Veinte minutos
Hago muchas cosas y no me estreso con facilidad y s¨¦ por qu¨¦: vivo a golpes de 20 minutos. No s¨¦ si eso es un acierto o una l¨¢stima; decidirlo igual me lleva m¨¢s de 20 minutos.
?Hago muchas cosas?. Esa es la profesi¨®n que aparece en mi tarjeta de visita, que es algo que a¨²n existe y uso. Hago muchas cosas y no me estreso con facilidad y s¨¦ por qu¨¦: vivo a golpes de 20 minutos. No s¨¦ si eso es un acierto o una l¨¢stima; decidirlo igual me lleva m¨¢s de 20 minutos. Invierto 20 minutos en ducharme, acicalarme y decidir qu¨¦ ropa llevar¨¦, 20 minutos en desayunar, 20 minutos en dejar la casa en orden, 20 minutos en llegar a mi oficina (con parada en el escaparate de Zara), 20 minutos en hablar con mi madre; hago descansos de 20 minutos, abro un libro y le dedico 20 minutos, no aguanto las reuniones de m¨¢s de 20 minutos. Vagabundear por Instagram: 20 minutos. Yoga con Xuan Lan: elijo el v¨ªdeo de 20 minutos. Tiempo de secado de u?as: 20 minutos. Veinte minutitos m¨¢s y luego me levanto. Este es mi reloj biol¨®gico. En muchas ocasiones hago trampa y uno, dos o tres bloques. Yo pongo mis reglas, yo me salto mis reglas. Con estos bloques controlo mi tiempo y eso es una fuente desaforada de bienestar. Si me llamaran para una charla TED tendr¨ªa el t¨ªtulo: ?Que te sobre un poquito de tiempo?. Ojal¨¢ no lo hagan, pero en 20 minutos tendr¨ªa claro qu¨¦ decir. En qu¨¦ momento dejamos de usar una mascarilla (cosm¨¦tica) porque exig¨ªa 20 minutos. Esta categor¨ªa de producto nos pide lo m¨¢s valioso y tambi¨¦n lo m¨¢s abundante que tenemos: tiempo. Hay 72 bloques de 20 minutos al d¨ªa, 504 a la semana. Hay tiempo para aplicarnos, de vez en cuando, una mascarilla hidratante en la cara o una nutritiva en el pelo. La cosm¨¦tica r¨¢pida es siempre bienvenida, pero la lenta, ?ay!, c¨®mo nos desaf¨ªa. Impacta en nuestra l¨ªnea de flotaci¨®n: ese cuento que nos contamos con mucho drama y que dice que no tenemos Tiempo; as¨ª, con may¨²scula, como si fu¨¦ramos santo Tom¨¢s de Aquino.
Hay cosm¨¦tica, sobre todo mascarillas, que exigen tiempo. Sus resultados pueden ser similares a las que no lo hacen, pero la manera en la que nos enfrentamos a ambas es diferente. En un caso es un tr¨¢mite, en otro un ritual, aunque a esta pobre palabra la estamos manoseando tanto que est¨¢ perdiendo el aura. Como buena veintemaniaca soy defensora de la ciudad de los 20 minutos. Esta idea de ciudad busca que todo lo necesario para tener una buena vida sea accesible a 20 (o 15) minutos a pie, transporte p¨²blico o bicicleta; algunos lugares como Portland, Melbourne o Par¨ªs ya han comenzado a hacerla realidad. Alcalde/sa que diga que la lleva a cabo, alcalde/sa que tiene mi voto; no es as¨ª exactamente, pero s¨ª. Me empadronar¨ªa en Par¨ªs para poder votar a Anne Hidalgo, una de las abanderadas de esta propuesta. La ciudad de los 20 minutos es fabulosa y tambi¨¦n cara, lenta y rompe en 20.000 pedazos la idea de ciudad en la que nos hemos acostumbrado a vivir, donde el coche es el protagonista y hemos normalizado tardar una hora en llegar a trabajar. Eso nos parece razonable y dejarnos puesta 20 minutos una mascarilla con ¨¢cido hialur¨®nico, no. Qu¨¦ raritas somos las personas. Yo vivo en mi particular ciudad de los 20 minutos: tardo ese tiempo en llegar al Parque del Oeste, paso 20 minutos caminando por ¨¦l y tardo otros 20 en volver a casa. El paseo es uno de mis cosm¨¦ticos favoritos. Adem¨¢s, como criatura de mi tiempo, lo hago escuchando podcasts. Hay uno que dura 20 minutos llamado ?Entiende tu mente?, con consejos psicol¨®gicos sobre problemas comunes.
Me gusta reafirmarme en mi veinteman¨ªa y comprobar que no estoy sola en el mundo. Precht es un estudio de Austria que ha dise?ado el Parc de la Distance. La idea surgi¨® al comienzo de la pandemia, cuando se fantaseaba con espacios en los que la distancia social se asegurara. Ellos han planteado una suerte de laberinto en el que las personas pueden dar paseos de 20 minutos sin cruzarse con nadie. El parque bebe de los jardines franceses y de los japoneses y la idea es que se construya en un solar de Viena. El Parc de la Distance es perfecto para personas mis¨¢ntropas y veintemaniacas. Tengo la mano levantada. Chaplin tambi¨¦n es parte de mi club. ?l dirigi¨® un cortometraje mudo en 1914 que se llama Twenty Minutes of Love y que me reafirma en que en 20 minutos cabe hasta el amor. El cortometraje dura 10.
*Anabel V¨¢zquez es periodista. ?Sus obsesiones confesas? Las piscinas, los masajes y los juegos de poder.
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