Qu¨¦ es el ¡®v¨ªnculo traum¨¢tico¡¯ y por qu¨¦ es tan f¨¢cil confundirlo con el amor en las relaciones t¨®xicas
Conocido tambi¨¦n como ¡°apego disfuncional¡±, las relaciones que se basan en este tipo de conexiones se sostienen sobre traumas compartidos y se caracterizan por la presencia del abuso
En el instante en el que la terminolog¨ªa psicol¨®gica se adentra en las conversaciones del d¨ªa a d¨ªa e incluso en los realities de citas, queda claro que cada vez es m¨¢s habitual que t¨¦rminos que antes quedaban relegados a las sesiones de terapia formen ahora parte del l¨¦xico diario de un creciente grupo de personas que al emplear tales conceptos en sus charlas habituales y en sus redes sociales permiten a muchas otras darse cuenta de que sus citas o parejas abanderan determinadas red flags. Este creciente vocabulario con el que definir ciertos comportamientos y conductas permite adem¨¢s identificar cu¨¢ndo una relaci¨®n es t¨®xica.
La importancia del ¡°calado pop¡±
Si como dijo el fil¨®sofo George Steiner, ¡°lo que no se nombra no existe¡±, la infiltraci¨®n de este l¨¦xico terap¨¦utico en ¨¢mbitos alejados a la terapia permite advertir situaciones que, para ser combatidas, primero han de ser descubiertas. As¨ª lo cree Olga Barroso Braojos, autora de ¡®El amor no maltrata¡¯ (Shackleton books, 2024), donde expone y analiza el comportamiento de los hombres que maltratan a sus parejas. La psic¨®loga, que cuenta con una amplia trayectoria en la atenci¨®n a mujeres supervivientes del maltrato en la pareja, enfatiza la importancia de disponer de informaci¨®n de determinados perfiles para poder identificarlos en el momento en el que alguien tropiece con ellos. Se?ala que gracias a la literatura existente al respecto y al creciente contenido vinculado a esta tem¨¢tica, cada vez m¨¢s personas pueden reconocer comportamientos y perfiles ante los que poder actuar.
Qu¨¦ es el trauma bonding
En los perfiles de coaches de pareja y psic¨®logas, as¨ª como en los mencionados programas televisivos destinados a encontrar pareja o a poner a prueba las relaciones de sus participantes, ha salido a la luz en m¨¢s de una ocasi¨®n el denominado trauma bonding, que es un tipo de v¨ªnculo al que en los ¨²ltimos meses han aludido diversas participantes de shows como La Isla de las Tentaciones o Perfect Match.
Candela Navas, psic¨®loga especializada en violencias, se?ala que los v¨ªnculos traum¨¢ticos se refieren a una relaci¨®n de violencia en la que se dan din¨¢micas de ambivalencia y manipulaci¨®n, para entrar entonces en marcha el ciclo de la violencia: escalada de la tensi¨®n, explosi¨®n de violencia, fase de reconciliaci¨®n o ¡°luna de miel¡± y regreso al comienzo. ¡°Desde la perspectiva de la persona en el rol de v¨ªctima, todos estos fen¨®menos, sumados a su historia de aprendizaje (es decir, las diferentes experiencias relacionales que ha tenido y los patrones que ha desarrollado) y al contexto social, que fomenta relaciones asim¨¦tricas de poder, hacen que la propia persona no se d¨¦ cuenta de lo que est¨¢ sucediendo (las famosas banderas rojas), le reste importancia por miedo a afrontar la realidad y a la otra persona y se sienta culpable. Incluso se puede generar dependencia emocional, es decir: que su bienestar dependa de lo que haga la otra persona¡±, explica a S Moda.
En el estudio ¡®Emotional attachments in abusive relationships: a test of traumatic bonding theory¡¯ (Apegos emocionales en relaciones abusivas: una prueba de la teor¨ªa del v¨ªnculo traum¨¢tico), Donald Dutton y Susan Painter ahondaron en las bases del v¨ªnculo traum¨¢tico al estudiar los casos de 75 mujeres sumidas en relaciones abusivas. Se?alaron que el abusador maltrata de forma peri¨®dica e intermitente a su pareja para despu¨¦s, con la finalidad de compensar sus actos, poner en marcha acciones positivas. Elizabeth Clap¨¦s, autora de ¡®T¨² no eres el problema¡¯ (Montena, 2024), en el que la psic¨®loga ayuda a sus lectoras a reconocer a un depredador emocional, explica el porqu¨¦ del magnetismo de tal intermitencia. ¡°Quien recibe este tipo de comportamiento se queda a la espera de recibir las pinceladas de cari?o, aprecio y aprobaci¨®n que aparecen entre episodios de maltrato. Aunque haya dolor, espera el momento en el que la otra persona le d¨¦ algo bueno. Tambi¨¦n hay una manipulaci¨®n psicol¨®gica detr¨¢s, que hace que esa persona sienta que es el problema, que no puede salir de ah¨ª y que no hay nada m¨¢s all¨¢ de esa relaci¨®n, por lo que es todo a lo que aspira. La intermitencia que caracteriza a estas relaciones engancha¡±, asegura. ¡°Sin duda, el problema es que pese a descubrir que su pareja es abusiva, depende tanto de ella para su seguridad y su sentido de identidad, que no puede irse. Aunque es posible que ya no idealice a su pareja, no puede tolerar estar sola, pues necesita estar en una relaci¨®n¡±, a?ade la terapeuta y trabajadora social Annette Kussin, autora de ¡®Entender el apego¡¯ (Urano, 2024), donde ofrece una novedosa visi¨®n sobre la teor¨ªa del apego para reconocer patrones vinculares y entender su procedencia.
Para comprender c¨®mo se genera la uni¨®n sentimental a una pareja t¨®xica o maltratante, Olga Barroso Braojos considera que es necesario saber lo que sucede dentro de una relaci¨®n abusiva. ¡°Lo normal es que alguien se una afectivamente a una pareja que le ha hecho pensar que le ama. Lo anormal es que una pareja le haga creer esto, cuando en realidad, no es as¨ª. Lo que escapa la realidad es que se relacione de un modo manipulador, enga?oso y aplicando un juego sucio sentimental que aniquilar¨¢ la seguridad, la capacidad de discernir la realidad y de confiar en el propio criterio de cualquier persona sana, al menos temporalmente¡±, advierte.
Por qu¨¦ se puede confundir con amor
Al poner el abusador en marcha, al comienzo de la relaci¨®n, manifestaciones afectivas que podr¨ªan encajar con el amor, la v¨ªctima construye una representaci¨®n positiva radicalmente opuesta a la de quien se comporta de forma abusiva. ¡°Esto imposibilita ver como abusivas conductas que verdaderamente lo son y que se alegue que son fruto de un amor tan grande, que la pareja no puede manejar sus actos. O se explica su comportamiento se?alando que la pareja, sencillamente, estaba molesta o enfadada, por lo que pronto regresar¨¢ al modo que manten¨ªa antes de poner en marcha esa conducta inadecuada¡±, explica Olga Barroso Braojos. Se?ala que el refuerzo intermitente anteriormente mencionado, consistente alternancia de conductas dolorosas con otras positivas y amorosas, genera emociones contradictorias complicadas y un aturdimiento que impide adem¨¢s saber cu¨¢l es la realidad. ¡°El cerebro se decantar¨¢ por elegir que la realidad es la que coincide con c¨®mo fue la pareja al principio, en ese tiempo de bombardeo amoroso. Por otro lado, el abusador a menudo manipula a su pareja haci¨¦ndole creer que la ama, que cambiar¨¢ y que nunca volver¨¢ a suceder. Manipula a su pareja para que siga pensando que tiene sentimientos muy intensos y ¨²nicos de amor, y de esta forma, desv¨ªa su atenci¨®n del comportamiento abusivo, para que no lo vea y sobre todo, para que no lo identifique como tal. Si alguien impide a su pareja pensar sobre una realidad, ser¨¢ incapaz de darse cuenta, y si le obliga a pensar que esa realidad es fruto del amor, la confundir¨¢ con ¨¦l¡±, dice.
Olga Barroso Braojos resume c¨®mo identificar cuando alguien ha desarrollado un v¨ªnculo por trauma. ¡°Ocurre si tras el love bombing se esfuerza para que la pareja dependa de ¨¦l, emergiendo despu¨¦s las cr¨ªticas, las acusaciones y la luz de gas; si se empe?a en que la otra persona lo piense todo en pareja y desde la pareja, y pese a todo, cree necesitar al abusador¡±, dice.
El motivo por el que Candela Navas cree que este tipo de relaciones se pueden confundir con amor es que la sociedad las avala y las ha normalizado. ¡°Si vemos que repetidamente tenemos este tipo de relaciones, lo mejor es acudir a una persona profesional que ayude a comprender la historia de aprendizaje, a identificar sus emociones y actuar consecuentemente, a poner l¨ªmites y a sentirse bien para poder ver y rechazar din¨¢micas violentas¡±, recomienda.
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