Cuando el trabajo no es un castigo
?Felicidad y trabajo son t¨¦rminos antag¨®nicos? Un congreso se lo plantea.
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En un momento como este, cuando la crisis y el paro alcanzan niveles r¨¦cord, una asociaci¨®n de ejecutivos de recursos humanos (Aedipe, la Asociaci¨®n Espa?ola de Direcci¨®n y Desarrollo de Personas) dedica la segunda edici¨®n de su conferencia internacional a la felicidad en el trabajo. Un amplio panel de expertos se esforzar¨¢ en convencernos de que el mito de S¨ªsifo ¨Ca quien los dioses castigaron a empujar, durante toda la eternidad, un pedrusco gigante monta?a arriba, s¨®lo para que volviese a caer rodando hasta el valle una y otra vez¨C est¨¢ pasado de moda.
Lo m¨¢s probable es que, con la que est¨¢ cayendo, muchas personas prefieran arrastrar la pesada bola que pasearse infructuosamente por las colas del Instituto Nacional de Empleo. Bel¨¦n Varela, una de las organizadoras del Congreso, cree que ¡°son cosas compatibles. No hay que confundir el desempleo con c¨®mo se trabaja. Ni antes ni ahora estamos gestionando bien las personas¡±. Por otra parte, apunta, ¡°la crisis puede ser buena para salir de la zona de confort y encontrar algo m¨¢s all¨¢¡±.
La cuesti¨®n es que la felicidad es rentable. Las cuentas salen ¨Co deber¨ªan salir¨C tanto para el empleado como para el empleador. Esto es lo que promulga la Happynomics o ¡°econom¨ªa de la felicidad¡±, un concepto cada vez m¨¢s extendido en el que investigadores de diversos ¨¢mbitos ¨Cpsic¨®logos, m¨¦dicos o economistas, por ejemplo¨C coinciden para investigar la relaci¨®n entre la felicidad y cualquier cuesti¨®n relacionada con lo social. Es terreno f¨¦rtil para la psicolog¨ªa positiva de Martin Seligman y para abundantes superventas, como Alexander Kjreulf, el autor de La hora feliz es de 9 a 5.?
El estr¨¦s es la primera causa de baja laboral en Europa, con las consiguientes p¨¦rdidas econ¨®micas. ¡°Que una persona curse baja por estr¨¦s significa que lleva mucho tiempo arrastrando momentos infelices. Y no s¨®lo suyos, tambi¨¦n de los que le rodean. Y el periodo de recuperaci¨®n es muy largo¡±, dice Maite Crespo, ponente del encuentro. Ella misma pas¨® por una experiencia que le llev¨® a dejar su trabajo de ejecutiva en el sector industrial y publicitario para montar su propio negocio, dedicado a aliviar el estr¨¦s en las empresas utilizando herramientas del yoga. ¡°Si el estr¨¦s de corta duraci¨®n es necesario para la vida, su acumulaci¨®n en el tiempo siempre desemboca en infelicidad laboral y, a la larga, en enfermedad¡±, se?ala.
El franc¨¦s Laurent Gournelle, experto en desarrollo personal, dec¨ªa en una entrevista reciente que muchos empleados van al trabajo como el que va al matadero, y que un buen jefe ¡°ha de animar a sus trabajadores para que se sientan bien¡±. Sentirse bien, opina Varela, equivale a que el empleado sepa cu¨¢l es su papel en la empresa. En su opini¨®n un buen jefe es aquel capaz de ¡°descubrir el potencial de cada uno, m¨¢s all¨¢ de lo evidente¡±. Una visi¨®n similar a la de Crespo, que cree que ¡°sentirse feliz est¨¢ relacionado directamente con el sentido que le damos al ir a trabajar, con que el esfuerzo que invertimos en algo d¨¦ fruto y se materialice¡±.
?Es empezar la casa por el tejado? Grupos como el ?movimiento para los horarios racionales establecen otras prioridades. Crespo est¨¢ de acuerdo en que no poder ser responsable de la vida familiar es un tremendo desencadenante de frustraci¨®n. Pero indica que no s¨®lo en el trabajo tendr¨ªan que revisarse los horarios. ¡°Es una barbaridad que el prime time en la televisi¨®n sea a las 10.30 de la noche. Levantarse con sue?o conduce a una falta armon¨ªa y equilibrio¡±, se?ala.
Para Crespo, ¡°los cambios tendr¨ªan que hacerse desde lo b¨¢sico. Colocar a un ser humano contra una pared es una tortura. Ponle de espaldas a la pared. Dale una silla c¨®moda. Son cosas bobas, pero con mucho sentido. Que no haya oscuridad, que el puesto de trabajo no d¨¦ a un patio con basuras¡ Ese desequilibrio est¨¦tico no te va a ayudar a estar tranquilo¡±.
Todo sea para evitar las malas vibraciones. Alcanzan hasta las plantas, se?ala Varela, testigo reciente del fallecimiento de una frondosa Costilla de Ad¨¢n v¨ªctima de un nuevo gestor insatisfecho. Es de suponer que con Valera las plantas estar¨¢n contentas; se denomina ¡°especialista en gesti¨®n del optimismo¡±, y lo explica as¨ª: ¡°Las empresas gestionan mal las expectativas. No trabajan el potencial ni dan libertad¡±. En lugar de eso, en su consultor¨ªa Varela da herramientas para que las empresas interpreten lo que sucede positivamente.
Frente a este optimismo a prueba de bomba, Crespo apuesta por conseguir que el trabajador se sienta responsable de su vida, parte activa de la mejora de la empresa. Algo muy ¨²til en un pa¨ªs donde abunda el paternalismo y tambi¨¦n los directivos feudales. ¡°La confianza es la clave de la discusi¨®n. No se puede crear sin ella¡±, se?ala.
?Y si todo falla? ¡°Todos tenemos herramientas para fabricar pausas de calma, pausas de serenidad¡±, dice Crespo. ¡°Con la mente bloqueada no podemos tomar decisiones adecuadas. El saber mantener la calma es un factor de felicidad. La premisa es que s¨®lo hay que entrenar las tres herramientas con las que todos venimos ?equipados de serie?: cuerpo, respiraci¨®n y mente. Parar, pensar y despu¨¦s actuar. Para avanzar hay que aprender a parar¡±.
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