El ¨²nico b¨¢lsamo de labios que necesitas cuesta dos euros y se hace a mano en Castell¨®n
Los laboratorios Calduch crearon Suavina para los recolectores de naranjas con labios agrietados y guardan la f¨®rmula en secreto desde 1880. Descubrimos las bondades de este objeto de deseo de la cosm¨¦tica nicho.
Hay varios b¨¢lsamos labiales en el mercado con pedigr¨ª y usuarios fan¨¢ticos que hacen proselitismo ??¨Cpocos productos hay tan adictivos y necesarios en los meses de fr¨ªo¨C. Las modelos, cuando les hacen la cl¨¢sica pregunta sobre sus productos preferidos, suelen recomendar el de Kiehl¡¯s, en formato de tubo. Y tambi¨¦n arrastran buena reputaci¨®n los de Av¨¨ne, Blistex y el Eight Hour Lip Balm de Elizabeth Arden. Ninguno de ellos, sin embargo, es tan barato y tan artesanal como la Suavina, la crema labial mentolada que no ha alterado su f¨®rmula desde 1880 y que se puede encontrar en cualquier farmacia espa?ola. No siempre est¨¢ en stock, pero puede pedirse y por lo general tarda un d¨ªa o unas horas en llegar.
Este a?o la Suavina estren¨® envase, una caja con rosca de color crema que cre¨® el estudio Lavernia & Cienfuegos de Valencia respetando la l¨ªnea del anterior packaging, que a¨²n se encuentra en muchas farmacias y llevaba intacto desde 1965. El formato actual no dista mucho de las primeras cajitas de madera en las que empez¨® a venderse el producto, y que en 1940 se sustituyeron por envases de metal.
Con el nuevo tarrito, llega tambi¨¦n una ligera subida de precio, pero tambi¨¦n m¨¢s cantidad de producto (dos euros por diez gramos de b¨¢lsamo, frente al anterior que costaba 1,50 y conten¨ªa ocho gramos). Cada uno puede durar meses, as¨ª que sigue siendo una imbatible ganga cosm¨¦tica.
Lo que distingue a la Suavina de otros b¨¢lsamos es su textura, nada pastosa, y la sensaci¨®n de frescor que aporta el mentol, que se combina primero con una mezcla de aceites esenciales y se funde con un medio graso. Todo ese proceso sucede todav¨ªa en la rebotica de la farmacia Calduch de Castell¨®n, con dos personas que se encargan de envasar a mano cada tarrito ¨Cse producen unos 200.000 al a?o¨C y bajo la supervisi¨®n de dos Vicente Calduch, bisnieto y tataranieto del primer Calduch que cre¨® la f¨®rmula que, por supuesto, no revelan. El m¨¢s joven, que curs¨® un m¨¢ster en cosm¨¦tica y trabaj¨® en varios laboratorios antes de volver al negocio familiar, es consciente del valor de lo que tienen en casa: ¡°Mi antepasado, Vicente Calduch Solsona, era farmac¨¦utico en Villareal y se invent¨® un ung¨¹ento para los agricultores, los recolectores de naranjas sobre todo, a los que se les agrietaban los labios en el campo. Pronto, se extendi¨® la fama y empez¨® a llegar gente de los pueblos vecinos a comprar lo que se conoc¨ªa como el ¡®ung¨¹ento de Vila-real¡¯¡±.
Ese primer fundador tuvo cuatro hijos, todos farmac¨¦uticos, y el mayor de ellos se estableci¨® en Castell¨®n en 1909, donde siguen despachando f¨®rmulas magistrales y donde es habitual que lleguen clientes a comprar diez ¨® 20 cajas de Suavina, contando historias de c¨®mo sus abuelas ya se la aplicaban de peque?os. ¡°De hecho, en Castell¨®n, se dice ¡®una suavina¡¯ en lugar de ¡®cacao labial¡¯ como se dice ¡®danone¡¯ por ¡®yogur¡¯¡±, cuenta Calduch. El producto tambi¨¦n es bastante conocido en el resto de la Comunidad Valenciana y en partes de Catalunya y Arag¨®n. ¡°Nos gustar¨ªa crecer m¨¢s pero no lo tenemos f¨¢cil, no tenemos una red comercial y es dif¨ªcil competir con las grandes marcas, que llegan con ofertas muy agresivas a las farmacias¡±, comenta. Curiosamente, el precio tan barato tambi¨¦n es ¡°un arma de doble filo¡±. A las farmacias, cree Calduch, no les interesa promocionar un producto que cuesta dos o tres veces menos que sus competidores. Tampoco es sencillo aumentar la tirada, dado el m¨¦todo artesanal de producci¨®n.
A pesar de esos inconvenientes, los productos como la Suavina s¨ª tienen a su favor una nueva corriente de apreciaci¨®n de la cosm¨¦tica nicho y con ra¨ªces locales. Webs como Laconicum, que se define orientada ¡°a curiosos, beauty freaks y pioneros¡± y s¨®lo vende independientes y dif¨ªciles de encontrar valoran este tipo de referencias, que adem¨¢s de una f¨®rmula a?aden cierto relato y garant¨ªas de un proceso de producci¨®n limpio. No es casual que en los ¨²ltimos a?os hayan surgido l¨ªneas como la de La Albufera, que se hace con germen de arroz de la Albufera de Valencia, o Matarrania, elaborada con aceite del Bajo Arag¨®n. Adem¨¢s, los veintea?eros y treinta?eros hayan vuelto a apreciar las aguas de colonia tradicionales de ?lvarez G¨®mez.
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