2020, jaja: manual del a?o del optimismo delirante

A Viktor Frankl la obsesi¨®n cultural por experimentar la felicidad a cualquier precio y a todas horas que ve¨ªa en EE UU le sacaba de sus casillas. ?Quien no haya pasado por dificultades adversas no se conoce bien?, sentenciar¨ªa. Superviviente a varios campos de concentraci¨®n (Auschwitz y Dachau), el psiquiatra austriaco escribi¨® El hombre en busca de sentido tras su liberaci¨®n, donde relataba? la angustia, soledad y sensaci¨®n de abismo que experiment¨® al comprobar en M¨²nich que ninguno de sus familiares hab¨ªa sobrevivido al exterminio nazi. El suyo era un tratado sobre c¨®mo ese camino tortuoso y de b¨²squeda de significado a su experiencia le ayud¨® a cultivar la esperanza. Aquel texto acabar¨ªa vendiendo millones de copias, sirviendo como manual del buen desconsuelo para generaciones venideras y convirti¨¦ndose en uno de los 10 libros m¨¢s influyentes en Estados Unidos, seg¨²n una encuesta de la Biblioteca del Congreso en 1991. A El hombre en busca de sentido se la considera como la biblia del ?optimismo tr¨¢gico? por aquello de buscar algo en lo que aferrarse y levantarse cuando todo lo que d¨¢bamos por seguro en nuestra vida se derrumba de golpe.

En un a?o demoledor para el primer mundo en el que han colapsado simult¨¢neamente nuestro sistema sanitario, econ¨®mico y mental, ?qui¨¦n en su sano juicio se atrever¨ªa a definirse como optimista en 2020? Definitivamente alguien que delira o que vive inmerso en una burbuja de privilegio a lo Kardashian, simulando a golpe de billetera una vieja normalidad que nunca m¨¢s ser¨¢ en islas paradis¨ªacas ajenas a la hecatombe. As¨ª lo ve Avery Trufelman, la podcaster de The Cut, que dedic¨® uno de sus programas a investigar qu¨¦ significa, precisamente, buscar el lado soleado de la vida en plena cat¨¢strofe. Trufelman asegura que el desprecio sem¨¢ntico hacia el optimismo se ha normalizado tanto que ya est¨¢ asumido en el relato medi¨¢tico. El optimismo, seg¨²n la periodista, es el eufemismo del delirio en 2020. Como cuando las noticias dicen que los c¨¢lculos ?m¨¢s optimistas? para encontrar una vacuna al coronavirus est¨¢n en una fecha que todos asumimos, incluido quien redacta esa noticia, que no se cumplir¨¢. Normalizar la alucinaci¨®n por pura supervivencia.

Rachel Cusk escribi¨® que si los matrimonios funcionan y siguen funcionando pese a las contradicciones sociales que representan es por la suspensi¨®n de la incredulidad. 2020 la sac¨® de ese microuniverso de dos y la llev¨® a un estado mental global para sostener su propia cordura. As¨ª estamos desde marzo, desde que empezamos a repetirnos lo de ?Son 15 d¨ªas de encierro y salimos? y aprendimos que nunca m¨¢s ser¨ªa solo eso. En este nuevo horizonte en el que las certezas ya no lo son m¨¢s, nos agarramos a las ilusiones improbables para poner un falso orden en el caos del ma?ana. La crisis del coronavirus no solo nos obliga a lidiar con el optimismo tr¨¢gico y buscar significado a lo que acontece ¨Cque tambi¨¦n y menudo trabajito estamos haciendo¨C, tambi¨¦n nos impulsa a aferrarnos a lo que sabemos que nunca pasar¨¢ en el a?o que vivimos neg¨¢ndonos constantemente el futuro.

Optimistas delirantes fueron aquellas 65.000 almas que agotaron en 10 d¨ªas los abonos para una edici¨®n del festival Primavera Sound en 2021, cifra r¨¦cord en tiempo de venta en la historia del certamen. Aquellos fueron seres esperanzados, movidos por la ilusi¨®n de bailar de nuevo en masa, a¨²n sabiendo que no existe un escenario optimista para una vacuna y para volver a las grandes multitudes. Optimista delirante es quien quiere creer que existe un futuro (o un presente) en el que la nueva normalidad dar¨¢ paso a la vieja como si nada. Como cuando Trump dijo aquello de ?Desear¨ªa tener nuestra vida de vuelta?, frase que recoge y analiza Zadie Smith en La excepci¨®n americana, uno de sus ensayos sobre el confinamiento en la antolog¨ªa Confesiones (Salamandra). ?Suena como un deseo de decencia en tiempos de guerra, volver a la vida de antes [¡­] Pero nadie en 1945 quer¨ªa volver a su ¡®vieja vida¡¯, volver a 1939, excepto para resucitar a los muertos. El desastre exig¨ªa un nuevo amanecer. Solo un pensamiento nuevo puede llevar a un nuevo amanecer?.

Sobre c¨®mo actuamos en los desastres escribe Jenny Offill en el tambi¨¦n reciente Clima (Libros del Asteroide) que es un mito eso de que la gente sienta p¨¢nico cuando se produce una emergencia. ?El 80% de la gente simplemente se queda petrificada. El cerebro se niega a aceptar lo que est¨¢ sucediendo. Sobreviven los que se atreven a moverse?, apunta. Visto en nuestro contexto, ese movimiento no tiene por qu¨¦ ser dejarse los ahorros en una fiesta de supercontagiadores en una isla privada. Basta con, como recoge Rebecca Solnit en Un para¨ªso en el infierno (Capitan Swing), aprender a que ?este curso intensivo de identificaci¨®n de conexiones? que son los desastres nos lleve a vislumbrar ?lo que es fuerte, lo que es d¨¦bil. Lo que importa y lo que no?. Claro, que eso lo podemos ir desarrollando de cara a 2021. Mientras tanto, me permito resumir este a?o con la frase que unos amigos grabaron en el? collar de oro para el cumplea?os de una buena amiga a la que llevo meses sin ver (y abrazar) por esta crisis: ?2020,? jaja?.