¦ has hecho?¡±. Al d¨ªa siguiente, la actriz colg¨® una foto en su Instagram, en la que aparec¨ªa con el dise?ador y con las dos modelos veteranas y su cara volv¨ªa a aparecer con un aspecto menos retocado. En este caso, el Daily Mail, lo celebr¨®: ¡°La cara de Demi Moore vuelve a ser normal¡±.
En una escala de cero a Ren¨¦e Zellwegger, la pol¨¦mica en torno a Moore, que en sus memorias habla con sinceridad sobre la dif¨ªcil relaci¨®n que ha mantenido siempre con su cuerpo y con su cara, incluso cuando se la consideraba la actriz m¨¢s deseada de Hollywood, se qued¨® en algo menor. Cuando la actriz de Bridget Jones apareci¨® con su ¡°nueva cara¡± en 2014, los ataques llegaron a tal punto que Zellweger se tuvo que defender entonces en un comunicado y dos a?os m¨¢s tarde en un art¨ªculo de opini¨®n publicado en el Huffington Post en el que hablaba de la campa?a de bullying que sufri¨® y de la necesidad de ¡°ser mejores¡±. Aun as¨ª, cuando se estren¨® Judy en 2019, en lo que se consider¨® su regreso a la primera l¨ªnea, la noticia segu¨ªa siendo su cara. Qu¨¦ aspecto ten¨ªa ahora y qu¨¦ pensaba explicar al respecto. En una entrevista, dijo: ¡°Nada como una humillaci¨®n internacional para modificar tu perspectiva. Aclara tus prioridades y sacude cualquier superficialidad para la que no ten¨ªas tiempo¡±.
Ninguna mujer en la esfera p¨²blica, ya sean ex vicepresidentas del gobierno o ex estrellas adolescentes de Disney Channel est¨¢ libre de enfrentarse a la paradoja de la cirug¨ªa: no molesta que se la hagan, sino que se note, que se perciba de manera clara el esfuerzo que han hecho para llegar a tener el aspecto que se espera que tengan. Esta misma semana, la actriz Ashley Tisdale escribi¨® en su web, frenshe, un post sobre la experiencia de sufrir escarnio por operarse la nariz hace m¨¢s de una d¨¦cada: ¡°Lo m¨¢s duro no fue la recuperaci¨®n, sino los medios que constantemente trataban de pintarme como a alguien a quien no le gustaba su apariencia. (¡) no es como si llevase toda la vida deseando operarme la nariz¡±, dice, a la vez que califica la experiencia de muy traum¨¢tica.
Han pasado 30 a?os desde que Jennifer Gray se hizo dos rinoplastias que alteraron su aspecto y sigue sin definirse cu¨¢nta y qu¨¦ tipo de cirug¨ªa est¨¢ el p¨²blico dispuesto a tolerar. Parece claro que ese n¨²mero ¨¢ureo est¨¢ m¨¢s cerca de Kim Kardashian que de su hermana Khlo¨¦, que suele ser, junto a su Kylie Jenner el miembro de la familia que se lleva los palos en esta cuesti¨®n, a pesar de que todas participan de una est¨¦tica similar y todas las Kardashian-Jenner tienen sobre los hombros variaciones de lo que Jia Tolentino calific¨® como ¡°la cara de internet¡±. Esa cara ¡°¨²nica y cyborguiana¡±, que es ¡°joven, por supuesto, con la piel sin poros y p¨®mulos altos y jugosos. Tiene ojos de gato y pesta?as largas como de dibujo animado, tiene una nariz peque?a y apropiada y unos labios carnosos. Te mira t¨ªmida pero decididamente, como si su due?a se hubiera tomado medio Klonopin y estuviera considerando pedirte un viaje en avi¨®n privado a Coachella¡±.
Los casos de Zellweger y Grey, aunque separados por tres d¨¦cadas y al menos una ola de feminismo, tienen cosas en com¨²n. El p¨²blico los ley¨® como una traici¨®n porque sintieron que las actrices les robaban la posibilidad de mirar una cara a la que estaban acostumbrados, que era tan suya como de ellas, y que asociaban a un personaje en concreto. Zellweger habl¨® de eso en su art¨ªculo, de ¡°un cr¨ªtico que cuestion¨® la representaci¨®n f¨ªsica de un personaje de ficci¨®n de hace 16 a?os del que se siente due?o y que yo ya no alcanzo¡±, refiri¨¦ndose a Bridget Jones. Y Grey, que ya tiene m¨¢s de 60 a?os y por tanto lleva m¨¢s de media vida justificando la cirug¨ªa a la que se tuvo que someter porque sufri¨® un accidente de tr¨¢fico en Irlanda con el que era entonces su pareja, Matthew Broderick, tambi¨¦n sabe lo que es que el p¨²blico espere ver a Baby Hauseman y se encuentre con otra cosa. ¡°Entr¨¦ en la sala de operaciones como una famosa y sal¨ª an¨®nima. Era como estar en el programa de protecci¨®n de testigos. Ahora siempre ser¨¦ esa actriz que un d¨ªa fue famosa y ahora nadie reconoce¡±. La primera de la lista cuando se hacen galer¨ªas de internet de ¡°celebrities irreconocibles por la cirug¨ªa¡±.
En Instagram existen decenas de cuentas como Celeb Face (un mill¨®n y? medio de seguidores), Celeb Before and After (270.000 seguidores) y Exposing Celeb Surgery (140.000 seguidores) dedicadas a este tipo de escrutinio. Los comentarios, que siempre superan el centenar, alternan entre los detectives de la cirug¨ªa, que tratan de identificar exactamente qu¨¦ operaciones se ha hecho la persona en cuesti¨®n y los defensores de la famosa ¡°simplemente perdi¨® peso¡±, ¡°preciosa de las dos maneras¡±. Algunas cuentas, como la ya desaparecida @igfamousbodies tratan de enmarcar su trabajo como una labor period¨ªstica. Dana Omari, encargada de ese Instagram, citaba en Refinery29 el ejemplo de Kylie Jenner, que neg¨® durante un tiempo haberse operado los labios, justo cuando puso a la venta sus exitos¨ªsimos kits de maquillaje, y por tanto se estaba beneficiando de su mentira.
Pero lo de Moore es distinto. Ella no est¨¢ en los primeros pasos de su viaje en la celebridad, como estaba entonces Jenner, prepar¨¢ndose para optimizar las ganancias que pudiera obtener con la exposici¨®n de su cuerpo, sino en una fase de retirada. Y ah¨ª las reglas son otras, y son complejas. Se considera que est¨¢n envejeciendo ¡°bien¡±, cada una en su segmento de edad, Helen Mirren, Jane Fonda, ?Susan Sarandon, Julianne Moore, Ana Bel¨¦n, Christy Turlington. Por el contrario, lo est¨¢n haciendo ¡°mal¡± Melanie Griffith, Daryl Hannah, Meg Ryan, Donnatella Versace. Algunas, como Nicole Kidman, fluct¨²an entre las dos categor¨ªas seg¨²n la foto y el a?o.
La profesora de la Universidad de Bristol Josephine Dolan habla de esto en su ensayo The silvered beauty myth. ¡°El encanto femenino se reconoce como algo conseguido, fabricado, una forma de representaci¨®n predicada en el consumo de unas habilidades y un artificio¡±, dice. ¡°Dentro de la fabricaci¨®n del mito de la belleza madura entra el rejuvenecimiento a trav¨¦s de una gama de pociones y pinchazos que incluyen, pero no est¨¢n limitados a, los tintes, los cosm¨¦ticos, el botox y la cirug¨ªa. Aunque se reconoce que la belleza madura depende del artificio, existen l¨ªmites normativos. Uno es la postproducci¨®n de fotos, en que se ha llamado, la segunda cirug¨ªa, y otra es el binarismo organizado y arbitrario entre buena y mala cirug¨ªa¡±. Lo que se demanda de estas mujeres no es que no se operen sino que lo hagan, digamos, sin que se note demasiado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.