Candice Huffine: una mujer real
Fot¨®grafos prodigiosos como Steven Meisel o Mert and Marcus han ca¨ªdo rendidos ante sus curvas. La industria venera a modelos plus como Candice Huffine, tras advertir que el mercado XXL va al alza.
?Qu¨¦ tienen en com¨²n todas las chicas Playboy, desde los a?os 50 hasta el presente? Que cada una de ellas, en su momento, ha representado el prototipo de la mujer sexualmente deseable. Pero hay algo m¨¢s que comparten: por m¨¢s que, a lo largo de las d¨¦cadas, las conejitas hayan ido perdiendo redondeces y ganando m¨²sculos, por m¨¢s que la forma y el tama?o de sus pechos hayan variado o que sus pubis, anta?o frondosos, sean hoy lampi?os, hay algo en ellas que ha permanecido inmutable con el paso de los a?os. Algo tan objetivo que se puede expresar en forma matem¨¢tica. Se trata de la raz¨®n cintura/cadera: en todas ellas, oscila entre 0,68 y 0,71 cent¨ªmetros. Es decir, todas ellas ten¨ªan y tienen una cintura marcadamente m¨¢s peque?a que sus caderas. Todas las chicas de los desplegables de Playboy han sido mujeres con curvas.
La persona que se tom¨® la molestia de constatar este dato no fue un freak de la estad¨ªstica ni un obseso sexual, sino el profesor Devendra Singh, reputado psic¨®logo e investigador, quien profundiz¨® en el tema y tambi¨¦n constat¨® que ocurr¨ªa lo mismo con todas las ganadoras del concurso de Miss Am¨¦rica. ?l fue el primero en relacionar el valor de la ratio cintura/cadera con el atractivo femenino y en apuntar las poderosas razones evolutivas que podr¨ªa haber detr¨¢s de las preferencias de los varones por las mujeres de cintura estrecha y caderas poderosas. Desde su punto de vista, que los hombres heterosexuales se queden subyugados ante una mujer con figura de guitarra es fruto de la evoluci¨®n. De alguna manera, esa curva que hoy se nos antoja sexy pudo ser durante milenios un indicador fiable de fertilidad, de capacidad de gestar y sacar adelante a la prole. En definitiva, de perpetuar la especie.
?Efectivamente, hay una corriente en el campo de la psicolog¨ªa evolucionista que sostiene que el gusto por las mujeres con curvas (y por mujeres con curvas se entiende que tengan una cintura cuyo di¨¢metro, aproximadamente, sea unas dos terceras partes del de la cadera) refleja el inter¨¦s masculino por buscar parejas con unas caracter¨ªsticas id¨®neas desde el punto de vista de la salud reproductiva?, corrobora Juan Ignacio P¨¦rez Iglesias, catedr¨¢tico de Fisiolog¨ªa en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y coordinador de la C¨¢tedra de Cultura Cient¨ªfica. Pero ?qu¨¦ tiene que ver la sinuosidad con la reproducci¨®n? ?En las mujeres, las caderas, nalgas y muslos son almacenes de ¨¢cidos grasos poliinsaturados, y esos ¨¢cidos grasos son transferidos durante el embarazo al feto en desarrollo, ya que son esenciales para la formaci¨®n del cerebro fetal. De ah¨ª que la preferencia de los hombres heterosexuales por f¨¦minas con curvas est¨¦ orientada a favorecer una descendencia con mayores habilidades cognitivas?.
Pero hay mucho m¨¢s. En la misma l¨ªnea de la psicolog¨ªa evolucionista, Ambrosio Garc¨ªa Leal, psicobi¨®logo y autor de La conjura de los machos (Ed. Tusquets), pone en duda que la propaganda que se ha hecho de las curvas sea del todo cierta. Si la atrofia mamaria y la estrechez del canal del parto fueron causas significativas del fracaso reproductivo durante la evoluci¨®n del g¨¦nero humano ¨Cnuestros ancestros no ten¨ªan leche de vaca para suplir la materna, ni pod¨ªan hacer ces¨¢reas¨C, es comprensible que unas mamas bien desarrolladas y unas caderas anchas se convirtieran en criterios de elecci¨®n adaptativos por parte masculina?. Pero el tejido adiposo, hoy lo sabemos, ni produce leche ni ensancha la pelvis, por lo que esta publicidad enga?osa debi¨® de acompa?arse de algo verdaderamente ¨²til evolutivamente hablando: la funci¨®n de la grasa.
?La grasa no es un lastre in¨²til, sino una valiosa reserva de energ¨ªa, agua y vitaminas liposolubles?, se?ala Garc¨ªa Leal. ?Las curvas femeninas no son solo una exageraci¨®n ficticia del volumen mamario y la anchura p¨¦lvica, sino un capital del que se puede echar mano en ¨¦pocas de vacas flacas?. Con ¨¦l coincide el doctor Jos¨¦ Ordov¨¢s, director del Laboratorio de Gen¨®mica y Nutrici¨®n de la Universidad de Tufts (Boston) y coordinador del libro Obesity, quien apunta: ?Esta es una de las razones de que, en nuestros d¨ªas, haya much¨ªsimas m¨¢s mujeres que tiendan a acumular grasa en estas zonas en vez de a quemarla. Hace miles de a?os, en ¨¦pocas de grandes hambrunas, el hecho de que una mujer fuera capaz de comer y almacenar fue una ventaja evolutiva, pues as¨ª ten¨ªa reservas de las que tirar en momentos de escasez?.
Pero hay algo curioso en esta exaltaci¨®n de la grasa: si, efectivamente, supon¨ªa una ventaja, ?por qu¨¦ resulta atractiva una cadera ancha y no as¨ª un abdomen prominente? ?Por qu¨¦, en el repertorio de los piropos (machistas), se dice con admiraci¨®n ??vaya culo!? y no, en cambio, ??vaya barriga!?? Nuevamente, la biolog¨ªa evolutiva nos ofrece una interesante pista. ?Una hembra de vientre abultado era sospechosa de estar en estado de buena esperanza y, en consecuencia, no fecundable?, se?ala Garc¨ªa Leal. Y todo ello, al parecer, ha llegado a nuestros d¨ªas. Un reciente estudio, publicado en Live Science, sugiere que la visi¨®n de una mujer con curvas marcadas produce en varones heterosexuales el mismo efecto que el experimentado al consumir alcohol o drogas. Nada realmente novedoso, bromea Steven Platek, del Georgia Gwinnett College en Georgia: ?Hugh Hefner, el fundador de Playboy, nos lo habr¨ªa dicho tambi¨¦n ense?¨¢ndonos los ceros de su cuenta bancaria?.
El lugar no determina el gusto. As¨ª, aunque fue el profesor Singh quien puso en el disparadero cient¨ªfico la cuesti¨®n de las curvas femeninas y sus presuntas ventajas evolutivas ?es un tema bastante controvertido?, se?ala P¨¦rez Iglesias. ?Hay investigadores que no aceptan esta teor¨ªa y que sostienen que el gusto de los hombres por las mujeres curvil¨ªneas es una cuesti¨®n fundamentalmente cultural y que, por lo tanto, var¨ªa con el tiempo y con la geograf¨ªa?. El grupo de Singh tambi¨¦n se plante¨® dudas similares: al fin y al cabo, su investigaci¨®n, contin¨²a P¨¦rez Iglesias, ?refleja el gusto de los varones norteamericanos lectores de la revista, y lo hace solo desde 1953. Por tanto, subsist¨ªa la duda de hasta qu¨¦ punto ese gusto era universal e invariable a lo largo del tiempo?.
Para obtener nuevas pistas, los cient¨ªficos acudieron a descripciones f¨ªsicas de f¨¦minas en la literatura brit¨¢nica, centr¨¢ndose en referencias realizadas a los contornos de sus cinturas. Tras tomar estas muestras literarias, de entre los siglos XVI y XVIII, se descubri¨® que las cinturas estrechas eran siempre descritas en t¨¦rminos elogiosos (incluso cuando hab¨ªa muchas m¨¢s menciones rom¨¢nticas a mujeres rollizas que a delgadas). Y, tambi¨¦n, ?las bellezas femeninas que aparecen en las obras ¨¦picas de la India Mahabharata y Ramayana, de entre los siglos I y III, al igual que en la poes¨ªa palaciega china de la sexta dinast¨ªa, son retratadas con cinturas estrechas?.
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Damon Baker
Esto en lo que se refiere a la cuesti¨®n temporal; pero ?habr¨ªa tambi¨¦n diferencias en funci¨®n de la geograf¨ªa y la cultura? En un nuevo estudio, el grupo de la Universidad de Texas trabaj¨® con varones de Camer¨²n, Samoa, Nueva Zelanda e isla de Komodo a los que mostraron im¨¢genes de mujeres que se hab¨ªan hecho una liposucci¨®n para eliminar grasa de la cintura y a?ad¨ªrsela a la cadera (de modo que ni su peso ni su ¨ªndice de masa corporal variaran). El resultado fue que, tambi¨¦n a ellos, les gustaban m¨¢s las mujeres as¨ª. ?Con independencia del origen geogr¨¢fico y del contexto ambiental y cultural de las poblaciones estudiadas, a los hombres a los que nos gustan las mujeres nos gustan con curvas, y esto es algo que vale para cameruneses, samoanos, brit¨¢nicos y vascos?,concluye P¨¦rez Iglesias.
Este mismo pensamiento era el que ten¨ªa en mente Carmen Posadas cuando escribi¨® un art¨ªculo titulado Los hombres las prefieren gordas en el que dec¨ªa: ?Rind¨¢monos de una vez a la evidencia: los hombres, todos, las prefieren redondas por no decir gordas. Sin embargo, tan mediatizados estamos por la tele y las revistas, que pensamos que los c¨¢nones de belleza son lo que vemos en las pasarelas: ni?as andr¨®ginas?. ??La que se arm¨®!?, recuerda la escritora. ?Nunca he recibido m¨¢s comentarios ni m¨¢s insultos, tanto de hombres como de mujeres, porque se me ocurri¨® decir que Scarlett Johansson est¨¢ gorda¡ Pero es que es verdad: por m¨¢s que quede bien decir que a uno le gusta Audrey Hepburn, en cuanto rascas un poquito te das cuenta de que todo hombre lleva una gordita en su coraz¨®n?.
Parece que s¨ª la llevan desde Mario Vaquerizo ¨C?Me gustan las mujeres con curvas y con tetas. No soy gay?¨C a Carlos Baute ¨C?La curva me encanta, no me gustan las mujeres esquel¨¦ticas, para nada?¨C; desde John Travolta ¨C?Cuando era joven, las mujeres ten¨ªan formas; a m¨ª me gustan Sophia Loren, Brigitte Bardot o Marilyn Monroe?¨C a Toni Cant¨® ¨C?Nunca me han gustado las mujeres delgadas. Lo de que a los hombres nos gustan mujeres contundentes no es un topicazo. ?Es verdad!?¨C, o incluso a Zac Efron ¨C?No sabr¨ªa citar exactamente unas medidas concretas, pero me gustan las chicas con curvas, chicas con caderas?¨C. Y, cada vez m¨¢s, ellas comienzan a darse cuenta de que la obsesi¨®n actual por estar delgadas es mucho m¨¢s femenina que masculina. Del mismo modo, la cantante Edurne, tras ser elegida en una encuesta como la mujer m¨¢s sexy de Espa?a, aseguraba: ?Somos nosotras las que creemos que la delgadez es sensual; a los chicos les encantan las curvas. El cuerpo de guitarra es lo m¨¢s sexy?.
Todo indica que esa aspiraci¨®n a alzarse como la mujer incorp¨®rea, apenas un suspiro, es una trampa en la que ha ca¨ªdo el sector femenino y que tiene bastante poco que ver con el gusto real de los hombres. Pero ?qui¨¦n tendi¨® el lazo? ?En los ¨²ltimos a?os, la moda pareci¨® convertirse en ¨¢rbitro de la elegancia; termin¨® haci¨¦ndonos creer que es ella quien dicta lo que es y lo que no es bello, y nos propuso el modelo de la delgadez m¨¢s elitista?, se?ala Pedro Mansilla, soci¨®logo especializado en moda. ?M¨¢s todav¨ªa: aun a riesgo de caer en la incorrecci¨®n pol¨ªtica, dir¨ªa que la moda es un discurso est¨¦tico que, pese a dirigirse a las mujeres, est¨¢ dominado por un clan formado mayoritariamente por hombres homosexuales. Y, para los gais, una mujer con curvas es demasiado real, demasiado tentadora y apetecible¡ Lo que ha pasado en los ¨²ltimos a?os es que el cine y la m¨²sica han tomado el relevo y han surgido nuevos mitos, como Scarlett Johansson o Beyonc¨¦, m¨¢s sensuales y reales?.
?Todos de acuerdo, entonces? Bueno, no tanto, sobre todo a la vista de la pol¨¦mica entre Carmen Posadas y sus lectores. Aunque, posiblemente, el pecado de la escritora haya sido el de cambiar la palabra curvas por la palabra gordas ¨Calgo que, por cierto, tambi¨¦n ha hecho en m¨¢s de una ocasi¨®n Karl Lagerfeld, aunque en su caso con mucho mayor estruendo medi¨¢tico¨C. Porque el peso cultural del que antes habl¨¢bamos permanece ah¨ª, y, por mucho que, en estos momentos, parezca que hay un reconocimiento del gusto por la mujer rotunda, no estamos ante una oda al michel¨ªn. Una ojeada a las mujeres m¨¢s deseadas y sexies del mundo ¨Cpor ejemplo, en el ranking que cada a?o elabora la revista online Askmen¨C nos mostrar¨¢ a Sof¨ªa Vergara, Miranda Kerr, Kim Kardashian, Rihanna, Kate Upton, Candice Swanepoe¡ Todas ellas, nuevamente, con una raz¨®n cintura/cadera que bordea el 0,7 ideal. Todas ellas con curvas, s¨ª, pero tambi¨¦n sin lorzas.
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Damon Baker
Un perfecto golpe de cadera. Un fotog¨¦nico enfurru?amiento. Largu¨ªsimas piernas que se cruzan y se descruzan. Otra sesi¨®n de fotos de moda. Con la excepci¨®n de que la modelo muestra unas curvas firmes y generosas. La espl¨¦ndida figura de Candice Huffine, que hace pensar en todo lo bueno de la vida, tiene embobado al equipo entero. ??Quiero tener ese cuerpo!?, declarar¨ªa m¨¢s tarde el fot¨®grafo Damon Baker en Twitter. En un mercado tan variado como el actual, una modelo talla 48 no deber¨ªa ser una rareza. Pero en la industria de la moda, donde las medidas se miden con lupa, Huffine lo es. Tras una d¨¦cada trabajando, su nombre empieza a sonar. ?Podemos hacer exactamente lo mismo que las dem¨¢s?, reivindica esta dulce estadounidense de 27 a?os. ?No tenemos que limitarnos a salir en cat¨¢logos de tallas grandes?.
Hoy es parte de la conocida agencia Ford, pero ?c¨®mo empez¨® en la moda?
Participaba en concursos de misses y a los 14 a?os la madre de otra de las chicas me anim¨® a probar suerte como modelo. Mi madre no entend¨ªa nada ?porque para nosotras lo que yo hac¨ªa ya era ser modelo! A pesar de eso, busqu¨¦ en Internet direcciones de posibles representantes, mi madre me sac¨® unas fotos en el jard¨ªn y un fin de semana viajamos de Maryland a Nueva York. Curiosamente, casi todas las agencias me aconsejaron que adelgazase. Menos una, que me propuso formar parte de la divisi¨®n de tallas grandes. Al principio no me hizo ilusi¨®n: era una ni?a, ten¨ªa una talla 38 y no me gustaba que me encasillaran entre las grandes. Pero me ense?aron fotos de mujeres bell¨ªsimas y acept¨¦.
Desde entones esa visi¨®n tanto suya como de las agencias habr¨¢ cambiado mucho¡
Cuando llegu¨¦ a Nueva York en 2003, tras acabar el instituto, no hab¨ªa mercado. Tuve que trabajar de camarera para mantenerme. Ahora Michael Kors, Calvin Klein y casi todos los grandes almacenes utilizan modelos para vender sus tallas especiales porque es un sector que hace ganar mucho dinero.
?Se ha librado de etiquetas?
Eso espero. He trabajado junto a chicas m¨¢s delgadas y nadie se dedica a marcar diferencias. Las modelos plus somos capaces de hacer mucho m¨¢s que el t¨ªpico reportaje de tallas grandes que se publica una vez al a?o en las revistas¡
Su portada de Vogue Italia del pasado junio, fotografiada por Steven Meisel, marc¨® un antes y un despu¨¦s.
Me cambi¨® la vida. Era lo que las modelos como yo est¨¢bamos esperando hac¨ªa tiempo. No es f¨¢cil impulsar el cambio y que los dem¨¢s vean que puedes hacer otras cosas. Este editorial abri¨® los ojos de la industria y demostr¨® que somos guapas, sexies y buenas modelos. Ahora la gente quiere ver m¨¢s.
?Fue un casting diferente a los dem¨¢s?
Nos pidieron que fu¨¦semos sin maquillar, con el pelo en una coleta y ropa sencilla. ?Esa no es la manera en la que las modelos de tallas grandes vamos a los castings! Vestimos con prendas ajustadas, nos arreglamos el pelo y nos pintamos. No pude ni ponerme m¨¢scara de pesta?as porque a Steven Meisel le gusta ver a las chicas lo m¨¢s naturales posible. Al final no ten¨ªa por qu¨¦ haberme puesto tan nerviosa: habl¨¦ con ¨¦l y con la maquilladora Pat McGrath como si fueran mis amigos de toda la vida.
?Ha sufrido experiencias negativas?
No, pero s¨¦ de amigas a las que les mandaron a casa porque eran ?gordas?. Espero que no tengamos que toparnos m¨¢s con ese tipo de situaciones. Hay que cambiar de una vez de mentalidad.
?Alguna vez se ha visto demasiado retocada en las fotograf¨ªas que le han hecho?
No, la verdad. Las controversias pasadas han hecho entender a la industria que la gente lo que quiere ver es a chicas reales.
?A las modelos de talla XL se les exigen cierto tipo de requisitos como no perder peso?
No conviene bajar y subir de talla, a pesar de que algunos clientes te lo pidan. Yo creo que no puedes complacer a todo el mundo: no es sano para ti y, adem¨¢s, es muy complicado. En mi caso, no hago demasiado ejercicio porque viajo a menudo, pero conozco a modelos plus que frecuentan el gimnasio. Lo importante es sentirte bien contigo misma. Ahora hay trabajo para todas, ya seamos musculosas o con curvas.
?Qu¨¦ t¨®pico a la hora de vestir curvas hay que desmontar de una vez?
Durante a?os se empe?aban en ponernos ropa grandota y tacones anchos pero nos favorecen m¨¢s las prendas ajustadas. Personalmente, suelo llevar vestidos cortos porque estoy orgullosa de mis piernas. Me va el estilo rockero, los vaqueros pitillo y abuso del negro. Pero no lo hago por parecer m¨¢s delgada, sino porque en Nueva York la gente tiende a vestir en tonos oscuros.
?D¨®nde compra?
Las tallas de Zara son peque?as para m¨ª pero tampoco me gusta que haya una secci¨®n espec¨ªfica dedicada a las grandes como sucede en H&M. Ahora, ya hay muchas tiendas que incluyen una gran variedad de tallaje. Es de caj¨®n: nosotras tambi¨¦n tenemos derecho a ir de compras.
Sujetador de Marina Rinaldi (78?€), falda verde de Cos (79?€)
Damon Baker
Chaleco gabardina de Vogue by Marina Rinaldi (613?€), sujetador (78?€) y culotte (67 €), ambos de Marina Rinaldi; zapatos de Christian Louboutin (1.295?€), sombrero de piel de Harbort (c.?p.?v.), pulsera de plata de Joaqu¨ªn Berao (680?€).
Damon Baker
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