Rulos y sombrillas
Todo es pol¨ªtica, aunque a veces, sencillamente, hace demasiado calor.
Guardo en un caj¨®n de mi casa una bolsa de tela con unos rulos rosas de velcro, un peine de punta y unas horquillas que recuerdan a Barbie. La usa mi madre dos veces al a?o, cuando viene a visitarme a Madrid. Su imagen viendo una pel¨ªcula, haciendo un crucigrama o leyendo una revista como esta con la cabeza llena de rulos es una constante desde que tengo uso de raz¨®n (aunque hay d¨ªas en los que no la tengo). Ella no quiere o¨ªr hablar de planchas ni tenacillas. ¡°Los rulos son mejores¡±, aclara siempre que me descuido, y a?ade: ¡°P¨®ntelos. Ver¨¢s qu¨¦ mona¡±. Un d¨ªa, en nombre del periodismo de investigaci¨®n, quise entender por qu¨¦ durante d¨¦cadas hab¨ªan sido el gadget de belleza m¨¢s usado por las espa?olas. Lo entend¨ª: qu¨¦ majestuosidad. Un rulo bien puesto te convierte en una diva.
Pienso en unas mujeres que vi paseando por Gran V¨ªa a pleno sol con una sombrilla en la mano. No eran japonesas, ni extras de una pel¨ªcula de ¨¦poca, sino que llevaban tops de ganchillo y enviaban audios con un acento andaluz como el m¨ªo. Las sombrillas son inc¨®modas, y cuando las llevamos, apetece caminar dando pasitos cortos, pero aun con estos inconvenientes, de vez en cuando, aparecen por nuestras calles sin ¨¢rboles. El calentamiento global influye y que somos peliculeras y noveleras, tambi¨¦n. Los rulos nos hacen parecer divas y una sombrilla nos convierte en la condesa Olenska en La edad de la inocencia y eso me parece bien, como todo lo que no se toma muy en serio, aunque lo sea. Los c¨®digos de belleza no son est¨¢ticos y eso me parece a¨²n mejor.
El calor del verano condiciona nuestro aspecto, nuestra cosm¨¦tica y nuestros movimientos. A¨²n no he ca¨ªdo en la sombrilla, pero s¨ª en las Booby Tapes, esas cintas adhesivas que elevan el pecho y, sobre todo, permiten olvidar el sujetador. Considero y pruebo toda alternativa a esa prenda: cubiertas de silicona, parches, adhesivos para pezones, adhesivos para escotes¡ Las hermanas Bianca and Bridgett Roccisano fundaron Booby Tape en 2018 y ellas definen esta marca, con desparpajo, como ¡°el primer cosm¨¦tico para el pecho¡±; en la ¨²ltima edici¨®n de Cosmoprof ocupaban un lugar prioritario. Estas australianas se precian de haber dise?ado las cintas originales (de hecho, hoy hay copias por todos lados) y tambi¨¦n de que celebridades como Jennifer Lopez o Gigi Hadid usen sus productos. Existen cremas para la firmeza del pecho, y son ¨²tiles, pero este invento sencill¨ªsimo tira por la calle del medio y apuesta por el corto plazo.
Evitar el sujetador no nos convierte en feministas con carn¨¦, ni usarlo en mujeres sometidas. La prenda no es inocente, ninguna lo es, y en esta resuenan, de lejos, ecos de libertad o represi¨®n, aunque en ocasiones, el s¨ªmbolo se relaje. No todas las razones de su olvido son pol¨ªticas: la firmeza del pecho ya no es prioritaria y encontramos mucha ropa con escotes traseros. Hemos sobrepolitizado el cuidado personal y, aunque agota, eso es mejor que infrapolitizarlo y despojarlo de significado, porque no hay nada m¨¢s profundo que lo que roza la piel. Es pol¨ªtica no depilarse y tambi¨¦n depilarse, te?ir las canas y dejarlas libres, tener las manos ocupadas con una sombrilla o usar gorra, peinarnos como nuestras madres o despeinarnos, llevar las u?as largas o con manicura de bailarina. Todo es pol¨ªtica, aunque a veces, sencillamente, hace demasiado calor y nos apetece lucir la espalda. Aunque, pens¨¢ndolo bien, eso tambi¨¦n es pol¨ªtica.
*Anabel V¨¢zquez es periodista. ?Sus obsesiones confesas? Las piscinas, los masajes y los juegos de poder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.